Sabado 19 de julio 2025

Ortodoxos vs. infiltrados

Redacción 26/01/2014 - 03.49.hs
Norberto G. Asquini*
Una enfrentamiento por ver quién es el más peronista, funcionarios cuestionados y un gobernador cercado por la Legislatura. Podría ser una postal actual del PJ pampeano, pero ocurrió en enero de 1974. Hace 40 años, intervención y depuración.
En enero de 1974, hace cuarenta años, se produjo la intervención del Partido Justicialista en La Pampa. Significó, para el peronismo pampeano, que llegara la "normalización" en medio de la disputa entre las alas derecha e izquierda dentro del movimiento. Y poco después, en el marco de las diferencias que ya se entrevían entre el gobernador Aquiles José Regazzoli y el sindicalismo peronista, la depuración de varios de sus funcionarios.
Para entonces, Juan Domingo Perón había sido votado en septiembre de 1973 como presidente, luego de la abrupta salida de Héctor Cámpora. En octubre, luego del asesinato del jefe de la CGT, José Rucci, el mandatario ordenó la depuración en las filas partidarias de los sectores izquierdistas "infiltrados" y se impuso la ortodoxia partidaria sobre la rama más revolucionaria. "Somos lo que las 20 verdades peronistas dicen", dijo Perón a sus seguidores, un mandato para acatar el principio del verticalismo y la disciplina.
Tras la depuración en su conducción de todos los elementos camporistas, el Consejo Superior del PJ estableció controles sobre las ramas, que se completaba con la violencia de la ortodoxia hacia el ala revolucionaria. Era la forma de combatir no sólo a quienes les disputaban los espacios de poder sino también lo que ellos consideraban la propia identidad ideológica del peronismo.

Llega el interventor.
En ese contexto, el 4 de enero llegó a Santa Rosa el delegado normalizador del PJ pampeano, el ex senador Francisco Quindimil, enviado por la conducción nacional. Junto a él descendieron del avión Jorge Camus, secretario de prensa, y el metalúrgico Lorenzo Miguel, jefe de las 62 Organizaciones. Quindimil tenía como secretario a su sobrino, que formaba parte de la derechista Concentración Nacional Universitaria (CNU). La delegación fue recibida en el aeropuerto por los pampeanos Pedro Ortiz y Héctor Vendramini. También se encontraban el senador Domingo Froi Regis, el diputado nacional Esteban Rolando del Comando de Organización y los provinciales Hermes Accáttoli y Roberto Gil.
¿A qué venían los interventores? Miguel dirá a la prensa reunida a su llegada: "El Movimiento Nacional tiene cuatro ramas: el partido, las 62 Organizaciones, el sector femenino y la Juventud Peronista de la República Argentina que lidera Julio Yessi. Todo el que se diga peronista tiene que estar en alguna de estas organizaciones, el que no lo acepte será de otro grupo". La sentencia tenía como destinatarios a los jóvenes "díscolos" que semanas antes habían apoyado la libertad de doce militantes de Montoneros que habían sido detenidos en Santa Rosa y liberados poco después. La ortodoxia, en ese sentido, había visto mal que el gobernador Regazzoli hubiera recibido con todos los honores a los jóvenes militantes. Sin embargo, "El Loro" sonreirá con ironía y dirá mirando a los dirigentes locales, para terminar la charla: "Aquí nos ve, todos unidos y en armonía". Quindimil, como interventor del justicialismo, tenía plenos poderes para reorganizar el partido. A las pocas horas de pisar suelo pampeano anunció una amnistía "para todos aquellos que se hubieran apartado de la línea central del partido".
La JP estaba dividida en dos: la JP Regionales vinculada a la izquierda en Santa Rosa y la JP CdeO del nacionalismo de derecha en General Pico. Quindimil traía el remedio que se trataba de aplicar en todo el país: la JP Regionales iba a ser la última rama en ser normalizada y debería alinearse a la conducción de Yessi.

