Cumbres borrascosas
Horas de incertidumbre vive el país por el inesperado enfrentamiento que se desató en el seno del Frente de Todos tras la derrota electoral del domingo último. Al momento de escribirse estas líneas el Presidente de la Nación barajaba nombres para rearmar su gabinete luego de los fuertes cruces entre el sector «albertista» y el kirchnerista. La dura carta de la Vicepresidenta fue un golpe en la mesa que mostró su enojo por lo que entiende una reacción muy tibia ante el contundente veredicto de las urnas.
Las diferencias en cuanto a las causas de la derrota y, sobre todo, a la velocidad para reaccionar ante el resultado adverso en las PASO dividieron las aguas en la coalición gobernante y dejó expuestas las disputas internas. La ausencia de una instancia orgánica para plantear las diversas opiniones que coexisten en el frente gobernante -una suerte de mesa en la que sienten los espacios políticos que lo integran- quedó puesta de manifiesto en forma dramática.
En su carta pública Cristina Kirchner señaló con toda crudeza las discrepancias con Alberto Fernández y no se privó de decir que la mayoría de las reuniones mantenidas -enumera 19- fueron impulsadas por ella. También reprochó no haber sido escuchada en sus reiterados reclamos sobre el agravamiento del cuadro social, el deficiente funcionamiento de varios ministerios e hizo especial hincapié en el «ajuste fiscal» llevado a cabo en el presente año. Aportando datos estadísticos advirtió que hubo una decisión política de achicar el déficit subejecutando el presupuesto 2021 a pesar de la imperiosa necesidad de sostener con aportes del Estado la precaria situación de millones de argentinos muy perjudicados por la pandemia. Es lo que se hizo en todo el mundo, enfatizó la Vicepresidenta.
Una dura prueba es la que está atravesando por estas horas la coalición de gobierno. Los fuertes cruces entre el Presidente y su Vice sorprendieron a propios y extraños. Las diferencias internas habituales en todo frente político se fueron de madre esta vez y hasta se advirtió que cundió la inquietud en los sectores aliados -gobernadores, organizaciones sociales, sindicatos, etc.- que se sintieron en la necesidad de manifestarse en apoyo de alguna de las dos partes en conflicto.
La prensa de derecha, como no podía ser de otra manera, aprovechó para clavarle los colmillos al oficialismo con titulares catástrofe, adjetivos sangrientos y derramando rumores y versiones a diestra y siniestra. No se iban a perder semejante espectáculo servido en bandeja.
¿Se consolidará el Frente de Todos tras esta tormenta o quedará herido de gravedad? Esa es la pregunta que se hacen millones de argentinos, ya muy intranquilos con el traspié electoral y las perspectivas favorables que empiezan a vislumbrarse otra vez para la derecha si no hay una reacción a la altura de las circunstancias tendiente a neutralizarlas en noviembre.
Según cómo evolucionen los acontecimientos en las próximas horas se podrá apreciar si finalmente el gobierno logrará encauzar sus energías en favor de recuperar el terreno electoral perdido o si quedará enredado en sus propias contradicciones.
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