Jueves 11 de septiembre 2025

Polémica por la obra de Bustriazo Ortiz

Redaccion 13/07/2021 - 21.32.hs

En junio pasado Santa Rosa fue sede de una nueva edición del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba), donde se homenajeó a poetas pampeanos como Juan Carlos Bustriazo Ortiz. En ese contexto, el escritor Cristian Aliaga difundió una selección de poemas del fallecido poeta y en una entrevista periodística dijo que la poeta y albacea Dora Battistón «retuvo la obra».
La entrevista a Aliaga fue realizada por Tiempo Argentino el mes pasado y allí manifestó que tuvo dificultad para rescatar material de Bustriazo. «Él designa albacea a una poeta y profesora de Letras que se llama Dora Battistón. Ella recibe esa obra (…), la mantiene guardada durante mucho tiempo, pero no la publica, la retiene», se quejó y a partir de allí surgió la polémica porque la poeta pampeana salió a replicar lo expuesto por dicho autor.
Aliaga dijo que «no lográbamos acceder a los materiales, salvo a los que él me había mandado personalmente, que eran cinco o seis libros», y que «cuando decidimos publicar su obra, él me remite a la profesora que mencioné y ahí entramos en una zona que nunca pudimos decodificar, nunca supimos bien qué pasó».
Luego de la publicación del extenso reportaje en el diario porteño, Battiston pidió ejercer su derecho a réplica y en una nota contó que en realidad Bustriazo le había entregado la obra completa a ella y a su marido, con quienes compartían una relación de «familiaridad», pero con tres condiciones expresadas por la poeta: «que no se la prestara a nadie, que no se la entregara a ningún gobierno y que si existiera la posibilidad de publicarla, que estuviéramos al frente de esa publicación mi marido y yo».

 

La entrega.
De acuerdo a Battistón, en los años 90 Bustriazo decidió entregarles la custodia de su obra en el medio de sus internaciones en psiquiatría. «Eran más de 70 libros escritos en rollos. Confiaba tanto en mi marido como musicalizador y en mi como estudiosa de su obra que ya nos había dejado antes una parte. Lo que nos entregó era su obra completa, que no tenía copia y era una joya», dijo.
La escritora pampeana sostuvo que la entrega se llevó a cabo «con el escribano que él puso y los testigos que él eligió» y que «en un acta quedó documentada la cesión en custodia de su obra a mi marido y a mí con la indicación de que cualquier intento de publicación nos tuviera al frente».
Sin embargo, Battistón contó que los problemas comenzaron cuando el poeta se casó con Lidia Hernández. «Cuando llegó ese momento dejé de verlo porque Juan Carlos dejó de visitar a sus amigos de siempre. Comenzó allí una especie de rumor de que Bustriazo y su esposa querían la obra y nosotros no se las dábamos», recordó en su descargo.
Y agregó: «Fuimos entonces a su propia casa a decirle que queríamos entregarle la obra pero que esa entrega también se hiciera ante escribano público, del mismo modo que él nos la había entregado. Él nunca nos pidió la obra personalmente, sino que eran reclamos que llegaban a través de terceros (…). Hablé con mi abogado y decidió mandarle una carta documento y publicarla en el diario LA ARENA para que se supiera que siempre nuestra intención hacía sido entregar la obra pero bajo escribano público».

 

Difamación.
En el cierre de su descargo, Battistón contó que a los pocos días Bustriazo Ortiz recibió nuevamente su obra y firmó un acta «que decía que la recibía en las condiciones que dije antes». Para la escritora, ese representó un momento de «gran alivio» porque «nunca hice nada con esa obra más que custodiarla de acuerdo a los mandatos del poeta».
Sin embargo, señaló que «también sentí un gran disgusto por lo que había sido un gran cariño y prácticamente una vida familiar en común quedaba de algún modo degrada por todo lo que se dijo». Y completó: «Me parece muy bien que se siga publicando la obra, lo que no quiero es que quede una sombra sobre mi nombre, sobre el de mi esposo y de mis hijos que han quedado muy disgustados. No puedo aceptar esa difamación cuando yo sólo tuve un gran amor y fidelidad con los mandatos del poeta».

 

