Prohibido incluir
El uso del lenguaje inclusivo fue cancelado en escuelas de CABA a partir de una resolución del Ministerio de Educación que encabeza la ministra Soledad Acuña.
VICTORIA SANTESTEBAN*
Una resolución del gobierno porteño dio que hablar al prohibir hablar -y escribir- en inclusivo. Los paupérrimos resultados del rendimiento escolar de escuelas primarias y secundarias de Ciudad de Buenos Aires fueron el fundamento agarradísimo de los pelos para justificar la decisión de neutralizar cualquier el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas de CABA. En plena era de deconstrucción, de conquistas de espacios -lo lingüístico incluido- de recupero de voces silenciadas e identidades marginalizadas, la resolución de CABA atrasa y, tenebrosamente, rememora prohibiciones dictatoriales con la cancelación de palabras y libros.
Prohibido.
El uso del lenguaje inclusivo fue cancelado en escuelas de CABA a partir de una resolución del Ministerio de Educación porteño, en el que se indica que queda prohibido el uso de la "e", la "x" y el @. Desde el gobierno sustentaron la decisión en el bajo rendimiento escolar de nivel primario y secundario, que absurdamente relacionaron con la manera "confusa" de utilización lingüística "tergiversada" que promovería el uso de la e, la x y @.
La resolución va en contra mano de las buenas prácticas que se han ido incorporando en instituciones del Estado en punto al uso del lenguaje como forma de expresión de gobiernos abiertos a la ciudadanía, que visibilizan, incluyen y recuperan existencias antes innombradas. Es que, justamente, el lenguaje inclusivo garantiza a las personas el derecho de ser nombradas. Así entonces, la resolución de CABA atenta contra los lineamientos de la Ley de Identidad de Género y las medidas tomadas para su cumplimiento, como la incorporación de la letra X como opción en la elección de género en documentos de identidad y demás documentación oficial.
Resuena en la resolución prohibicionista "De eso no se habla". Y "De ESI no se habla", tampoco, a partir de la política de cancelación retaceadora del derecho a la educación, a la libertad de expresión y a la identidad de género.
Excluir.
La historia oficial ha sido contada por los varones privilegiados que eligieron exagerar anécdotas de laureles en la exacerbación de su masculinidad a la vez que invisibilizaron protagonistas fundamentales para esos triunfos. Reversionar esas historias ha supuesto la recuperación de identidades borradas del mapa y voces silenciadas, para narrativas inclusivas. El retroceso dado con la prohibición porteña supone desconocer la avanzada lingüística de nombrarnos para existir en plenitud. Y así, con nostalgia por los tiempos de los privilegios incuestionables en manotazos angurrientos de querer continuar con el monopolio discursivo, la prohibición convalida la pluma y la palabra patriarcal y así, los discursos de odio, al negar la existencia de la mitad del planeta y coartar la capacidad inventiva y de expresión de identidades y discursos.
Educación.
La capacidad perversa de invención de chivos expiatorios de la avanzada antiderechos y ultra liberal idea enemigos a neutralizar y le llegó el turno a la "e", la "x" y el @. El gobierno porteño entonces recorta el presupuesto para Educación para después echarle la culpa al uso de la e, la x y @ por el pobre rendimiento escolar. Sin sustento científico alguno, la prohibición se erigió como medida de salvataje para una educación pública y de calidad en decadencia, en tanto el lenguaje inclusivo obstaculizaría la lecto-comprensión. Hablaron de confusión y tergiversación, en discursos disparatados en los que se pregona libertad disponiéndose prohibiciones, y en los que se pretende absurda e hipócritamente un sistema lingüístico pétreo, inmune a cualquier transformación, que responda a los lineamientos coloniales de la RAE. Entender al lenguaje inclusivo como traba para el aprendizaje no sólo denota prejuicios, resistencia y discriminación sino que también subestima el potencial pedagógico de este lenguaje. Las verdaderas trabas al aprendizaje vienen dadas por prohibiciones que imposibilitan el proceso de enseñanza y aprendizaje en espacios de libertad. Y sin libertad en las aulas, no hay educación posible.
Incluir.
La enseñanza y el aprendizaje en libertad como garantía para la igualdad y la no discriminación en las escuelas no conoce del prohibicionismo que nos remonta a la tenebrosidad dictatorial, cuyos resabios todavía padecemos. Enseñar en libertad supone una enseñanza sin miedos ni cancelaciones. Sin exigencias ilegales de "con mis hijos no" que desconocen la titularidad de derechos de niños, niñas y adolescentes cosificándolos como propiedad de progenitores. Sin fantasmas represivos que controlen a quiénes incluir en las narrativas. Porque lo que no se nombra, no existe, el lenguaje inclusivo es garantía para la igualdad y la libertad en esas aulas. La gravedad de la prohibición que insiste en invisibilizar identidades también desperdicia el potencial educativo de enseñar cómo el lenguaje se construye colectivamente, y la libertad en expresarnos con el uso responsable, consciente y comprometido de lo que decimos. La resolución entonces también alcanza a la posibilidad inventiva de discursos y léxicos para un repertorio vivo que se dé maña para nombrar la realidad y crear otras posibles. Frente a la prohibición que exige ceñimiento absurdo a un lenguaje inmutable, esa realidad da cuenta de la imposibilidad de pretender rigidez a un sistema en inevitable transformación.
Lenguaje.
Hay palabras amorosas. Las que abrazan cálidamente y sostienen, las que invitan para que nadie quede fuera. Hay otras dañinas que se regocijan en marginalizar y tachar del listado. Las que demonizan y estigmatizan, las que patologizan para señalar y excluir, las bullyneras que nos quieren tristes y acomplejadxs. En tiempos de esmerada comunicación no sexista e inclusiva, de recupero del potencial emancipador del lenguaje y del poder transformador de las palabras, toca continuar con discursos que, desde el amor, desencajan al vocabulario machista hasta desarticularlo.
*Abogada, Magíster en Derechos Humanos y Libertades Civiles
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