Domingo 29 de junio 2025

Los que extrañan las relaciones carnales

Redacción 02/04/2012 - 05.19.hs

La antigua idea de los Estados Unidos de Norteamérica de plantar una cabeza de playa que sirva al establecimiento de futuras bases militares operativas en el país parece que ha dado un significativo paso, y esto con la ayuda del gobernador de la provincia del Chaco. La información fue brindada por varios medios de comunicación y confirmada por un detallado análisis elaborado por integrantes del Centro de Militares para la Democracia. Con la anuencia y el beneplácito de las autoridades de aquella provincia, todo se inició cuando el Comando Sur y la embajada norteamericana impulsaron un "Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de Emergencias," que fue aprobado en 2006 por el ex ministro Aníbal Fernández, como un aporte a los programas sociales que desarrollaba el gobierno". Lo curioso -bien podría decirse vergonzoso- es que dicho programa depende directamente del Comando Sur norteamericano, encargado de las operaciones sobre Latinoamérica en la concepción militar que del mundo tiene el país del norte y no de una entidad de índole civil, como correspondería.
La idea se venía incubando desde hace tiempo, pero en silencio y cuidadosamente disimulada para evitar suspicacias. Un año atrás el gobernador chaqueño había recibido a legisladores norteamericanos para estrechar vínculos. En esa ocasión el mandatario les sugirió "reposicionar a EE.UU. después de la crisis actual, (con) la unión americana y de esta manera convertir al continente en una potencia mundial. Juntos seremos la mayor reserva de minería, agua dulce, alimentos, energía, industria cultural, atractivos turísticos, talentos de recursos humanos y tecnología vinculada a procesos productivos", expresándose como si estuviera al frente de la república. Y remató: "Desde América del Sur vemos con tristeza que Estados Unidos no nos considere un aliado. Defiendo una alianza estratégica y estoy dispuesto a luchar por esa idea". Habría que rastrear mucho en el acontecer nacional para encontrar semejante nivel de obsecuencia.
En realidad el nombre dado a esta operación de inteligencia, porque lo es, encubre pomposamente una realidad mucho más cruda: dar el primer paso para acceder a la instalación de una futura base militar, altamente estratégica ya que estaría a las puertas de la Triple Frontera y el acceso al acuífero Guaraní, una parte del cual ya está en manos de particulares norteamericanos. Hasta podría decirse que, en definitiva, la semántica de la denominación es clara y anticipatoria: las emergencias las irá determinando el Comando Sur y su índole puede ser cualquiera.
Esta estrategia no es nueva por parte de los Estado Unidos, que desde siempre ha disfrazado sus intenciones geopolíticas con títulos de ayuda humanitaria, caso de las "misiones de paz", que en los años sesenta medraban en el altiplano de Bolivia con ayuda médica y, se comprobó, esterilizaban a las mujeres de una población indígena que crecía fuera de sus planes. Lo que sí es nuevo y desembozado es la actitud de las autoridades de una provincia que se abre a las operaciones de Inteligencia de EE.UU. en Argentina para concretar una progresiva presencia en el país, enmascarada con un nivel cooperativo y humanitario con bajo perfil, pero pasible de cambiarse rápidamente en una intervención militar.
Los analistas antes citados cierran con una consideración inquietante: "Ya ha ocurrido así en varios países. ¿Permitiremos nosotros el progreso de semejante procedimiento que se ha iniciado con este acuerdo? y además ¿no estaremos así traicionando los principios fundacionales de la Unasur?".

 


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