Lunes 30 de junio 2025

Un año de soledad

Redacción 15/12/2024 - 19.23.hs

Termina una semana dominada por los aniversarios y por el sentimiento de soledad. Es que justamente durante los últimos días se concretó el esperado estreno de la serie basada en el premiado libro “Cien años de soledad” y también se cumplió el primer año de un nuevo gobierno en nuestro país. En el medio, el acontecer político dejó a unos cuantos en plena soledad, entre los que se contaron autoridades nacionales, funcionarios provinciales y legisladores de varios partidos.

 

La superproducción sobre “Cien años de soledad” está compuesta de dos temporadas de ocho capítulos cada una. La primera fue estrenada esta semana. La segunda no tiene fecha, aunque se espera que podría verse en 2025.

 

Catalogado en forma casi unánime como el mejor libro de Gabriel García Márquez, allí se narra la historia del ficticio pueblo colombiano de Macondo y el ascenso y caída de sus fundadores del lugar, durante el periodo poscolonial comprendido entre 1820 y 1920.

 

A lo largo de un siglo, la obra aborda el paso del tiempo como premisa universal del ser humano que reconoce lo efímero de su existir. Se centra en la familia Buendía de Riohacha y la maldición que llevan con ellos, por involucrarse entre parientes. (Cualquier parecido con comentarios maliciosos sobre alguna cercana familia presidencial es pura coincidencia).

 

Aislamiento y egoísmo.

 

Los estudiosos de la obra de García Márquez coinciden en señalar que mientras sobrevuela como mensaje una aceptación del destino, el relato pone de relieve la cuestión fundamental del aislamiento humano, de un egoísmo que está directamente relacionado con la soledad, donde cada generación sucesiva se ve cada vez más atrapada en un círculo vicioso.

 

El título justamente hace referencia al hecho de que la historia abarca siete generaciones de una familia, lo que equivale a aproximadamente cien años, sugiriendo que la soledad es un tema constante y duradero en la vida humana.

 

De este modo, se hace referencia a la forma en la que los humanos repetimos las mismas historias del lugar donde nacemos y, al mismo tiempo, esa identidad de nuestro lugar de origen va marcando la historia de nuestra familia.

 

Algunas coincidencias.

 

El destino parece empeñarse en marcar ciertas coincidencias, en este caso entre el estreno de la aludida serie y el cumplimiento del primer año de gobierno libertario.

 

En Argentina fue un año de soledad para muchos, que terminaron desprotegidos. Fue un año de soledad para trabajadores y jubilados. También para gobernadores e intendentes. Por ejemplo el nuestro, que no tuvo acompañamiento de la oposición, ni siquiera en esta semana para aprobar una licitación petrolera. Nuestros jefes comunales también quedaron solos, abandonados por los diputados de sus propios partidos, a quienes a esta altura parece que no les interesa otra cosa que satisfacer sus apetencias personales.

 

A nivel nacional, en los últimos doce meses, desde el gobierno no acompañaron a casi nadie. Ni a los inundados, ni a los afectados por incendios ni por otros fenómenos naturales. También abandonaron la salud, la educación, la previsión social, la atención para la discapacidad, la construcción de viviendas y la reparación de rutas.

 

Como si fuera poco, dejaron de pagar todas sus obligaciones para mostrar, ellos solos, que tenían superávit, pero a costa del déficit del resto.

 

Siempre en minoría.

 

Las nuevas autoridades nacionales se aislaron y en vez de tratar de construir consenso, solamente se conformaron con la mezquindad de conseguir -bajo dudosos métodos- una ínfima minoría, la necesaria para bloquear voluntades mayoritarias a través de los vetos.

 

Más tarde, hace muy poco, dejaron solo a un ex senador que intentaba fugar dólares al exterior sin poder justificar su procedencia. Y también hicieron a un lado a una vicepresidenta que dejó de ser funcional a intereses superiores.

 

Y lo peor es nos quedan como mínimo tres años más de un presidente que intentará seguir gobernando a puro decreto de necesidad y urgencia.

 

Ante tan tremendo panorama, no hay mucho por celebrar. Queda la esperanza de juntar todas las fuerzas necesarias para resistir, mientras valoramos la gestión de gobernantes más cercanos, que muestran que hay un camino distinto, con el apoyo de una economía ordenada y una banca provincial que alivia malos momentos financieros con beneficios, subsidios y descuentos, con solidaridad y con la vista puesta en el bienestar general de un pueblo.

 

Hay que seguir luchando, con más fuerzas que nunca, para que estos últimos doce meses no se transformen en el inicio de otros “cien años de soledad”, con errores que se repiten a lo largo de la historia. Debemos pensar en nosotros, pero -por sobre todas las cosas- en las generaciones venideras.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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