Camino a octubre, pasando por septiembre
El gobierno necesita que el plan antiinflacionario funcione para ganar las elecciones, y al mismo tiempo necesita ganar las elecciones para que el plan tenga posibilidades de funcionar más allá de octubre.
Eduardo Lucita *
Las recientes elecciones en CABA, legislativas de tercer orden por primera vez desacopladas de las nacionales, han tenido un fuerte impacto político, adquirieron una dimensión e importancia sin antecedentes cercanos, que va más allá del número de escaños logrado por las distintas fuerzas. Es que sus resultados tendrán influencia en las legislativas nacionales de octubre próximo y posiblemente se proyectarán hacia las presidenciales del 2027.
El proceso electoral de este año ha entrado en su recta final. Ya son cinco comicios locales para renovación parlamentaria, que se completarán con las de Misiones y Corrientes en estos meses y finalmente la estratégica de Buenos Aires en septiembre, para culminar en las decisivas nacionales de octubre. Mientras tanto, la economía sigue en modo electoral. Como se ha señalado en una nota anterior, el gobierno necesita que el plan antiinflacionario funcione para ganar las elecciones, y al mismo tiempo necesita ganar las elecciones para que el plan tenga posibilidades de funcionar más allá de octubre.
El saldo de las urnas.
Las urnas arrojaron como ganador indiscutible a LLA. A diferencia de las cuatro elecciones anteriores, aquí perdió el oficialismo. La insistencia presidencial en nacionalizarlas y en darles a las de octubre un carácter plebiscitario sobre la gestión de su gobierno transformó estas legislativas locales en una suerte de caso testigo.
Sin profundizar el análisis, los resultados de las otras fuerzas políticas permiten proyectar un macrismo que va perdiendo identidad y se desdibuja día a día y un peronismo que no hizo una mala elección pero que no logra superar su techo histórico en la ciudad. Dependiendo de los resultados de octubre, puede que se comience a delinear el futuro mapa político.
Hay aspectos que resaltan de estas elecciones. Uno es la baja participación electoral. Se discute cómo leer la abstención, es que la concurrencia a las urnas es un dato central de esta elección. Cayó 12 puntos respecto de la anterior elección local, y más de 20 respecto de la media histórica en este tipo de elecciones. Esto en el distrito electoral más politizado y con una ciudadanía de las más informadas del país. Se profundiza la tendencia nacional que se expresa elección tras elección desde hace varios años.
El voto ha tenido también un neto corte de clase. Esto lo diferencia de los tiempos del macrismo que ganaba en todas las comunas. Por el contrario ahora en las comunas del norte donde se registran los mayores ingresos familiares ganó la LLA, mientras que en las grandes villas de la ciudad y en el sur donde se concentra la población más humilde y pobre ganó el peronismo. También en estas comunas sureñas se registró el mayor porcentual de abstención.
La caída sostenida de la participación es vista por algunos sectores como un acto de rebeldía frente a la insatisfacción generalizada, pero también puede leerse como expresión de un inconformismo pasivo.
Hay un inconformismo que también puede ser interpretado como resignación, como que vastos sectores de la sociedad se han instalado en la crisis y esperan que esta se resuelva sola. LLA se siente cómoda en este nivel de abstención porque se beneficia de ella. Como señalan algunos estudiosos de los procesos electorales, “en contextos de apatía generalizada, quienes logran consolidar núcleos duros pueden imponerse sin necesidad de construir mayorías amplias”.
El triunfo de LLA.
Para quiénes relativizan el 30% de los votos emitidos logrados por la fuerza triunfadora, se afirman en lo obvio: representan solo el 16% del padrón. Es evidente que ese triunfo necesitó del apoyo del gran empresariado, del acuerdo con el FMI y de la presión del ministro de Economía sobre los formadores de precios parta tener bajo control el dólar y la inflación. Y debió jugar en la campaña la figura presidencial ya que, efectivamente, el candidato solo atinó a decir “Soy Milei”.
Quienes ven otra dimensión en estos resultados electorales no desconocen el impacto de esas variables y el peso del aparato del Estado, pero ponen el acento en que el resultado le otorga un fuerte respaldo político al gobierno, que le permitirá afrontar las próximas elecciones nacionales con mayores posibilidades para mejorar su representación parlamentaria y sobre todo avanzar en las reformas estructurales comprometidas con el FMI y el gran empresariado, así como para encarar en los próximos dos años de mandato su proyecto de transformación radical integral (económica, social y cultural) de la sociedad argentina.
Desde ahora LLA puede asumirse como el representante dominante (no hegemónico todavía) de la derecha y ultraderecha nativa. En general y como queda señalado en un artículo de La Nación, “La política sigue en estado líquido, aunque Milei y los suyos representan lo más sólido de esa escena”.
La cuestión democrática.
El régimen de la democracia liberal está siendo puesto en cuestión por la lógica del gobierno, política que se ha acentuado no bien se conocieron los resultados electorales. La desvalorización de las instituciones, el acostumbramiento a discursos violentos que impugnan la acción política, el recurso a los DNU, la posibilidad de volcar dinero al mercado sin conocer sus orígenes, la persecución a los periodistas, las represiones continuadas, la agresión a otras fuerzas políticas, ya no solo a la izquierda… Lo ocurrido con el falso video en el que Macri cambiaría su posición política es un llamado de atención. Si esto ocurre en una elección de tercer orden, ¿qué puede ocurrir en el camino a octubre y aún más las presidenciales?
Lentamente se va imponiendo un sentido común que aceptaría el recorte de derechos civiles, lentamente se está diseñando un camino cada día más autoritario. Es parte de la batalla cultural que impulsa el presidente Milei.
Una deriva por demás peligrosa si no hay respuesta a tiempo.
* Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).
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