Me acordaba de Néstor
Por Sandra Russo
Hace un rato volvía de la radio a mi casa, diez minutos antes de que se conocieran los tremendos datos oficiales. De todos modos, todo lo que se sabía hasta entonces preanunciaba este resultado de derrota aplastante.
En el taxi me acordaba de Néstor, después de perder las elecciones de medio término contra Alica alicate, y de la desmoralización generalizada. Porque eso es lo que pasa con las derrotas pero sobre todo con estas no tan nuevas derrotas en las que lo clave no es lo político, sino la narración de lo político. Y en eso la ultraderecha nos lleva mucha ventaja. Tienen de su lado a los dueños de las narrativas globales.
Me acordaba de su aparición en la asamblea de Carta Abierta, y en esa actitud de llevar ánimo donde no lo había. Néstor había triunfado y perdido, y veía el proceso, no la foto. Fue a reconfortar, ya instalado de nuevo en su lugar de dirigente político con mayúsculas.
Hoy no han ganado los dirigentes políticos con mayúsculas. Han ganado más canallas. Más arribistas. Más ignorantes. Más gente vinculada con el narco.
Tenemos que entender mucho más de lo que está pasando que lo que sabemos. Tenemos que dejar de creer que la unidad es algo que solamente alude a una competencia electoral. Tenemos que dejar de ser miedosos y querer no intranquilizar a nadie con propuestas que cambien drásticamente la distribución del dinero y los recursos. Nos odian igual. Tenemos que ser claramente la opción liberadora.
También hay que pasar en limpio y hacérselo pagar al antiperonismo, que se abroqueló atrás del tipo que cede este país y lo entrega descaradamente. No es curioso que este año le hayan dado el Nobel de la Paz a una mujer que agitó las guarimbas en las que quemaban vivos a chavistas, y que desde Estados Unidos pide la intervención militar a su propio país. No es curioso que haya ganado LLA justo cuando tenemos al JP Morgan presenciando el espectáculo. El entreguismo antiperonista, cruzado con el narcocapitalismo y la guerra cognitiva dan este resultado. A Fuerza Patria le falta ser la opción que indubitablemente representará a los condenados de la ultraderecha. Pero no es una crítica que no contemple que los procesos sociales, nos guste o no, no coinciden con momentos electorales. Dicho esto, a seguir luchando porque lo que viene nos necesitará despiertos y receptivos, y menos embotados en matices internos.
Recupero, justo a horas del día de su muerte, aquel recuerdo de Néstor para aligerarme esta noche tan amarga. Lo peor que podemos hacer es dramatizar. Hay cosas mucho más importantes que tenemos por delante. (Por Sandra Russo, Página 12).
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