Punto de vista: Argentina en la encrucijada entre la unidad y el abismo
Por Luis "Changui" Cáceres
El presidente Javier Milei ha tomado una decisión que pone en peligro la salud de los argentinos: salir de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una medida insensata en un mundo donde las crisis sanitarias son una amenaza constante, desde nuevas pandemias hasta la propagación de enfermedades resistentes a los antibióticos. Pero lo más alarmante no es solo el impacto en la salud pública, sino la razón detrás de esta decisión: congraciarse con Donald Trump y la extrema derecha global.
No es una cuestión de soberanía ni de mala gestión de la OMS durante la pandemia. Es un gesto de sumisión, un intento de ganar favores de un líder extranjero que ve a Argentina como una ficha más en su tablero político. Salir de la OMS no solo nos deja aislados en términos de cooperación sanitaria, sino que nos convierte en un país sin voz en las decisiones globales sobre salud pública.
Esta política de Milei no es un hecho aislado. Su estrategia de comunicación y propaganda replica con preocupante exactitud las 11 premisas de Joseph Goebbels, el arquitecto de la manipulación nazi. Se presentan como defensores de la libertad mientras persiguen a quienes piensan distinto, ridiculizan a la prensa independiente y demonizan a sus opositores. Quien se proclame radical y apoye este gobierno no es más que otro nazi disfrazado. El radicalismo verdadero, el de Irigoyen, Illia, Balbín y Alfonsín, jamás habría avalado semejante barbarie.El pueblo argentino está harto de la grieta y de la violencia verbal que emanan Milei y su entorno. La hermana del presidente se ha convertido en una versión liliputiense de Himmler, con su obsesión por el control absoluto y la persecución del disenso. La salida de la OMS es solo un paso más en la transformación de Argentina en una colonia de Estados Unidos y de la ultraderecha israelí.
La historia nos enseñó que la desunión nos hace débiles. Como decía el Martín Fierro, “los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”. Hoy más que nunca, Argentina necesita unidad y consensos. El pueblo votó a Milei creyendo que ajustaría a la casta, pero está repitiendo la historia de los ’90, cuando se prometió un "salariazo y revolución productiva" y el resultado fue la entrega del país. La diferencia es que Menem era un político con oficio, y este gobierno es un experimento peligroso liderado por alguien con evidentes problemas de personalidad.
No dejemos que nos tomen por tontos. No podemos permitir que nos arrastren al abismo por una sumisión ideológica. Es hora de reaccionar antes de que sea demasiado tarde.
* Ex diputado nacional por la provincia de Santa Fe y dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR).
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