Jueves 25 de abril 2024

Día de la No Violencia contra las mujeres

Redacción 29/11/2022 - 10.00.hs

Cada 25 de noviembre se conmemora internacionalmente el día de la Eliminación de la Violencia contras las mujeres, en homenaje a las hermanas Mirabal, asesinadas en 1960 por la dictadura de Trujillo en República Dominicana.

 

*VICTORIA SANTESTEBAN

 

En medio de la emergencia nacional y regional por violencia de género, con un femicidio casi a diario en Argentina y cada dos horas en América Latina, urge revisar(nos) íntegramente, a nivel global y personal acerca de los factores que continúan perpetuando la violencia de género.

 

Las hermanas Mirabal se erigen como emblema de lucha contra la violencia de género, desde su triple femicidio en 1960. En el marco del Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en Bogotá en 1981, se decidió esta fecha para recordar su memoria y concientizar sobre la violencia de género. Globalmente, pero en especial en nuestra región latinoamericana, el 25N representa una jornada para el reforzamiento del activismo, la sensibilización en la temática, la memoria de las víctimas y el repaso sobre las acciones públicas -y también las propias, porque lo personal es político- acerca de cuáles son los mecanismos para hacer frente a esta violencia histórica y sistemática, que constituye, una violación masiva de derechos humanos de mujeres y niñas, una guerra contra las mujeres, como define Rita Segato.

 

Femicidios.

 

Los femicidios se erigen como el estallido más brutal y evidente de la violencia sexista, y no son sino resultado del quantum de violencias toleradas, en medio de universos axiológicos patriarcales que han legitimado hasta normativizar la discriminación y dominación hacia mujeres, niñas, adolescentes y diversidades sexuales. En América Latina, las cifras de la violencia machista son escalofriantes: una mujer es víctima de femicidio cada dos horas, evidenciando que el mundo -y sobre todo esta parte del mundo. está lejos de ser un lugar seguro para quienes nos autopercibimos mujeres.

 

El ejercicio de todos los demás derechos se encuentra obviamente supeditado a la condición de ejercer el derecho a vidas dignas, que, conforme esta estadística, se encuentra en dificultosa puesta en práctica. Todos los demás derechos se quedan en intentos frustrantes de titularidad, de ejercicios a medias. El género, entonces, se erige como factor de vulnerabilidad que obstaculiza el desarrollo personal y vuelve al derecho a la vida libre de violencias como el privilegio de ciertos grupos, posicionándose en el podio los varones que además de su masculinidad, describen pertenencias étnicas, geográficas y socioeconómicas entre sus privilegios y "ostentan" heterosexualidad y capacitismo incuestionables.

 

Mensaje.

 

Explica Rita Segato que los femicidios junto con las violaciones son crímenes de expresión, en tanto contienen mensajes patriarcales para certificar la vigencia de la dominación y el poder machista. Los asesinatos pasan a comportarse como un sistema de comunicación. "Los feminicidios son mensajes emanados de un sujeto autor que solo puede ser identificado, localizado, perfilado, mediante una "escucha" rigurosa de estos crímenes como actos comunicativos." ... "La lengua del feminicidio utiliza el significante cuerpo femenino para indicar la posición de lo que puede ser sacrificado en aras de un bien mayor, de un bien colectivo, como es la constitución de una fratría mafiosa", escribe Segato en "La Guerra contra las Mujeres". El mensaje de resistencia patriarcal que reacciona con violencia recrudecida, para frenar el avance feminista, se vale de los cuerpos y vidas de mujeres y niñas para el acto comunicativo.

 

Los números de la violencia femicida en Argentina -251 femicidios registrados en 2021, 231 en lo que va de 2022, de los cuales tres de ellos sucedieron en nuestra provincia- analizados bajo estas conceptualizaciones, dan respuestas al interrogante de cómo a pesar de los esfuerzos legislativos y demás políticas públicas con perspectiva de género, la violencia contra mujeres y niñas no logra reducirse.

 

Violencias.

 

Si los femicidios son la escalada extrema de otras violencias de género menos evidentes que fueron su caldo de cultivo, urge entonces identificar las conductas y elementos validados patriarcalmente como parte del folclore, de la biología o la pretensa justificación que se trate, para su desmantelamiento completo. Afilar los sentidos para encontrar esas violencias más imperceptibles por lo naturalizadas, es parte de un activismo cotidiano a incorporar. Si no es ahora, ¿Cuándo? Si no lo hacemos nosotras/os, ¿Quiénes? pregunta Emma Watson en su presentación en la ONU en 2014 en relación a la violencia de género y a la necesidad de varones y mujeres involucrarnos en su erradicación. En este sentido, este 25N pudo verse en diferentes portales un activismo digital orientado a repensar nuestras acciones para la lucha contra la violencia de género, entre ellos, las iniciativas de ONU Mujeres y las locales del Poder Judicial de La Pampa a través de la Oficina de la Mujer y Violencia Doméstica.

 

Actuar.

 

En medio del desasosiego que viene de leer y releer noticias y estadísticas confirmatorias de la reacción patriarcal a la avanzada feminista, el antídoto para no desmoronaste está en seguir la marcha, repasando las conquistas, como sorbitos de agua fresca y bocanadas de aire que alivianan el camino extenuante hacia la igualdad. Porque hay laureles conseguidos y la reacción del machismo extremo las confirma: esa resistencia al abandono de privilegios ya absurda, no es sino resultado del avance de los movimientos de mujeres que nos garantizan que a los tiempos del silencio y la postergación no volvemos, nunca más. Los manotazos de ahogados que buscan aleccionar con más violencia a la vieja usanza ya no encuentran el silencio cómplice, ni la indiferencia adormecida. Y a pesar de sus métodos de tortura, tampoco ya infringen el terror que paralizaba el paso y helaba los huesos.

 

La sororidad al rescate de los lazos, para decirnos que no estamos solas, nos envalentona y sacude los miedos. Con conciencia de género y amorosamente acompañadas, en abrazos que quitan las penas, se revitalizan las ganas de seguir. El amor que nos salva es también motor de la lucha que continúa, para que en un futuro que queremos a la vuelta de la esquina, las vidas de mujeres y niñas sean más plenas, más libres, más felices.

 

*Abogada, Magíster en Derechos Humanos y Libertades Civiles

 

Radio Noticias 99.5 · 29 - 11 - 2022 VICTORIA
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