La TV cooperativa
Una nueva noticia vinculada con el movimiento cooperativo pampeano muestra los avances que han tenido en los últimos años estas entidades y también su apuesta a la inversión para la mejora de sus servicios y sostenerse en un mercado tan competitivo. Corpico, la cooperativa de General Pico, que recibió hace pocos días el permiso para dar TV por cable, está entre el grupo de nueve instituciones similares de cuatro provincias diferentes que darán ese servicio utilizando una moderna plataforma que demandó una inversión conjunta de 40 millones de pesos.
Es digno de destacar que las entidades solidarias están utilizando tecnología de punta y serán las primeras en el país en brindar servicios IPTV, un sistema que combina lo mejor de la televisión con la interactividad de internet en los televisores. La iniciativa fue posible a partir de las licencias para transmitir televisión otorgadas por la Afsca a cada una de las cooperativas tras la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
El grupo de cooperativas que participan de este emprendimiento, además de Corpico, está integrado por las de las localidades de Villa Gobernador Gálvez, Funes, Del Viso, Tortuguitas, Pinamar, Morteros, Río Tercero, Colonia Caroya y Jesús María.
La información nos habla de la firme apuesta por la innovación y la ampliación de objetivos de las cooperativas, de su inserción en la era digital de las comunicaciones y de la preocupación por mejorar la calidad de los servicios que prestan a sus asociados. Pero por sobre todo está la consolidación del modelo asociativo de economía social por sobre los negocios privados. Ambos componentes de un mismo proyecto solidario, se conjugan para enfrentar las tarifas abusivas y los oligopolios de los operadores dominantes en cada mercado, sobre todo en el de las comunicaciones. Una buena noticia que muestra la vigencia y fortaleza de los principios cooperativos en nuestros días.
Armas y homicidios
Una publicación en un blog cubano se pregunta por qué en ese país no hay violencia con armas de fuego. La autora, residente en la isla, comenta que La Habana muestra mejores índices de seguridad que otras ciudades latinoamericanas. El nivel de homicidios con armas de fuego está entre los más bajos del continente, y los turistas que en grandes cantidades visitan la isla manifiestan no padecer problemas de seguridad.
La autora destaca que no está describiendo un paraíso y da cuenta de los problemas que tiene esa sociedad. Tampoco oculta que hubo un aumento de la criminalidad a tono con la tendencia mundial; nada extraño a las grandes ciudades. Pero advierte que un asesinato no es noticias de todos los días en Cuba. Hay delitos, pero son contados los que involucran un arma. No son habituales los tiroteos, los asaltos a comercios y domicilios a mano armada o las acciones del crimen organizado. Expresa que los únicos que andan armados en las calles son los policías.
Señala que Cuba cuenta con una estricta legislación sobre tenencia de armas. Ningún particular en ese país está autorizado a adquirir o portar armas de fuego, salvo las dedicadas a la caza que están sometidas a un fuerte control. Los efectivos del ejército las usan solo en zonas militares y en ejercicios de entrenamiento. Lo riguroso de la ley no implica, obviamente, que se puedan evitar todos los actos de violencia. Pero sus consecuencias suelen ser menos trágicas.
Algunos alegarán, indica la bloguera, que la prohibición es un atentado contra los derechos de los ciudadanos, pero lo cierto es que ha sido garantía de seguridad. Una diferencia abismal con otras ciudades de América Latina y sobre todo de Estados Unidos que cuenta con los más altos índices de homicidios. El de la seguridad, finalmente, no deja de ser un problema cultural y colectivo.
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