Sabado 27 de abril 2024

Desatinos verbales

Redacción 15/09/2023 - 00.45.hs

La semana que pasó en esta columna se hicieron algunas consideraciones sobre el proceder –digamos—político de Javier Milei, para finalizar preguntándose si, a la vista de los resultados de sus acciones “se esté arrepintiendo de sus más que imprudente declaraciones… o que, ensoberbecido por los votos obtenidos persista en sus desatinos verbales, sin cuidarse de los sectores de la sociedad a los que afectan y los daños que pueden causar a su disparatado “programa político”.

 

Como si ese candidato hubiera leído lo consignado, el fin de semana que pasó quedó demostrado que, de las dos posiciones que considerábamos, optó claramente por la segunda, es decir: persistir en lo suyo. Lo hizo a través de declaraciones de quien, de ganar las elecciones, según se dice será su canciller: la economista Diana Mondino. Ella expresó que en lo que hace a las islas Malvinas, antes de cualquier acción al respecto, la Argentina debe aspirar a convertirse en “un país normal" y reducir su inflación "si quiere que las Malvinas busquen una relación más estrecha con el continente".

 

Además, remarcó que "los derechos de los isleños serán respetados" y que "no se les puede faltar el respeto".

 

"El concepto de que se puede imponer a la gente lo que se puede hacer o lo que se debe hacer es muy feudal e ingenuo", afirmó, para luego finalizar, siempre refiriéndose al mismo tema, preguntándose y reiterando: "¿Por qué alguien querría ser parte de una sociedad? Necesitamos convertirnos en un país normal".

 

La consideración es perfectamente armónica con las ideas de su jefe, quien ha sugerido que Argentina debería adoptar un enfoque diplomático al estilo de China sobre Hong Kong en cuanto a las Islas Malvinas, con una transferencia gradual de soberanía por parte de Gran Bretaña.

 

Quizás semejante postura no debería asombrarnos tanto ya que, después de todo, otra candidata a la presidencia del país llegó a sugerir en plena epidemia de Covid que podríamos dejar de lado los reclamos por las islas a cambio de una masiva entrega de vacunas contra la enfermedad, pero eso sí, debían ser de un determinado laboratorio.

 

¿Pero es que un presidente del país, en pleno ejercicio de su cargo, no llegó a alojarse en la mansión sureña de un magnate inglés que usurpa parte de nuestro territorio?, eso claro que con anuencia de la justicia…

 

El mismo Milei, protagonista del comienzo de esta nota, acaba de declarar ser un admirador de Margaret Thatcher y sus políticas relativas a las islas.

 

Los durísimos calificativos que los centros de veteranos de guerra de distintas provincias aplicaron a Milei y su ad later ("Cipayos", "vendepatria", traidores internos) fue la respuesta a que, en un eventual gobierno de los libertarios, se respetarían "los derechos de los isleños", una declaración que dejó perplejos a los propios ingleses, quienes aunque están acostumbrados tanto a las sutilezas como a las torpezas de la diplomacia argentina, nunca habían observado que se llegara a un punto tal.

 

Con semejantes antecedentes (y otros del mismo calibre) se impone una reflexión: ¿Qué pudo habernos pasado a los argentinos para que en el seno de nuestra sociedad prohijáramos personajes de esta laya? ¿Cómo es posible que, con semejantes ideas y conceptos acerca de lo que es la Patria hayan estado ocultos o disimulados bajo disfraces que ignoramos o no supimos distinguir, y ahora se manifiesten con tan disparatado ímpetu? ¿Qué se hizo en la fraseología política y militar propia de las dictaduras que sufrió el país y las democracias posteriores, si no fueron capaces de advertir esta progenie?

 

Para que asome (¡y tenga un relativo éxito, sí que con la ayuda de algunos medios de difusión!) gente de estas ideas debe haber un fondo con causas muy serias, ya que en su propuesta son capaces de pisotear todo aquello que constituye la patria, según se nos ha enseñado desde la infancia. Para ellos, evidentemente, la única patria es el dinero.

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?