Lunes 06 de mayo 2024

Que el árbol tape bosques y edificios

Redacción 04/06/2023 - 12.27.hs

Un aforismo de uso popular pide que “el árbol no tape el bosque”. Y más allá de las discusiones sobre su origen y su significado, el dicho volvió a cobrar relevancia durante los últimos días en Santa Rosa tras la comentada extracción de seis fresnos en una céntrica esquina de la ciudad.

 

La situación trae al debate una cuestión vinculada con el crecimiento de los cascos urbanos y el avance del cemento sobre la naturaleza. Evidentemente, hay una batalla que se está perdiendo en forma paulatina y sobre la que estos hechos deben obrar como un llamado de atención para generar no solo algunas reflexiones sino más bien el análisis de una nueva normativa que imponga castigos más severos y ejemplares para quienes no respetan al arbolado urbano.

 

Un poco de historia.

 

La frase sobre el árbol y el bosque refiere a “cuando alguien no puede ver un asunto o una situación en su conjunto porque está prestando atención a los detalles”. Se trata de un aforismo de uso popular, muy utilizado en nuestro país para hacer comprender que si uno se enfoca en pequeñas cuestiones no podrá ver la realidad completa que lo envuelve, por lo que el mensaje termina aconsejando “mirar más allá de una manera más global”.

 

Se dice que es una frase “acuñada por la experiencia de los siglos, pero a la cual rara vez se echa mano al momento de enfrentar algún asunto importante” debido a “la tendencia generalizada de ir siempre por las ramas, sin llegar jamás a tocar la raíz de los problemas”.

 

Esto provoca que por lo general numerosos factores impidan llegar al fondo de las cosas para una solución definitiva y que quienes son los encargados de resolver los problemas que afectan a una comunidad se pierden en discusiones estériles que terminan infructuosas discusiones que llegan a ninguna conclusión.

 

Al parecer, la expresión precisa sostiene que “a veces, los árboles no nos dejan ver el bosque” y es un refrán usado con más frecuencia en inglés y que quiere expresar que en ocasiones la concentración en un solo tema dispersa o hace pasar desapercibidas situaciones más amplias y que pertenecen a una misma realidad. De acuerdo con los estudiosos de los refraneros populares, el dicho apareció por primera vez en 1533 en un escrito de un tal Thomas More, que luego fue publicado en un libro de proverbios compilados por John Heywood en 1546. En consecuencia: el dicho tiene su historia y por lo visto no ha perdido vigencia.

 

Extracciones y multas.

 

Ese dicho popular volvió a escena en los últimos días en Santa Rosa. Para quienes se perdieron algún detalle, la situación se terminó por descubrir luego de que se retiraran los vallados que tapaban la construcción de un nuevo edificio en la esquina de San Martín y

 

Moreno. En ese momento se pudo observar que ya no estaban los seis fresnos de buen porte que formaban parte de ese paisaje, extraídos para que no entorpecieran el crecimiento edilicio.

 

Luego de que la situación tomara estado público, desde la Municipalidad de Santa Rosa se dispuso que la entidad propietaria de la nueva mole de cemento deberá reimplantar los árboles extraídos sin permiso, garantizando que sean “del mismo porte y edad”, según una resolución adoptada por el Juzgado de Faltas. Además, se aplicó una multa luego de la inspección que comprobó la infracción, porque obviamente los ejemplares se extrajeron sin autorización. Y, quedó establecido que “la reposición deberá ser acreditada ante la Dirección de Espacios Verdes antes de que el municipio otorgue el alta a la obra civil construida en esa esquina”, bajo apercibimiento de no autorizarla si se incumple con ese mandato.

 

Medidas ejemplares.

 

La situación debería ser utilizada para que sirva como hito histórico y recordatorio popular. Los concejales santarroseños deberían aprovechar para analizar la normativa vigente, actualizarla (una multa que no supera los 35 mil pesos por extracción suena irrisoria) y mejorarla con una serie de castigos ejemplares que desalienten este tipo de conductas. Y hasta podrían establecer que en estos casos no solo deberían reponerse los ejemplares retirados sino que tendrían que estar obligados a colocar en el lugar una cartelería que especifique claramente que la empresa constructora debió cumplir con una sanción por no acatar las disposiciones vinculadas al respeto sobre el arbolado urbano. Sería una forma de demostrar, contradiciendo al dicho popular, que no estaría tan mal eso de que el árbol nos tape el bosque, y en este caso, también el edificio.

 

Más bien sería preferible aplicar un proverbio que se atribuye a la cultura griega, que dice que “una sociedad se vuelve grandiosa cuando las personas mayores plantan árboles cuya sombra saben que nunca disfrutarán”.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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