Puntos oscuros
El tema de las columnas instaladas y a instalar por parte una empresa integrante del sistema de medios perteneciente al Grupo Clarín agita la política de Santa Rosa y parece trasmitirse a otros municipios de la provincia. En la visión global de los sucesos aparecen algunos puntos oscuros que sería necesario aclarar.
En principio, llama mucho la atención la abulia del grupo económico para con el marco legal de la comuna, no sólo por su irrupción prepotente en cuanto a la instalación de la infraestructura para sus futuras emisiones de TV; y también por la absoluta indiferencia, sin respuesta alguna, con que ha recibido las objeciones y emplazamientos comunales los que, dicho sea, no han pasado de las palabras.
También, y acaso no menos importante, es una singular reunión –asado incluido— en la que habrían confraternizado munícipes, clarinistas y gremialistas a partir de la cual se habría sobrentendido una suerte de indiferencia en cuanto a proseguir con la instalación de columnas.
No son temas menores para entender la situación, especialmente si se tiene en cuenta el expediente donde la empresa solicita la autorización para operar, presentación en la que la asesoría legal del municipio subrayó groseros defectos de forma, suficientes como para que fuera rechazada.
Desde un estricto punto de vista puede ser comprensible que el intendente, en virtud de sus aspiraciones políticas a futuro, no haya efectivizado un rechazo claro y de plano, para no ganarse un enemigo de la talla de Clarín, de imprevisibles consecuencias, y quizás por eso esté entregado al delicado equilibrio que exigen tanto los intereses comunales como los particulares, pero la situación se expande cada vez más.
El numeroso público que asistiera a la sesión del Concejo Deliberante para exigir claridad y definiciones es un elemento demostrativo más. Ya hay sectores de la sociedad santarroseña que piden en el tema “hechos y no palabras” ejemplificando con los intríngulis administrativos a los que se debe enfrentar un ciudadano común para realizar algo en la vía pública, en tanto que una empresa de –hasta ahora- escasa solidez documental continúa con una tarea prohibida repetidas veces por el municipio.
También, innegablemente, asoma el espíritu cooperativista de la población santarroseña, el mismo que sirviera como ejemplo en el país. Y en tal sentido ya se reactivó una Comisión de Apoyo a la CPE, para respaldar a la entidad solidaria ante lo que en definitiva es un ataque de carácter monopólico.
Para el final, pero no menos importante, quedaría la necesidad de que quienes se sientan identificados con los intereses foráneos lo hagan público sin caer en actos que den lugar a cuestionar la necesaria imparcialidad que les exige su función, como en el caso de la presidenta del Concejo Deliberante. A sus procederes políticos no les vendría mal aquella frase heredada de los romanos que afirmaba que la mujer del César no solamente debía ser honesta sino también parecerlo…
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