Elogio y desmerecimiento del dato y de su condición
Señor Director:
Ignoro si se ha escrito una elegía del dato, pero sé que toda forma de quehacer humano depende del dato, de su disponibilidad.
Para escribir dependo de la memoria, pero ella me remite a una base de datos porque reconoce la necesidad de su propia confirmación. Dependemos de la memoria, pero no podemos confiar en nuestro almacén de datos, es decir, del recuerdo. Para la RAE el dato es el antecedente necesario para llegar al conocimiento de algo o para deducir las consecuencias legítimas de un hecho. Además: equivale a documento, testimonio, fundamento. El dato debe existir para que se desarrolle el conocimiento y, además, debe estar accesible. La computadora es un banco de datos.
Digo esto para remitirme al título de un artículo de Horacio Verbitsky: "Malditos sean los datos" (en Página/12, lunes 7). No es que maldiga el dato, pues cuando se lo lee se ve que funda su crítica ante aseveraciones de Luis Alberto Romero en una reciente reunión de intelectuales con el presidente de la nación, cuando esta persona planteó una ácida visión de los procesos por los crímenes de lesa humanidad y reclamó su replanteo. No había trascendido porque acordaron los presentes la confidencialidad de lo tratado, pero Romero "no soportó el anonimato". En diálogo con La Nación repitió que esos juicios se realizan con carácter de venganza, con público que grita e insulta a los testigos, sin respetar el debido proceso, que los militares ingresan ya sentenciados a pena máxima, que se les condena sobre la base de un solo testimonio y que los procesados mueren en las cárceles porque se les niega la prisión domiciliaria.
Verbitsky opone datos a tales dichos: en los juicios realizados hasta diciembre de 2015 hubo 662 condenados y 60 absueltos, pero en la etapa de instrucción se dictó falta de mérito a 199 imputados y otros 60 fueron sobreseídos. Los 360 absueltos, sobreseídos y con falta de mérito implican que con cada dos condenados hubo uno contra quien no prosperaron los cargos ni se afectó su libertad. De todas las condenas, solo hubo 38% con pena máxima (prisión perpetua); 31,5% recibió sentencias de 3 a 15 años, el 15% de 15 a 25 años, y el 3% tuvo penas de hasta tres años. En los juicios hubo manifestaciones en contra y también a favor y la norma general fue el desalojo de la sala. De las sentencias habidas no se registran condenas basadas en un solo testimonio. De los 925 procesados actuales por delitos de lesa humanidad, 383 están en libertad (41,2%) y 542 en prisión preventiva y de éstos hay 224 con prisión domiciliaria (41%). En síntesis solo hay 318 detenidos en unidades penales (38,6%). Uno de cada tres condenados se encuentra con prisión domiciliaria, cuando los procesados comunes solo tienen este beneficio si son enfermos terminales.
Verbitsky concluye así: "La única venganza de esta historia es la de los duros datos sobre la construcción ideológica del profesor Romero, investigador del Conicet, que ejerce su derecho de opinar pero no su deber de investigar".
Torturas.
Cinco mujeres detenidas en la dependencia policial Departamental San Vicente, de la policía bonaerense, denunciaron torturas cometidas por agentes en los últimos meses. El caso fue recogido por la Comisión Provincial de la Memoria, que estima que "la tortura se ha convertido en una práctica sistemática" por dicha policía. Las mujeres tienen entre 20 y 30 años y todas estuvieron en una celda de 3x4 metros y también sufrieron agresión psicológica y violaciones. Asimismo vieron torturar y violar a un varón joven.
Banda.
Cuatro individuos coparon Bernardo de Irigoyen, Santa Fe. Primero dominaron la comisaría y luego la municipalidad, el banco, el correo y el despacho de un juez. Huían con botín mediocre: 250.000 pesos, su auto volcó y quedó ahí el conductor que, dicen, se tiroteó con la policía y resultó muerto.
Atentamente
Jotavé
Artículos relacionados