Miércoles 14 de mayo 2025

Cuando la gordura ya no es galanura

Redacción 11/02/2011 - 00.58.hs

SEÑOR DIRECTOR:
Por lo que se sabe, la gordura excesiva, que ahora llamamos obesidad, ha sido bien vista en muchas culturas y aun en nuestros días hay lugares donde goza de prestigio. Por lo que recuerdo de mis primeros años, entonces era más bien motivo de chanza y burla. Mucho del humor popular hallaba venero en las personas abundantes en masa corporal.
En nuestros días, en cambio, tiende a acabarse la risa y comienza a fruncirse el entrecejo. La gordura excesiva, que llaman obesidad, es un problema. Un problema que no cesa de crecer. Ha resultado, como consecuencia, que la obesidad quede señalada como una enfermedad y como un riesgo para la financiación de los servicios de salud pública.
Me he quedado mirando la reproducción de un retrato del siglo XVI. El personaje sólo es identificado como General Toscano y el autor es Alessandro del Porro. Sorprende (ahora, en el siglo XXI) que alguien quisiera mostrarse así, pues este toscano parece un globo Montgolfier, aunque su cabeza alcanza a sobresalir del formidable volumen del vientre. Se trata de un hombre alto, de unos 40 años. La sorpresa se debe a que un obeso de nuestro tiempo, en el supuesto de dejarse retratar, exigiría seguramente que su silueta sea afinada. Pero en ese mismo siglo XVI otro pintor, más famoso que del Porro, se esmeraba por dejar testimonio de que el ideal femenino era la mujer abundante en carnes. Hablo de Rubens. Leo que en algunos grupos culturales aislados, todavía en nuestro tiempo, la gordura excesiva se considera expresión de fuerza y fertilidad. Los reyezuelos africanos siguen prefiriendo la obesidad y si bien se mira los llamados gobernantes de nuestro tiempo, en África y otros lugares, tienden a expresar en kilos su poder y su prolongada permanencia en el mando. Raros son los magros en carnes, esto es, flacos y enjutos.
La obesidad es considerada ahora una enfermedad. La causa suele residir en la cantidad de comida, pues si excede las necesidades normales del cuerpo, tiende a convertirse en grasas. Sin embargo, no siempre es efecto de la glotonería y se cree que ciertas comidas rápidas (ahora ha aumentado la oferta) son culpables, sobre todo en Estados Unidos (segundo país en cantidad de obesos), aunque también en todo occidente y hasta en China desde que este inmenso país comenzó a mejorar su economía y acentuó la urbanización. El liderazgo en masa corporal lo tienen los habitantes de la isla Nauro, en el Pacífico Sur. En cambio, las mujeres que mejor han conservado una silueta presentable, en promedio, son las suizas, y también las francesas y las italianas. La gente más flaca es la de Congo y Bangla Desh.
La obesidad se ha convertido en problema de magnitud en nuestro tiempo. Las causas son varias, pero lo básico parece deberse a que las últimas décadas ha habido grandes cambios en el trabajo, pues se exige menos esfuerzo físico, menos movimiento. Para contrarrestar estos factores, cada vez más gente se larga a caminar y crece la oferta de gimnasios. Al mismo tiempo se asiste a la explotación del obeso en programas de televisión, so capa de ayudarlos a bajar de peso. Este triste espectáculo revela que la etapa de burla al gordo no está agotada. Si hay tantos espectadores es porque los empresarios han visto la veta. Otro es el problema de los obesos por factores endógenos que generan alteraciones metabólicas.
La obesidad es ahora problema de salud y problema económico. El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que ahora el 10 por ciento de la población mundial es obeso y que esta proporción dobla la de 1980. Los argentinos no nos quedamos en el ideal magro. De 28 países encuestados por la revista médica The Lancet, británica, la Argentina figura séptima en obesidad. Las obras sociales ponen el grito en el cielo. Las compañías de aviación también. Y los taxistas. Negar el acceso a un obeso es discriminatorio. Cobrarle doble, también.
Atentamente:
JOTAVE

 


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