Aliaga.
Entre el valioso material que se incluyó en la edición virtual del Filba santarroseño, figuró una plaqueta que se puede descargar con una presentación y poemas de Bustriazo Ortiz. «Rescatado por el poeta y editor Cristian Aliaga, en esta plaqueta compartimos una selección de poemas publicados en antologías de Ediciones Espacio Hudson, además de una presentación muy personal del poeta. Esta plaqueta fue realizada especialmente en el marco del 10° Filba Nacional Santa Rosa territorio que inspiró la poesía de Bustriazo Ortiz», dice la nota de Tiempo Argentino, que señala que Aliaga lleva a cabo una minuciosa obra de rescate del poeta pampeano «a quien trató personalmente y publicó y sobre quien está escribiendo una biografía».
«Lo que vamos a hacer ahora es agregar a la edición original algunos textos de él que hemos ido consiguiendo, lo que sigue siendo difícil en algunos casos. El libro nuevo se va a llamar ‘Hasta mañana, lengua. Los años iluminados’. ‘Hasta mañana, lengua’ es un verso de él», cuenta Aliaga y desde Tiempo le preguntan por qué es difícil acceder a esos trabajos.
«Se da una cosa paradójica. La provincia formalmente está publicando su obra en volúmenes de atrás hacia adelante, por lo cual las cosas que aparecen en primer término son las cosas que yo llamo de su período arcaico. Si él hubiera escrito simplemente eso hubiera sido un escritor bueno, pero de ninguna manera ese período tiene que ver con el desarrollo que tuvo después que es verdaderamente extraordinario».
-¿Por qué durante tanto tiempo no circuló, no se publicó?
-Es una historia difícil de descifrar. Él designa albacea a una poeta y profesora de Letras de La Pampa que se llama Dora Battistón. Ella recibe esa obra casi simultáneamente con el ingreso de él al psiquiátrico, la mantiene guardada durante mucho tiempo, pero no la publica, la retiene. Cuando Bustriazo sale del psiquiátrico -y esto se puede ver en un video que está en las redes que es conmovedor- él desde su casita muy humilde, donde no tenía un solo libro, dice ‘yo quiero que me devuelvan mi obra’. Nosotros publicamos su libro en 2008, pero el proyecto de publicarlo venía de mucho antes, lo que pasa es que no lográbamos acceder a los materiales, salvo a los que él me había mandado personalmente que eran cinco o seis libros. Todos están fotocopiados y anillados y tienen una suerte de carta larguísima en las páginas preliminares, donde habla de muchos temas, por ejemplo, de qué está leyendo. Cuando decidimos publicar su obra, él me remite a la profesora que mencioné (por Battistón) y ahí entramos en una zona que nunca pudimos decodificar, nunca supimos bien qué pasó».
Aliaga añadió: «Estoy indagando en función de la biografía que estoy escribiendo, pero es algo muy difícil de comprender. Yo participaba y era una de los coordinadores de unas jornadas dedicadas a él que se hacían en la Pampa, pero la obra seguía sin publicarse. Cuando publicamos, por fin, el libro, lo presentamos en La Pampa y estuvo él. El teatro en que lo presentamos estaba repleto. Había gente que no lo veía hacía mucho tiempo porque había estado en el psiquiátrico. Alternaba períodos de lucidez con períodos en los que no estaba bien. Cuando se presentó su libro estaba bien. Y te voy a dar un dato que como periodista te va a llamar la atención como a mí. El teatro tenía su nombre. Nosotros le señalamos la fachada con su nombre y mientras íbamos entrando, él dice: ‘Se llama como yo'».

 

«Corrector sui generis» de La Arena
En la entrevista, Aliaga valoriza la figura de Bustriazo y lo califica como «alguien muy singular» cuya obra quedó fuera de alcance durante mucho tiempo y «cuando alguien la abre se hace evidente que tiene un magnetismo indudable».
«Yo lo he visto incluso en vivo con él: cuando decía sus poemas se producía algo muy particular. Se consideraba un ‘Rolling Stone’ y no por presunción. Decía ‘yo no leo’ y decía sus poemas de memoria, solamente dos y se iba. En el Festival de poesía de Rosario pasó eso. Hicimos todo el viaje, que con él no era sencillo. La gente se quedó fascinada. En el público había muchos escritores y lo tuve que convencer para que diga un tercer poema. Nosotros investigamos mucho y juntamos ahora nuevos materiales gráficos del archivo de fotos de Bustriazo porque en paralelo yo estoy haciendo una biografía de él que tengo muy suspendida. La pandemia no me ayudó nada, porque no pude entrevistarme con gente muy grande que no es fácil contactar por vías tecnológicas. Fue un personaje muy particular y lo curioso es que su obra quedó soterrada durante mucho tiempo», señaló.
Aliaga, en tanto, destacó «el costado de bohemio errante» que tenía Bustriazo. «Es alguien que trabajó un poco en su juventud y que luego se transformó en alguien errante al que recibían en un montón de lugares, tanto en el campo como en la ciudad y lo protegían».
Y en ese punto añadió: «Por ejemplo, los dueños del diario LA ARENA, que es el más importante de La Pampa y que, además, es muy bueno, lo cobijaban y él era una especie de corrector sui generis. Se daba una vuelta a las 10 de la noche por el diario y luego se quedaba a cenar en la casa de los dueños. Ellos me dieron mucha información. Luego vino la etapa psiquiátrica. Bustriazo estuvo siete años internado. Yo lo llamaba los domingos y a veces me reconocía y a veces no. Y ahora recién pude contactar a la psiquiatra que lo atendía que es un testimonio muy importante para mi demorada biografía. Es como si hubiera tenido dos vidas. Fue un poeta de las peñas, un recitador extraordinario junto con los payadores y los cantores y luego se produce esta experiencia de lo psiquiátrico».

 


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