Viernes 24 de octubre 2025

Una capitalización que fortalece «lo colectivo»

Redaccion 08/08/2021 - 06.30.hs

No se recuerda en la historia reciente de la ciudad un hecho político que concite un respaldo de un arco social tan amplio como lo fue la presentación de la nueva flota de los colectivos municipales.
Fueron numerosas las entidades que no dudaron en hacer público su apoyo para valorar la decisión de municipalizar el transporte público de pasajeros junto al enorme paso de la capitalización a través de la compra de 28 unidades para ofrecer la prestación que los vecinos se merecen.
Tal como quedó expresado, la decisión significa mantener los puestos de trabajo, garantizar la accesibilidad tantas veces demandada y aumentar el patrimonio comunal. Sería extenso mencionar una a una a las entidades, pero vale decir que el aval a la decisión municipal cuenta con las adhesiones del movimiento cooperativo, de gremios, fundaciones, centros de estudios, clubes, cámaras empresarias, unidades básicas y comisiones vecinales.
Y el acto de presentación realizado el último domingo también dejó buenas sensaciones. A pesar de los protocolos, la ceremonia alcanzó un alto punto emotivo, centrado en los testimonios de los trabajadores, tras una larga lucha de paros indeseados para reclamar por condiciones dignas de empleo. Obviamente, esas palabras contaron con el acompañamiento del intendente y del gobernador, quienes ratificaron con hechos lo que se declama: «Es el Estado presente el que termina siempre resolviendo los problemas de la gente».
De ahora en más, como ya se vio, se inició un proceso de mejora que incluye frecuencias más ágiles y restitución de recorridos que habían sido abandonados por la concesionaria privada que -como casi todas- puso el criterio capitalista de la rentabilidad por encima del «servicio público» que decían prestar.
Un párrafo aparte merece un repudiable hecho registrado a poco de la puesta en marcha del nuevo servicio. Una de las unidades fue atacada a piedrazos y terminó con vidrios rotos y peligro latente para sus ocupantes. El tema no es nuevo, pero merece de una buena vez y para siempre una investigación a fondo y un castigo ejemplar.

 

Símbolos y objetivos.

 

Esta idea puesta en marcha desde Santa Rosa y que fue tomando forma con apoyo provincial deja un claro mensaje que a la vez termina representando el símbolo de un objetivo ideal. Ir todos juntos, subidos a un mismo vehículo que muestre que una mejor calidad de vida es posible. Mostrar el ejemplo y de ese modo sumar más pasajeros, convencerlos con hechos de que la realidad se puede ir cambiando paulatinamente, con pequeños pasos -o no tanto- y de a uno a la vez.
Este caso testigo nos muestra en la realidad cotidiana que una capitalización de los micros que fortalece «lo colectivo», ni más ni menos. Es un juego de palabras que representa también otros simbolismos. No hay que olvidar que la idea del colectivo tuvo a sus precursores en Argentina, aunque los historiadores no se terminen de poner de acuerdo. Obviamente, ese debate excedería los límites y los objetivos de esta columna. Increíble pero real: hasta para describir el nacimiento de un invento parece que hay grieta en este mundo globalizado.
Más allá de patentes que pasaron a la historia -nunca más atinando el término para hablar de los micros- lo destacable es que esa idea tuvo por objetivo trasladar a la gente en grupos hacia recorridos comunes, representando justamente aquello opuesto al individualismo. Esta forma de compartir el rumbo, de ir todos para el mismo lado, sumando cada vez a más gente, muestra también la representación de un proyecto común.
Es ni más ni menos que un ejemplo para replicar y para ir por más, por ejemplo, para extender el servicio a algunas localidades aledañas, sumando a la vez flota y personal. Trabajadores y usuarios lo agradecerán sin dudarlo.
En síntesis, en Santa Rosa se terminó de poner en marcha un proyecto que tuvo escasos «palos en la rueda», que vinieron de voces que se acallaron rápidamente ante un abrumador respaldo popular. Y ese amplio acompañamiento fue algo así como hablar de «un apoyo a lo colectivo». Una expresión que se puede tomar en forma literal o si se quiere en un lunfardo de quienes tal vez hablen sin pronunciar alguna «ese», pero que nunca se comerían los versos del capitalismo salvaje.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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