Jueves 18 de abril 2024

Posturas delirantes

Redacción 24/05/2023 - 08.50.hs

Con alguna frecuencia, las circunstancias excepcionales suelen favorecer la aparición de personajes también excepcionales, pero no necesariamente beneficiosos o positivos al momento.

 

La reflexión se impone ante las cercanas elecciones presidenciales y la entrada en escena de personajes principales y algunos subsidiarios de los mismos, caso de Javier Milei, alguien que cualquier estado democrático rechazaría pero que en nuestro país, en virtud de la circunstancia política y la postura de apoyo de los medios de difusión para con la corriente neoliberal, salta de uno a otro candelero publicitario.

 

No es novedad decir que Milei excede lo pintoresco para caer en lo peligroso porque, qué otra cosa se puede decir de alguien que propone abolir la enseñanza pública, arrasar con las instituciones básicas del Estado o generar un mercado libre de venta de órganos humanos, por citar solamente tres de sus bárbaras ideas. Un individualismo exacerbado y para nada cristiano motoriza esos procederes que conllevan un desprecio por las respectivas leyes vigentes, en especial la que hace a la cesión de órganos.

 

Sin embargo, otro rasgo peligroso en esta personalidad delirante radica en que, por distintas razones y procesos, surge gente joven que se alinea detrás suyo. Un buen ejemplo es el cantante de cumbia villera que se hace llamar Dipy. Buena parte de su trascendencia, que la tiene, Dipy la logra atacando al gobierno y los movimientos populares, a los que parece despreciar aunque proviene de la más extrema pobreza, según el mismo pretende reivindicar.

 

Su audacia verbal (repleta de frases hechas sospechosamente parecidas a las que usa el sector más derechista del neoliberalismo, y dentro de éste su orientador Javier Milei) casi siempre roza el insulto. Ha llegado a criticar con torpes y rebuscados argumentos a las Madres de Plaza de Mayo, y en especial a Estela de Carlotto, a quien califica de mentirosa en cuanto al secuestro y asesinato de su hija por parte de la dictadura militar. Y como para que no queden dudas de sus inclinaciones y procederes sintetizó: “Cristina es un hacha y el pueblo es un árbol”.

 

Aunque no de posturas tan extremas pero igualmente delirantes aparece Sergio Agüero, otrora futbolista de élite que debió abandonar el fútbol por problemas de salud. Muy suelto de cuerpo, Agüero –sin tener la menor idea ni estudios al respecto- se embarca en las ideas de Milei y se dice partidario de dolarizar la economía, eliminar el Banco Central y, como es de suponer, el impuesto a la riqueza que debe comprender a este opinador que, apenas cuatro años atrás, se desplazaba en un Lamborghini, un auto de élite si los hay. Con una audacia consecuente y en su crítica a la moneda nacional exagera que “ahora todos ganan en dólares”.

 

Resulta curioso observar que en las opiniones del ex jugador, nacido y criado en una villa de emergencia, no tiene para nada en cuenta ni siquiera en lo elemental: las consecuencias que traería una dolarización para con los más desposeídos. Tampoco considera que gran parte de la situación económica que critica se debe a la irresponsable deuda que contrajo el gobierno macrista que, para peor, fugó y dejó fugar los dólares obtenidos.

 

Otra singularidad del tema consiste en la atención que presta la prensa en general a las declaraciones de estos personajes de nuestra sociedad, (y nos hacemos cargo del sayo que nos corresponde), carentes de las más elementales herramientas de análisis y crítica.

 

Son algo así como si se pretendiera enseñarle a él cómo pegarle de chanfle a la pelota.

 

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