Sabado 28 de junio 2025

Problemas de antigua data

Redacción 09/11/2024 - 00.17.hs

Para quienes usan habitualmente la muy transitada ruta entre Santa Rosa y Toay, el espectáculo de la circulación automovilística durante los últimos días debe haber resultado sorprendente: multitud de automóviles a velocidades prudentes, manifestando acaso una prisa pero dentro de lo que marca la ley. La sorpresa tiene explicación: la instalación de dispositivos capaces de registrar instantáneamente las infracciones a las normas de tránsito, trasladándolas a multas que imponen respeto. En el suceso, lamentablemente, ha vuelto a mostrar su efectividad, aquel repudiable y tradicional dicho de que “la letra con sangre entra”, ya que las medidas y advertencias anteriores –desde hace años—no habían tenido efectividad.

 

Es que las maneras de conducir de mucha –demasiada – gente ignora el riesgo latente en la velocidad, tanto para ellos como para el prójimo. Esa condición se ejemplifica todavía en la avenida que circunvala Santa Rosa, donde quienes transitan por esa arteria y sus correspondientes colectoras lo hacen a una velocidad que supera largamente lo determinado por los carteles que abundan a sus costados. La circunstancia se agrava por la enorme cantidad de motocicletas que usan la misma vía, no siempre respetando o desconociendo abiertamente las reglas más elementales.

 

El problema de la Circunvalación es de antigua data: desde años atrás los vecinos reclaman por el tránsito a velocidades indebidas de gran cantidad de automóviles, incluidos camiones- tanque, muchos de ellos portando contenidos de alta peligrosidad. Asusta ver esa clase de vehículos excediendo largamente los 60 kilómetros por hora que marca el reglamento, muy especialmente en una zona densamente poblada como lo es la avenida a lo largo de su traza. Esas velocidades, y los ruidos consecuentes en pro de no perder una semaforización a la que le faltan cruces, genera también una gran cantidad de sonidos molestos, circunstancia que ha sido protestada varias veces por grupos vecinales sin que hasta el momento se haya visto atenuada.

 

Es que a pesar de los cambios que se advierten en los últimos tiempos, el tránsito santarroseño da para muchas observaciones que harían a su mejora. Son observaciones simples que, sin embargo, pueden repercutir notoriamente en ese quehacer.

 

Por otra parte, dejando en este caso de lado el problema de las bicicletas, que ha crecido, y con algunas características peligrosas que ya se han mencionado en esta columna, otro detalle a ser tenido en cuenta -aunque de solución simple- son las ramas de los árboles que obstruyen la visión, especialmente la de los semáforos. De hecho hay lugares en la ciudad donde ese obstáculo visual no se advierte hasta estar prácticamente encima, con los riegos que son de esperar para con el automovilista no prevenido en cuanto a la circunstancia. Con la llegada de la primavera y la expansión de los vegetales, los inconvenientes se hicieron más densos en el concepto y en la realidad, si tenemos en cuenta el crecimiento del ramaje; la observación remarca la ausencia de las podas preventivas en el arbolado público que se hacían en otras épocas. La circunstancia, aunque en menor escala, también se advierte en las esquinas donde por decisiones estéticas de los propietarios de las casas adyacentes, las veredas abundan en matas decorativas que, también, obstruyen la visión y generan un cierto riesgo fácil de prevenir.

 

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