Miércoles 21 de mayo 2025

Con viento a favor

Redacción 17/05/2011 - 04.29.hs

Las masivas reuniones que vienen realizándose en esta ciudad para llevar a cabo un proyecto de creación de un banco de crédito municipal destinado a financiar la construcción de viviendas, viene a poner en blanco sobre negro una necesidad evidentemente insatisfecha de la sociedad pampeana que un concejal justicialista tuvo la habilidad de detectar.
La iniciativa, además, tuvo otra virtud: la de exponer las evidentes falencias de los sistemas público y privado a la hora de atender la demanda masiva de viviendas de una gran parte de la población.
El público porque descansó en una única opción: la vivienda social en barrios masivos para sectores de bajos recursos, con una administración por demás deficiente: selección cuestionada por su direccionamiento, uso para fines electorales, muy bajo nivel de compromiso de los adjudicatarios -y de exigencia del Estado- para cumplir con el pago de las cuotas lo cual conspira para el sostenimiento del sistema que nunca puede financiarse. Aunque esto último parece no preocupar demasiado a los gobernantes pues siempre habrá en el pozo negro del presupuesto dineros para esos fines. Claro que ese dinero es de todos -del tesoro público- y no de los gobernantes, y por lo tanto, es toda la sociedad la que termina pagando la fabulosa ineficiencia del sistema que opera básicamente como motor de la maquinaria electoral oficialista.
Ningún gobierno quiso poner en marcha un programa alternativo, que está proyectado desde hace mucho tiempo, y que está destinado a quienes pueden acceder a comprar un terreno y a construirse su casa con una operatoria personal. Ese plan tiene como objetivo atender a un amplio sector de la sociedad que cuenta con cierto nivel de ingresos como para afrontar el pago de un crédito más exigente que el que implica la vivienda social. A pesar de ser anunciado hace años, nunca se materializó para desilusión de muchos aspirantes a una vivienda.
En cuanto a los créditos bancarios es sabido que son inaccesibles para una mayoría de la población. Las altas exigencias en cuanto a los ingresos que hay que demostrar y los desmesurados intereses que cobra el sistema financiero conspiran para que los préstamos no sean de acceso masivo. No son pocos los que concurren a los bancos a informarse y, cuando se enteran cuánto dinero les prestan y cuánto tienen que devolver, salen corriendo jurando no volver nunca más.
Otra ausencia notoria son las cajas de crédito, que en la letra fueron reivindicadas pero en la práctica se está tardando demasiado en ponerlas nuevamente en marcha, al menos con el ímpetu que supieron tener antes de ser arrasadas por las políticas neoliberales. Estos instrumentos financieros cooperativos son los más aptos para apoyar políticas de viviendas porque privilegian las necesidades de los solicitantes antes que los intereses de los banqueros.
Ante un panorama tan sombrío, no resulta extraño que la iniciativa del concejal santarroseño haya tenido tan calurosa recepción. No siempre se reúnen centenares de personas -fuera de los actos proselitistas convocados en un año electoral- para tratar un tema de tan alto contenido social. Es por demás evidente que la gran convocatoria delata la presencia de una necesidad concreta de una considerable franja de la población: el acceso a la vivienda propia, que hoy no está garantizado por los sistemas tradicionales.
Es de aguardar que quienes impulsan este proyecto sepan llevarlo a buen puerto. Han comenzado con viento a favor: hay muchos interesados en sumarse y el Banco Central ha dado una respuesta positiva, lo cual no es poco. De ahora en adelante estará en las autoridades la responsabilidad de saber conducirlo para que prospere y no naufrague en una decepción más.
Y de paso, será un excelente ejemplo de gestión financiera alternativa y con perfil popular, que buscará anteponer el interés de los usuarios al de los dueños del dinero.

 


'
'