Miércoles 12 de noviembre 2025

Deslucida reunión, para no incomodar a Estados Unidos

Redacción 12/11/2025 - 00.32.hs

IRINA SANTESTEBAN

 

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe nació en 2011, como contrapeso a la OEA (Organización de Estados Americanos) y se conformó con los 33 países de América Latina y el Caribe, sin la tutela de Estados Unidos. En aquel momento gobernaban presidentes progresistas como Hugo Chávez (Venezuela), Raúl Castro (Cuba), Cristina Kirchner (Argentina) y Evo Morales (Bolivia), entre otros. En su carta fundacional se reivindica la soberanía regional, la auténtica integración de los países miembros, el vínculo directo con los pueblos originarios y los sectores populares, manteniendo distancia de la matriz injerencista de Washington.

 

Pocos.

 

En este caso, se trató de la Cuarta Cumbre de la CELAC con la Unión Europea, y tuvo lugar en Santa Marta, Colombia. Pero con escasa participación en cuanto a representación de los países miembros, pues asistieron solo nueve jefes de Estado, y varios países -entre ellos Argentina - enviaron delegaciones de bajo rango.

 

El representante argentino fue un funcionario de tercera línea, Juan Manuel Navarro, subsecretario de Política Exterior; no asistió el presidente Javier Milei ni el ministro de Relaciones Exteriores Pablo Quirno. La CELAC no forma parte de la agenda de La Libertad Avanza, a tono con lo que ordena el país del norte.

 

Tampoco asistieron otros presidentes, como Gabriel Boric (Chile), Claudia Sheinbaum (México) y Yamandú Orsi (Uruguay).

 

Agresión.

 

La cita fue en medio de una tensa situación en la región caribeña, por la presencia desde setiembre de una flota de la armada norteamericana, frente a las costas de Venezuela y Colombia, con la excusa del “combate al narcotráfico” y acusando falsamente al presidente venezolano Nicolás Maduro, de ser el jefe del “Cartel de los Soles”. Tales acusaciones no han sido comprobadas en ningún ámbito, pero no han frenado la agresión yanqui, que a contramano del derecho internacional, ha bombardeado lanchas venezolanas y colombianas, con el argumento que “transportaban droga”, asesinando a decenas de personas. Sin embargo, en ningún caso se presentaron pruebas de esa acusación y por el contrario, Venezuela explicó que se trataba de pescadores.

 

Sin drogas.

 

Un informe reciente publicado en 2025 por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) ofrece una radiografía detallada sobre las rutas y producción de cocaína en América Latina. Según esos datos, el 87% de la cocaína que desde Colombia y Ecuador se envía a Estados Unidos, utiliza rutas marítimas por el Pacífico. Ecuador ha incrementado su participación en estas rutas de un 20 por ciento al 60 por ciento, mientras que solo un 5 por ciento intenta salir desde Venezuela. Y decimos “intenta”, porque la Unodc destaca que Venezuela controla más del 70 por ciento de las rutas que atraviesan su territorio. Por tanto, lo califica como un país "no relevante" en términos de tráfico de drogas en comparación con Colombia y Ecuador. Las autoridades bolivarianas han incrementado la lucha contra el narcotráfico en los últimos años, con gran éxito. La primera medida que tomaron en ese proceso, fue la expulsión de la DEA.

 

Por ello el presidente Nicolás Maduro afirma que así como no había armas de destrucción masiva en Irak, tampoco es verdad que él sea el jefe de ningún cartel. “Venezuela no siembra, no produce ni trafica drogas”.

 

En realidad, el mayor consumidor de drogas del mundo es el país que hoy pretende agredir a Venezuela: los EEUU.

 

Declaración.

 

En la Cumbre se aprobó una declaración conjunta de 52 puntos, sobre diversos temas: comercio e inversión, clima, medioambiente, transición energética, cooperación en seguridad ciudadana, justicia y lucha contra el crimen organizado.

 

Aunque en la prensa occidental se informó que el documento es muy “crítico” de EEUU, no hay tal cosa. Solo se hace una tibia alusión a la injerencia política, económica y militar que la administración norteamericana viene incrementando en los últimos años.

 

El documento no menciona directamente la presencia de flotas estadounidenses frente a las costas de Venezuela y Colombia, ni tampoco hace referencia a los más de 70 muertos ocasionados por los bombardeos navales en aguas caribeñas, en abierta violación al derecho internacional.

 

Esta falta de firmeza en la denuncia contra la amenaza militar que lleva adelante la administración Trump, además del bloqueo y sanciones económicas, nos muestra hoy una CELAC muy lejos de las aspiraciones que tuvieron sus creadores, de fortalecer un bloque regional de la Patria Grande, en resistencia al poder imperial norteamericano.

 

Papelón.

 

El papel de Argentina en la cumbre estuvo a tono con lo que Milei viene haciendo en todos los foros internacionales: seguir con absoluta sumisión los mandatos de EEUU.

 

Así como hace unas semanas en la 80 Asamblea General de las Naciones Unidas, la representación argentina votó a favor de la posición yanqui en relación al bloqueo contra Cuba, ahora se negó a firmar los puntos del documento de la Cumbre CELAC-UE que molestaban a Washington.

 

Entre ellos, obviamente, el rechazo al bloqueo contra la patria de José Martí, y pese a que las críticas a la presencia militar estadounidense en el Caribe eran más que tibias, tampoco firmó ese punto del documento final.

 

Coherente con su postura misógina, tampoco suscribió el llamado a la protección de las mujeres y diversidades frente a discursos de odio en entornos digitales.

 

Y para reafirmar su alineamiento con Israel, se negó a firmar la exigencia de alto al fuego y respeto al derecho internacional en Gaza.

 

“Ay Patria mía”, dicen que fueron las últimas palabras de nuestro gran prócer Manuel Belgrano. Qué diría hoy nuestro creador de la bandera, cuando vemos que Argentina, que tuvo posiciones latinoamericanistas y progresistas en los foros internacionales, hoy se comporta como el mejor alumno del tío Sam en el “Patio trasero” de Monroe.

 

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