Miércoles 07 de mayo 2025

Algunas preguntas

Redacción 27/02/2025 - 00.34.hs

A lo largo de casi ochenta años, la provincia de Mendoza se ha valido de cantidad de argumentos, insólitos algunos, destinados a negar el envío del agua que le sustrajo a La Pampa. Esos argumentos abarcan desde la negativa lisa y llana por parte de alguno de sus prohombres hasta la necesidad de obras en el río Colorado para devolver algo del caudal que nos pertenece, todo esto –y más— pasando por el remanido argumento de las provincias hermanas que deben resolver sus problemas como tales.

 

Llegados a la instancia definitiva, la jurídica, a cargo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que avaló el reclamo pampeano cuantificándolo, la provincia arribeña optó por la más insólita actitud: desobedecer plenamente el fallo, mintiendo en ocasiones pero desoyendo siempre, haciendo gala de una postura que puede considerarse plena de necedad.

 

Ahora, cuando los embalses están con su capacidad a pleno y, para evitar problemas, deberían soltar el agua río abajo, las autoridades mendocinas aparecen preocupadas únicamente por las consecuencias que puede traer “un escenario marcado por altas temperaturas que acelera el deshielo de ríos y arroyos, lo que aumenta el caudal de la corriente generando beneficios y riesgos. El fenómeno natural que eleva el nivel de embalses trae consigo peligros inesperados”.

 

Un alivio del problema, siquiera parcial, como sería la suelta de agua en sus reservorios, y muy especialmente el de El Nihuil, cuyo sistema tuvo recientemente serios daños por el exceso hídrico, ni siquiera parece ser considerado por las autoridades cuyanas, que seguramente ven en ese suceso una efectivización de los derechos y reclamos pampeanos.

 

A casi un siglo (prácticamente tres generaciones) del desecamiento de tan vasta porción de nuestro territorio, se imponen algunas preguntas: ¿Están agotadas las posibilidades del reclamo y en un nivel que hasta el mismo pueblo mendocino reconoce  la injusticia para con La Pampa?; ¿no sería tiempo de cambiar los procederes, de hacerle sentir a Mendoza alguna molestia cierta como para que revea su actitud y al menos cumpla con lo dispuesto por la Corte Suprema?

 

Recuérdese la trascendencia internacional que tuvo el tema recientemente en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que obligó a las autoridades mendocinas a mirar para otro lado…

 

Precisamente es en el plano internacional en el que Mendoza debe moverse con mucho cuidado. Recientemente, consultados los técnicos israelíes, considerados entre los mejores regantes del mundo, en su informe plantearon la necesidad de cambios importantes en ese aspecto y una reducción en pérdidas de agua, incluida la del consumo poblacional. La conclusión a la que llegaron los israelíes es la misma que conlleva uno de los argumentos pampeanos: los mendocinos riegan mal. Y esa circunstancia, que no es actual, ya había sido constatada y expresada por un alto funcionario en la materia, quien señaló taxativamente que la eficiencia de riego cuyana estaba en alrededor del 20 por ciento. Aunque las cosas

 

mejoraron, el déficit sigue siendo muy alto, tanto que las autoridades, atendiendo a la colaboración brindada por los israelíes, han elaborado o están finalizando ya, un Plan Hídrico a los efectos de manejar racionalmente los irregulares deshielos que oscilan desde los años deficitarios en las cuencas hasta los que tienen colmatación de los embalses.

 

Para casos como el actual, cuando el exceso de agua amenaza con daños, ¿contemplará ese plan la apertura de compuertas para que el agua escurra cauce abajo, como antes de ser sustraída?

 

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