Una señal desde el cielo
Si estábamos esperando que el cielo nos enviara una señal para indicarnos cómo vamos en la tierra, ese indicio ya llegó en forma de claro mensaje: nos merecemos la advertencia de un meteorito que nos amenace con la destrucción total.
Tal vez esta sea la única forma de reaccionar. Porque no quedan dudas sobre todas las cosas que estamos haciendo mal, comenzando por el calentamiento global, la falta de respeto hacia la naturaleza y sobre todo la escasa preocupación que se pone desde los ámbitos de poder hacia la situación de los que menos tienen. Cuestión de humanidad, que le dicen.
Un meteorito en Argentina.
Aunque los especialistas nos dicen que hay una piedra espacial dando vueltas por ahí afuera, muy lejos de acá, con una probabilidad escasa que apenas supera el 2 por ciento de impacto en nuestro maltratado planeta dentro de unos siete años, en nuestro país va creciendo la creencia de que todo podría estallar por los aires bastante antes y sin necesidad de fenómenos exteriores.
Por acá tenemos nuestro propio y autodenominado “fenómeno barrial” que se encarga semana tras semana de ir destruyendo algo más. Mientras desde Nación se desfinancian provincias y municipios, también se recortan fondos para investigación y se eliminan institutos nacionales destinados a mejorar la calidad de vida de los argentinos. Todo es ajuste y más ajuste, con el presunto objetivo de mejorar nuestras cuentas, pero resulta que tenemos el país más caro en pesos y también en dólares, mientras la inflación no para y las deudas crecen.
Los economistas no hablan de un meteorito pero comienzan a pronosticar una especie de “big bang” para tratar de explicar la situación que se avecina. Mientras, los políticos no se ponen de acuerdo: unos dicen que hay que activar un pedido de juicio político urgente contra el presidente, mientras otros prefieren esperar a que los propios ajustados marquen el límite de la gestión libertaria que cada vía va ampliando más aún la base de los perjudicados.
Un escudo en La Pampa.
Mientras tanto, en la provincia aún quedan reservas para defendernos de tantos males, A pesar de los recortes, se siguen inaugurando planes de viviendas y se continúan haciendo obras de infraestructura que no se ven en otros distritos. Es un gran contraste que tal vez, por vivir aquí, no se valora tanto. Pero cualquiera que se tome el trabajo de mirar diarios y portales de otras provincias podrá comprobar que prácticamente no hay anuncios de nuevas obras y menos que menos actos de inauguraciones en otros puntos del país.
Además, aún queda un escudo judicial para defender los intereses de los pampeanos. Así fue como desde el Juzgado Federal de Santa Rosa se le aplicaron dos reveses casi juntos al ministro Caputo, al que se le ocurrió que todos los males los resolvería apuntándole al sistema de cobro de los cooperativas. El fallo sienta un precedente y deja en claro que las entidades solidarias, siempre atacadas por el neoliberalismo, siguen cumpliendo su función con un manejo ordenado y prolijo que no todos pueden exhibir.
El endeudador serial que tenemos de ministro podría tomar el ejemplo de las cooperativas y destinar sus esfuerzos a cuestiones más loables que estos arteros ataques sin sentido, como ordenar las cuentas internas y externas para que podamos vivir un poco mejor.
¿Chocamos o nos salvamos?
De aquí en adelante solo queda por ver si los argentinos podremos salir más o menos indemnes de una nueva crisis política, social y económica que parece inminente. El gobierno nacional no estaría ayudando mucho a mantener la calma. Un día ataca a los jubilados, otro día a los asalariados, otro día se la agarra contra la diversidad sexual, veinticuatro horas después les apunta a los científicos, y así va todo, como si enfrente tuviéramos a un topo con ametralladora.
Para colmo, nuestro presidente tiene por ídolo a su par norteamericano, otro dirigente que tampoco se caracteriza por su mesura. El problema es que lo imita en todo, como por ejemplo abandonar prestigiosos ámbitos internacionales que defienden la salud y los derechos humanos, pero no hace lo mismo en la defensa de la industria nacional. Tal vez entendió mal, es como esos alumnos que se copian de los compañeros y hasta ponen el nombre y el apellido del otro. En este caso, el nuestro se copió tanto que también defiende a los empresarios, pero a los de Estados Unidos, como hace Trump.
Nos queda la duda de saber cómo se resolverá todo. Tal vez las fuerzas del cielo nos ayuden y nos volvemos a salvar de todos, de los que nos quieren destruir desde la tierra, y también del meteorito que nos amenaza desde el más allá.
DANIEL ESPOSITO
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