Domingo 11 de mayo 2025

Víctimas inocentes

Redacción 28/12/2024 - 00.17.hs

Quienes enfoquen desde un punto de vista emocional el transcurrir de la humanidad (eso que llamamos historia) verán no sin sorpresa que, guerras al margen, la especie humana parecer enloquecer periódicamente y caer en espantosos asesinatos masivos –masacres y genocidios- sin motivos aparentes o que se pretenden respaldar con razones muy endebles e irracionales. Así, en el último tiempo se pueden mencionar el genocidio para con los armenios, el que realizaran los nazis sobre los judíos, el concretado sobre la tribu africana de los Tutsi y alguno más que acaso escape a esta terrible enumeración.

 

Pero si ese mismo observador aplica un método más racional a su análisis verá que detrás de esas barbaridades asoman, con más o menos claridad, los intereses políticos, comerciales y geopolíticos que cada nación manifiesta como necesarios a su supervivencia en el espacio y el tiempo del planeta.

 

También la acción que ejecuta Israel sobre el pueblo palestino tiene indiscutibles características de genocidio, dicen sus autoridades en represalia del ataque que efectuara en octubre del anteaño pasado sobre la nación judía una de las organizaciones guerrilleras árabes. La represalia se podría entender pero el genocidio no, porque ese accionar incesante de los bombardeos judíos ha destruido toda la infraestructura de la pequeña Franja de Gaza y creado una hambruna que se sostiene y extiende, a la par de –por lo que se ve—los combates terrestres que continúan con una terrible impiedad desde ambos lados, Se trata de un hecho reconocido ya por casi todos los países del mundo y hasta internamente por el pueblo norteamericano, siendo como son los Estados Unidos el principal aliado de Israel, al tiempo que su proveedor de armas.

 

Puede justificarse, o no, la actitud de la nación judía, pero lo que está fuera de cualquier justificación es una cifra aceptada recientemente por la prensa del mundo: en esa terrible guerra hay un promedio de la muerte de un niño palestino por día, en gran medida debido a los bombardeos indiscriminados. Este hecho atroz se ve corroborado por las aterradoras imágenes que llegan a diario a través de la prensa. Dentro del odio que desde hace siglos se prodigan hebreos y palestinos, difícilmente se olviden las muertes de esos niños, víctimas inocentes de una realidad concretada por los mayores.

 

¿La justifica acaso una suerte de teoría del “espacio vital” como la que sostuvieran los nazis antes de la Segunda Guerra Mundial? Se debe tener presente que a la vista de lo que sucede también otras naciones, de diverso signo político, parecen estar entrando en una “paz armada” como la que se diera décadas atrás. Camufladas (para usar un término bélico) en el aluvión de noticias, importantes e intrascendentes, verdaderas o falsa, están las informaciones de los países que adoptan medidas propias de los ataques de un conflicto que, esta vez sí, podría acabar con la humanidad. Por el momento, lo importante es que los pueblos no adviertan esos preparativos.

 

Ese (y otros) hechos parecerían estar incubando claramente un conflicto mayor, muy mayor, algo así como la última batalla que predice el libro: Armagedón.

 

Haciendo votos por la paz y el cese del genocidio, tenemos una triste evidencia: aquel lejano país del hemisferio sur que no se involucraba en conflictos mundiales, abandonará esa postura por obra de su presidente, explícitamente alineado con los Estados Unidos.

 

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