Lunes 07 de julio 2025

B. Obama reitera una demostración

Redacción 07/11/2008 - 04.01.hs

SEÑOR DIRECTOR:
El triunfo de Barack Obama no fue sorpresivo, porque estuvo anticipado por las encuestas.
Lo notable fue la amplitud del triunfo, a pesar de que el sur (donde perduran con más fuerza las tradiciones esclavistas y la tendencia conservadora) le dio mayoritariamente la espalda. No obstante, el desempeño de Obama en esos estados de tradición republicana, fue sobresaliente.
Ya intenté, en mi nota del pasado martes, dar cuenta de algunas apreciaciones políticas. Ahora me interesan otros aspectos de este suceso. El principal de ellos es la comprobación de que la sociedad de los Estados Unidos conserva una gran capacidad de cambio para ir absorbiendo y asumiendo las nuevas configuraciones de la realidad, en este caso, principalmente social y también política. Baste recordar la situación de los afroamericanos hasta hace apenas medio siglo. Fue entonces cuando alguien dijo haber tenido "un sueño", en parte cumplido con este resultado electoral, pero sustancialmente por cumplirse a partir de haberse dado semejante paso.
He contado, en notas de prensa de años atrás, que en mi formación como periodista reconozco fuerte influencia de los grandes editorialistas de diarios norteamericanos del pasado siglo, en particular de Walter Lippmann y los de su línea. Los seguí en La Prensa de esos años y, luego, por algunos libros. Asimismo, sentí la atracción y el influjo de los grandes ministros de la Suprema Corte. La lectura de discursos memorables de los grandes constitucionalistas y presidentes forma parte del sustrato de mi modo de ver la democracia. Reconozco en ellos un aporte fundamental al enunciado y la vigencia de los derechos humanos que ahora llamamos de primera generación (civiles y políticos) y sé que los de segunda generación (sociales y económicos) han tenido su motor en otras latitudes. La frecuentación de su literatura y, también, de su cine, deben haber modelado mucho de lo que he tratado de ser, una vez que quise separar la paja del grano y en la medida en que pude realizar esta tarea. Pienso que ése es uno de los pueblo-mundo que han existido y que si se lo sabe leer, si se lo lee sin prejuicios (favorables o contrarios), se conoce allí lo sustancial de la aventura humana, la aventura que se desarrolla particularmente desde que surgió la vida social estable. Dije algo, en mi nota del pasado martes, acerca de las naciones que desarrollan capacidad imperial, con su cuota de soberbia, de exclusión, de subordinación de los vencidos o dependientes. No percibo diferencias sustanciales en las líneas políticas de los imperios durante su cíclico ascenso, preponderancia y decadencia. Me gustaría imaginar un mundo sin centro imperial, pero no creo que si la historia sigue repitiéndose a su manera (que también incluye el cambio) los futuros "amos" sean menos severos, aunque sean menos proclives a la atrocidad.
Dicho todo lo anterior para que se sepa dónde me ubico, repito que los cambios que puede deparar la elección del pasado martes, ya se han producido. Que en el medio siglo transcurrido desde que el negro fue reconocido como parte del soberano hasta que un negro resulte exaltado a la más alta magistratura, da testimonio de un proceso de cambio y adaptación a las nuevas circunstancias del mundo. Hace medio siglo este suceso, el ascenso de Obama, era apenas imaginable. Si alguien lo hubiese enunciado como posible para tan corto lapso, se le hubiese reprochado la liviandad de su fantasía. Las sociedades no cambian de manera sustancial de un día para otro. Ni lo hacen en años, pero sí en la suma de los siglos. Estos molinos muelen despacio, para desesperación de los impacientes y de los ilusos. Éste es mi modo de entender los procesos humanos. Con todo, me digo que la presencia de este Obama en una cumbre del poder político y económico puede estar anunciando algo todavía indescifrable, pero quizás positivo.
Atentamente:
JOTAVE

 


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