Miércoles 04 de junio 2025

Romina Campo se tuvo que pagar en dólares la atención médica por el alud

Redacción 20/03/2010 - 01.05.hs

(Macachín) - Romina Campo, la joven macachinense que escapó a la muerte cuando se produjeron avalanchas en inmediaciones de Machu Picchu, rompió el silencio. Lo hizo a través de una carta enviada ayer a este diario.
"A las 3 de la mañana, hora de Perú, me desperté escuchando el grito de Lu (por Lucía Ramallo Sarlo, su amiga fallecida), las piedras de la terraza que nos hacía de paredón a la carpa se desmoronó, esas piedras nos golpearon. Los porteadores, personal de la empresa 'Infocusco', fueron quienes armaron las carpas debajo de las terrazas", acusó.
"Ambas dormíamos en la misma carpa y dentro de la misma bolsa de dormir. El resultado, ya lo sabemos. Los chicos que estaban en el mismo campamento me rescataron, me contuvieron y asistieron a Lucía. Entre ellos una turista del contingente, la médica Claudia Rodríguez, hizo lo posible por Lucía", agregó.
"Mi familia en Macachín se enteró a las 5 de la mañana, pero mi familia en Argentina cuando Daniela (Zignago), una turista que estaba en el campamento junto a mí, se comunicó con mi mamá y le contó todo lo ocurrido. A partir de allí, mi familia se contactó con el ministro del Interior Aníbal Fernández (a través de una gestión del senador Juan Carlos Marino) y el consulado en Perú. La ayuda llegó cerca del mediodía y consistió en ponerme en una camilla y llevarme hasta el Valle Sagrado (Machu Picchu), a un centro de salud", siguió explicando.

 

Cobro de atención.
Campo confirmó lo que había trascendido, que personal del sistema sanitario se aprovechó de la situación. "En el centro de salud del Valle Sagrado me cosieron la cabeza (sin anestesia) a un costo de 120 dólares, me dieron reposo de 30 minutos. Recién ahí recibí atención médica porque los porteadores no tenían conocimiento de primeros auxilios. De allí me trasladaron en un camión unos 15 minutos, luego me pusieron en una camilla para cruzar un puente a través del recorrido que hace el tren turístico, pero en camilla hasta llegar a Aguas Calientes. El recorrido duró aproximadamente dos horas y durante el trayecto los turistas se tiraban encima de la camilla y sacaban fotos", reveló.
"En Aguas Calientes me recibió un enfermero y quienes estaban a cargo de la evacuación.
Dudaron en llevarme hacia Cusco en helicóptero, me querían poner suero y no pudieron o no quisieron. Uno de los porteadores me aconsejó que disimulé mi ya crítico estado de salud, para convencer a las autoridades de que me suban al helicóptero. Le hice caso y, gracias a él y por la fuerza, me subieron al helicóptero: aún no tenía asistencia médica permanente, sólo la intervención en valle Sagrado", relató.
La pampeana ocupaba el helicóptero junto a otros 16 extranjeros, ninguno de ellos herido. Recordó que llegó a un campo deportivo de Cusco donde le pidieron sus datos personales.
Por su cuenta, solicitó asistencia médica. Alguien le dio los datos de una clínica privada en Cusco, donde encontró una ambulancia. "Sola y en forma personal contraté sus servicios, debí esperar más de una hora sentada en la ambulancia, sin asistencia y sin que me dieran explicaciones del por qué de la demora puesto que allí no había ningún otro herido".
En esa ciudad se encontró con su primo y su novia; y Lucas, un joven que pertenece a la embajada argentina. "Ellos sabían de mi ubicación por las gestiones que mi familia mantenía con el ministro del Interior. Todos los gastos que demandó mi internación, alrededor de 600 dólares, fueron abonados por mí".

 

Falta de ética.
En el escrito Campo criticó la falta de ética del diario porteño La Nación. "Estando internada, un cronista de ese matutino habló dos veces conmigo haciéndose pasar por un empleado del consulado y después lo publicó como una entrevista", aseguró.

 

El 27 le dieron de alta. Y al día siguiente personal del consulado argentino la trasladó al aeropuerto de Cusco, desde donde voló a Lima. En la madrugada del 29 llegó a Ezeiza, en el mismo vuelo que trasladaron a su amiga fallecida.
Campo agradeció a autoridades provinciales, nacionales y de Cancillería. "Por el contrario, las autoridades gubernamentales peruanas y los responsables de las empresas turísticas brillaron por su ausencia", concluyó.

 


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