Casos de necrofilia no son tan insólitos
El caso denunciado en Telén, de un padre que conservó en su casa, durante un cuarto de siglo, el ataúd de su hijo, muerto a los tres años de edad, tiene rasgos propios y se hace difícil de considerar al carecer de datos muy precisos.
Uso, en el título, la voz necrofilia, porque es la que parece más adecuada para dar una ubicación al caso. Si necro alude a cadáver o muerto, y filia es amor, adoración, se entiende porqué la Real Academia da dos usos para la palabra. El primero: adoración por la muerte en alguno de sus aspectos. El segundo: perversión sexual. El psicoanálisis se interesó particularmente por este segundo aspecto. La ficción (en literatura, arte, música, películas, teatro) ha preferido también esta segunda denotación.
En nuestros días se observa cierto auge de las películas sobre muertos que aparecen en el escenario de la vida. Se les suele decir zombis, a partir de creencias del vudú haitiano. El interés por este tipo de películas, a pesar del espasmo que produce de primera mirada la presencia de cuerpos en movimiento que han perdido y van perdiendo parte de su carnadura, hace difícil la interpretación y es posible que cada espectador viva este tipo de ficciones con emociones que pueden revelar, a un mismo tiempo, la ancestral atracción (repulsión simultánea) de la muerte, y algunas derivaciones de época, con singularidades individuales, cuya explicación no corresponde a esta columna. Al usar la voz "adoración" (por la muerte), la Academia no entra en detalles, pero parece estar indicando que se trata de una inclinación morbosa. Lo corriente es despegarse de la muerte, aun si se trata de los restos de un ser que ha tenido nuestro cariño o simpatía.
El tema de la muerte no esta limitado a la percepción del otro, sino que, más bien, revela que el hombre no ha terminado de elaborar su relación con la certidumbre de la muerte propia. La presencia de ese no ser acosa al ser viviente. Es una especie de recordatorio cruel, que se empeña en cerrarle el camino a la fantasía y a la esperanza. Sin embargo, el llanto por el ser querido que muere expresa algo muy diferente pues el cariño cierto consiste en dejar de ver al otro enteramente como algo distinto y no es así, pues en el amor se produce una suerte de integración. En una medida se pasa a ser parte del otro, a convivir en un sentido que no es mero compartir un lugar y algunos usos. De modo que en la muerte del otro se llora lo que siempre tuvo de propio y diferente, pero también aquello que le permitió confluir y confundirse con el que llora.
Telén.
¿Qué le pasó a ese padre? Puede haberlo trastornado el dolor o puede que el dolor actualizara un trastorno o alguna forma de creencia "primitiva". El modo de entender puede imponer una forma de conducta diferente de la habitual. Es posible que el que sufre no desintegre la unidad cuerpo-vida, siendo vida lo que suele llamarse espíritu o alma cuando se tiende a creer que estos entes son sustancialmente diferentes de la materia. La distancia con las cosas y, en particular, la tierra, el suelo, tenidas como opacas y vistas como sostenes circunstanciales para cada existente: esa distancia es entendida de modo diferente en las culturas diferentes. Además, las culturas, si bien suelen darse en escenarios y tiempos distintos, no se agotan sino que se interpenetran. ¿Cuántas veces descubrimos que la persona con la que nos relacionamos tiene otro modo de entender y de relacionarse? En todo tiempo siempre hay quienes están sin pertenecer, porque tienen su pertenencia profunda en otra cultura. Hay quienes dicen que todo hombre lleva la historia entera con él. Que somos (los individuos) todo lo que hemos sido (como especie) y que tendemos hacia algo diferente, que nos queda por realizar. Es lo que "vamos siendo".
Días atrás, en el 8N, quien se detuvo a escuchar lo que decían los manifestantes, no podía dejar de notar la diversidad de modos de elaborar la realidad inmediata y de explicar sus motivos. Decimos vivir en el mismo mundo, pero cada uno lo vive según cómo elabore sus percepciones de lo inmediato y según capacidad para dar forma racional a sus estados anímicos.
Hamlet.
El personaje de Shakespeare le dice a Horacio, que en el cielo y la tierra hay muchas más cosas de las que conoce tu filosofía. El bardo de Avon colocó a su héroe en diálogo con la calavera de Yorick. Nadie ha hablado de necrofilia en este caso. Ni de perturbación mental. Puede que el príncipe retomase con desapego alguno de los diálogos que había tenido con el bufón.
Hay gente que guarda las cenizas de su ser querido por años y años. No existe una única manera de instalarse ante la muerte.
Jotavé
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