Domingo 17 de agosto 2025

Ella está para aguantar

Redacción 17/08/2025 - 00.16.hs

La escena inicial parece sacada de un film de Lars von Triers: en la plaza de un pueblo pequeño, pampeanamente universal, hay una mujer encadenada, su cabello corto, casi rapado. Las cadenas en realidad no se ven -forman parte de la convención teatral- y esa ausencia se suma al clima de irrealidad de toda la escena, en la que los protagonistas actúan como si la situación fuera de lo más normal. Franca, que así se llama esta joven, recibe la visita de amigos, que le traen comida, le ceban mate, le preguntan por qué continúa allí encadenada, le piden que se libere. Así nos enteramos que ella lo hace voluntariamente. A lo lejos se escuchan los preparativos para la fiesta del pueblo, la fiesta del hachero: la celebración de un oficio brutalmente masculino, aunque en la historia pampeana sobren ejemplos de familias enteras -niños y mujeres incluídos- involucrados en esa empresa atroz.

 

Rancul.

 

Mariana Roseró, autora del texto y directora de la puesta, cuenta que se inspiró en un hecho real, ocurrido en 2020 en Rancul, norte de La Pampa. Un domingo de verano a la tarde, un joven de 19 años resultó muerto por una cuchillada asestada por otro adolescente de 17, en una gresca donde había un tercer participante. La joven esposa del fallecido entonces tomó la determinación de encadenarse a una columna del edificio municipal, reclamando justicia.

 

El hecho puede parecer demasiado familiar: la violencia con cuchillos se ha transformado en un extraño "revival" (Borges estaría exultante), y las mujeres que ponen el cuerpo, hasta inmolarse, ante la injusticia (casi siempre son mujeres, como las Madres de Plaza de Mayo) también forman parte del paisaje contemporáneo. Pero la dramaturga no pudo evitar percibir la tragedia subyacente, y no resistió la tentación de escribir a partir de esa imagen inicial: ese fue su proyecto de pandemia.

 

Aquel texto inicial fue objeto de un intenso trabajo grupal, de juegos, prueba y error, que incorporó aportes de otras artes como la danza, la música (que se interpreta en vivo) y hasta del cine: parte de la muestra incluye proyecciones de la "cocina" de la muestra, incluyendo el momento en el que la protagonista se somete al sacrificio de su copioso pelo.

 

Gonzo.

 

En el centro de todo este microcosmos está la protagonista, interpretada por Juliana González Carreño, más conocida entre nosotros por sus dotes para la danza, que se entrega en una actuación estilo "gonzo", que incluye la pérdida de su cabellera. Pocas cosas más simbólicas del ultraje a las mujeres: era practicada en masa, tan luego, por las "democráticas" sociedades de Francia, de Italia, tras la Segunda Guerra Mundial, contra las mujeres que habían cometido el pecado de amar a un soldado alemán.

 

Franca, encadenada en la plaza pública, es un cuerpo que se debate en las contradicciones de su comunidad brutal. Hay en ella una fé ciega en sus convicciones, en su entrega por la memoria del muchacho que amaba. Esa tozudez la hace objeto de burlas, que surgen fundamentalmente del miedo del pueblo.

 

En un país donde la figura de "la loca en la plaza" tiene una larga raigambre, no es de extrañar que, en determinado momento, el pueblo entero se congregue para execrar a esta mujer fuera del orden establecido. Casi que se puede escuchar, en el fondo, aquel coro griego de Chico Buarque en "Geni y el Zepelin": "Tírenle piedras a Geni, ella está para aguantar, ella está para escupir".

 

Mal.

 

Pero la obra no se queda en ese martirio de la heroina. Otros personajes también tienen derecho a que su voz se escuche, incluyendo el supuesto matador del amante de Franca.

 

Su voz de cuasi niño se escucha clara, cuando le reclama al supuesto dios de sus mayores, adónde estaba aquella aquella tarde noche de hastío y de abulia, en que se desgració con esa muerte que cargará en su alma joven (aunque nunca le sea reclamada por la justicia de los hombres). Por supuesto, nadie le responde. Así es como opera la insorportable banalidad del mal.

 

"La fiesta del hachero".

 

Dramaturgia y dirección: Mariana Roseró.

 

Elenco: Juliana González Carreño, Vicente Ibarra, Melina Simpson, Rossana Senoseain, Agustina Biscayart Abram, Julieta Rossi, Mauricio Ochoa y Marcos Vilaseca.

 

Sala ATTP, domingos de agosto a las 17 horas.

 

PETRONIO

 

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