Lunes 22 de abril 2024

El pino que quiere tapar el bosque

Redacción 31/07/2022 - 11.51.hs

No se podía esperar otra cosa. Una parte del “poder real”, encarnada en el ruralismo argentino, hizo su muestra anual como si nada pasara en este bendito país. Son tan egoístas que solo piensan en ellos y en nadie más. Y piden “soluciones urgentes” para poder ganar más de lo que ganan. El resto de sus compatriotas bien puede morirse de hambre, que a ellos no les va a importar, porque consideran que no son parte de ninguno de los problemas que afecta a la población.

 

Y tal como se preveía, la inauguración oficial de la Exposición Rural de Palermo fue una fiesta del neoliberalismo, mostrando un poderío que no coincide con sus lamentos. Si les fuera tan mal como dicen, ¿podrían hacer semejante muestra, plagada de stands que exhiben las más modernas maquinarias, las mejores camionetas cuatro por cuatro y los bovinos genéticamente perfeccionados para dar mejor carne y más leche?

 

Hay algo que no concuerda en todo el discurso, pero no lo van a admitir. Son los mismos que abuchearon a Alfonsín y que después le pusieron alfombra roja a Menem y a Macri. ¿Hace falta explicar algo más para entenderlos?

 

No están dispuestos a ser solidarios, ni a compartir el pan, lo quieren todo para ellos y queda claro y ratificado una vez más con el discurso de ayer.

 

Oposición sin propuestas.

 

Así fue como el presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, abrió la exposición de La Rural en Palermo con un discurso claramente opositor al gobierno nacional, en el que volvió a pedir que se bajen las retenciones y hasta tuvo el atrevimiento de tildar de “especulador” al Estado nacional. Pareciera una “proyección” de uno mismo en el otro. Y como si faltara algo para abonar la teoría, también añadió: “Somos respetuosos, pero no vamos a permitir el saqueo”. De las silo bolsas, ni una palabra, pero sí hubo párrafos enteros para hablar contra las trabas y los cupos.

 

Tampoco quieren controles de precios. Toda la propuesta del “campo”, si es que así puede ser considerada, es “eliminar el malgasto del Estado”.

 

Como contrapartida, se quejan de la carga impositiva, pero reclaman que el Estado está obligado a darles a todos los ciudadanos “como prioridad” los servicios de seguridad, salud, educación, justicia, moneda fuerte e infraestructura". ¿Y de dónde piensan que esos fondos deben salir? ¿El “campo” no debe tributar para eso? Los productores podrían aportar algo de la “renta inesperada” que les proveyó el conflicto entre Rusia y Ucrania, pero a esa cuestión tampoco le dedicaron una sola palabra.

 

Además, a la hora de pedir, reclaman que el área de Agricultura y Ganadería no pierda rango ministerial. ¿Ahí no habría mal gasto? ¿O es que no quieren perder poder con sus interlocutores para presionar al gobierno de turno?

 

Lo que siguen exigiendo es “la total liberación de los mercados para carne, trigo, maíz y los demás productos”. Es decir: “apertura total” y nada de retenciones.

 

Pino recordó además que el gobierno "intervino en las exportaciones de carne, provocando que cayeran un 11 por ciento en el último año" y añadió que "paradójicamente, y bajo el pretexto de proteger con precios bajos el consumo de la población, lo que consiguieron fue hacerlos subir, impulsados por la falta de soluciones verdaderas para erradicar la inflación creciente que afecta a todos los argentinos". Es decir que la culpa del aumento no la tuvo nadie de la cadena de producción. Para “el campo”, los responsables de la caída productiva vendrían a ser el Estado en primer lugar y los consumidores en el final del recorrido. Elegante forma de hacerse los distraídos.

 

Y ni qué hablar de la cuestión de las retenciones, donde festejan que la justicia, la que favorece al “poder real”, siempre tiene a mano un juez amigo para aplicar una cautelar que frene las decisiones gubernamentales.

 

¿Y a que no saben de quién es la culpa de la falta de gasoil? “Del Estado, porque controla su precio, creyendo poder usarlo como un ancla contra la inflación, en vez de tomar medidas efectivas contra ella".

 

Conclusión: para la Sociedad Rural Argentina, toda la culpa es de un Estado al que además califica de “intervencionista”, porque ellos reivindican “la libertad de tomar decisiones económicas”.

 

Y resulta que no tendría ser así. El Estado debería intervenir más, y de verdad, para frenar tantas distorsiones, regulando a través de juntas nacionales para evitar acopios especulativos. Por eso, a la nueva conducción económica, este Pino no debería taparle el bosque. Hay que pensar en todos, y más que nada, como se viene repitiendo recientemente, en que “los últimos tienen que ser los primeros”. Y en ese lote, sin dudas, no está la gente del “campo”.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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