Nuestro imprescindible Diógenes del Salitral
La ausencia en la entrega de las distinciones a los vecinos ilustres de la ciudad del historiador, cooperativista y ex jefe de la bancada de concejales oficialistas, José Carlos Depetris, marcó un punto alto en el sostenimiento de las convicciones en estos tiempos atravesados por pragmatismos, dobleces y propias conveniencias.
Como un Diógenes salitrero, Depetris al renunciar a recibir la distinción que la ciudad le otorga a sus vecinos, remedó lo que aquél filósofo griego respondió a Alejandro Magno cuando lo visitó en su tonel y le ofreció darle lo que quisiera: “Quítate que me tapas el sol”. Esta frase lanzada desde el llano al poder político vuelve, hoy como ayer, a tomar el significado que su autor le dio en la Atenas del siglo IV.
No cualquiera renuncia a una distinción merecida y popular. No cualquiera sopesa en la balanza las connotaciones que tiene hacer de ese hecho un acto de regocijo individual o transformarlo en una herramienta de concientización.
De las decenas, si no centenas, de distinciones que el Concejo ha dado a sus vecinos destacados, hemos asistido en su gran mayoría a verdaderos actos de justicia y en no pocos casos de reparación del olvido a quienes han contribuido a sostener y aportar a la vida en la comunidad. Con mayor o menor acierto, han sido merecedores.
No se trata de contrastar, pero sí de hacer el esfuerzo de verificar cuando estamos ante un acto que expresa la eticidad que se necesita para reencontrar el rastro que, como dice la canción, a veces perdemos.
Es que el quítate de Depetris, aunque tiene nombre y apellido y un cargo alto en el cuerpo que distingue a los vecinos, alude no solo a ella, sino al silencio cómplice con el intento de tapar, si no el sol de la ciudad, sí a su mayor construcción colectiva: la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa Limitada.
Paradójicamente, mientras la máxima autoridad municipal cumple su rol de custodiar la legalidad y autonomía quitando las columnas que el multimedio Clarín instala a mansalva e ilegalmente, su segunda al mando es la principal lobista del multimedio. Y no son muchos los que la señalan como amerita la gravedad de la hora.
Allí están, junto a Depetris, los queridos viejos de la Comisión de Apoyo de la Cooperativa, en la primera línea. Señalando a las nuevas generaciones el camino y haciendo el último aporte a la construcción de una sociedad más justa que nuestra CPE expresa.
Ya recuperará la ciudad la dignidad del cuerpo colegiado municipal para que cumpla con entregarle a Depetris su merecida distinción. No la busca ni la buscó nunca, pero es deber del vecindario reparar lo que su dignidad le impide recibir.
En todo caso, el distinguido ya lo fue y no por representantes, sino por los propios vecinos que han visto en su actitud principista el camino al que hay que enfilar los pasos.
Cuenta la historia que don Diógenes, el griego, el que había nacido en Sínope, recorría la ciudad de día con una lámpara encendida buscando un hombre honesto. Si hubiera hecho su búsqueda por este vecindario, hubiera encontrado más de uno, muchos de ellos, en las filas del cooperativismo y, sin dudas lo habría encontrado en la figura de nuestro José Carlos.
Aquél griego, llamado “El Perro”, hubiera marchado de la mano con él, con ellos, en este lejano, perdido, casi inexistente punto de la Tierra donde sus reflexiones sobre las dificultades que, antes y ahora, conlleva vivir de acuerdo a sus convicciones, hubieran encontrado la necesaria comprobación.
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