Viernes 18 de julio 2025

Si importa tanto el detalle de una vida

Redacción 20/11/2012 - 04.29.hs

Señor Director:
Días pasado se pudo leer (Raúl Kollman, Página/12) una nota acerca de una "investigación criminalística", a cargo de los forenses Raúl Torre y Juan José Fenoglio, que ha permitido acceder al conocimiento del prontuario de Carlos Gardel, cuya validez ellos certifican.
El prontuario policial de Gardel tiene historia. Lo dicen los que han hurgado memorias y papeles: que un personaje que estuvo vinculado a Gardel le pidió al presidente Alvear que fuese eliminado ese documento. Al parecer, Alvear o gente de su gobierno, accedieron. Alvear gobernó el país entre 1922 y 1928 y cuando ocurrió este hecho Gardel ya era famoso. Un gardeliano que juntaba todo obtuvo una copia y la puso en el cajón más escondido de su escritorio. Hace poco la copia apareció. Sobre ésta han trabajado ahora los expertos, comparando datos y, en especial, las huellas de los pulgares. Un prolijo trabajo de comparación con otros registros de los pulgares del cantor eliminaría toda duda acerca de autenticidad. No hay una novedad completa en lo que revela ese prontuario, esa enumeración de antecedentes, pero confirma algo que se conoció por la memoria de contemporáneos: que Gardel tuvo vinculación con gente del delito. El documento lo sindica como "estafador por medio del cuento del tío". Este delito era frecuente en los comienzos del pasado siglo (y seguramente también antes). En una de sus versiones, consiste en crear un ambiente adecuado, dentro del cual el delincuente dejará trascender que está preocupado porque ha sabido que un tío rico de La Rioja (u otro sitio alejado) ha muerto y él es único heredero, pero que está pasando el tiempo y él no halla la manera de reunir dinero para viajar y permanecer allí hasta que se formalice el legado. Si alguien pica, es este fulano quien le hace un adelanto a cambio de tener luego participación en la herencia.
Según lo publicado, Gardel aparece por primera vez en el registro policial en 1904 por haberse ausentado del hogar hasta preocupar a doña Berta. Carlos tendría entonces catorce u once años. Cuando falta del hogar, se informa que había nacido en 1990 en Tolosa (Toulouse, Francia). En distintas constancias su apellido va cambiando. Al sacar pasaporte para una gira, en 1923, se presentó en el consulado uruguayo y dijo que era nacido en Tacuarembó, en 1887, hijo de Carlos y Berta Gardel. En 1933, en su testamento, declara ser francés, nacido en Tolosa, hijo de Berta Gardés y que su nombre es Carlos Romualdo Gardel. Estas variaciones son explicadas como fruto de la necesidad de separarse de lo que constaba en el prontuario, incluso después de la desaparición de ese documento. Una de ellas es la que ha dado lugar a que los gardelianos uruguayos digan que era oriental.
Estoy pagando mi cuota al ídolo al recoger estas novedades. No me pesa porque, si bien no entiendo eso de que "cada vez canta mejor", me gusta su voz, incluso ahora, a la distancia. Recuerdo que yo era muchacho y estaba en la peluquería de mi padre cuando alguien entró y dijo "Murió Gardel". Quedé impresionado por el efecto que esa noticia causó en los presentes (varias personas del barrio, que esperaban turno y conversaban entre ellas). Nada sabía hasta ese momento de Gardel, pero el profundo cambio que expresaron esas caras, me marcó y me condicionó en el sentido de aceptar que algo distinto hacía sucedido.
El conocimiento del prontuario no quita ni pone nada en la valoración del cantor. Cada uno crece en un ambiente y unas circunstancias que lo condicionan. Un hombre es un proyecto. Quiere ser algo, pero más de una vez corrige el rumbo. Cuando el saldo es valioso, lo demás importa poco, porque se lo juzga por ese rendimiento. Creo que lo repudiable es cuando alguien termina en bribón o en hipócrita. Duro es el vivir hasta cuando se nace en cuna privilegiada. Cuando se viene desde abajo, hay que desbrozar el camino y cada momento exige una respuesta.
Atentamente:
JOTAVE

 


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