 

Reuniones.
Pero el sindicalismo pampeano no permitiría una fuga hacia la "izquierda" ni hacia la "derecha revolucionaria", sino que trataría de encolumnar en la ortodoxia piquense a todos los sectores. El 23 de enero el vicegobernador Rubén Marín, Quindimil y Lorenzo Miguel se reunieron con Yessi en el Ministerio de Bienestar Social. "Fue por algunos problemas del río Colorado", dijo Marín al término del encuentro. La realidad era otra, comenzaba a perfilarse quienes decían tener la verdadera chapa para ser la conducción del PJ pampeano.
Un acto que resaltaron algunos medios fue por entonces el de las 62 Organizaciones piquenses en diciembre de 1973, donde se presentó oficialmente la Juventud Sindical Peronista. Uno de los invitados de honor fue el vicegobernador Marín que compartió la mesa con delegados de la JSP nacional ruccista. La Arena (martes 11 de diciembre de 1973) reprodujo una noticia aparecida en El Descamisado y tomada también por el diario El Mundo en la que caracterizaba al abogado como "recostado a los sectores traidores y maccartistas del movimiento peronista". En un documento posterior, firmado por los gremialistas Faustino Cisneros, Pedro Prieto y Carlos Beltramino, entre otros, se limitó a decir que ellos no eran la "ultraderecha" y que Marín no había presidido el acto, como indicaba la noticia.
En tanto, el presidente Perón aceleró la profundidad de los cambios, y el 8 de febrero anunció la "depuración ideológica" dentro del Justicialismo. Dos días después se realizó una reunión del Congreso Nacional Justicialista a la que asistieron Regazzoli y Marín, que fueron por separado. Desde allí, el mensaje de lealtad y verticalismo contra cualquier desviacionismo bajó perentoria a toda la estructura del PJ en el país.

 

Pelea en la Legislatura.
En la política provincial, la línea ortodoxa trató de cubrir todos los flancos y el recambio llegó también a la Legislatura. El 15 de febrero se reiniciaron las sesiones extraordinarias en la Cámara. A pesar del apuro del Poder Ejecutivo para tratar algunos proyectos -entre ellos la aprobación del régimen de promoción industrial y una reforma al código fiscal-, el jefe de la bancada del Frejuli, Hermes Accáttoli, dispuso que todos los asuntos fueran girados a comisión. Poco después se conoció que Accáttoli había sido separado del cargo de presidente de bloque.
Además, los legisladores le habían negado a Regazzoli el acuerdo para la designación del abogado Juan María Lassalle como juez que había pedido Accáttoli. Lassalle estaba relacionado con Regazzoli y había ingresado como asesor del bloque del PJ en el 73. Pero sus ideas progresistas lo habían señalado como un hombre nocivo para la pureza ideológica que pretendían los ortodoxos, más aún si pretendía tener a cargo la justicia de la provincia. Un sindicalista santarroseño, secretario general de uno de los más importantes sindicatos capitalinos, relató que cuando se le cuestionó a Regazzoli el nombre de Lasalle, el mandatario tuvo una reunión con los políticos norteños, diputados y sindicalistas en el Salón de Acuerdos. Cuando estaban todos sentados entró Lasalle y el gobernador dijo: "Acá lo tienen, ¿Qué tienen que hablar de él?". Un silencio invadió toda la sala. La versión no pudo ser confirmada.
El diputado del CdeO perdió así el apoyo del bloque y sus pares nombraron un presidente más acorde con su línea. El 20 de marzo se conocieron las nuevas autoridades del bloque del Frejuli; como presidente fue nombrado el cegetista Ricardo Del Blanco y como vice el político Ortiz. Cuando asumió la conducción, Gil y Accáttoli no estuvieron presentes en la sesión. Poco después, Rolando dirá a la prensa nacional sobre la situación: "quienes comprometen a los gobernadores deben irse".

 

Zurdos, afuera.
En marzo del '74, algunos comunicados de prensa publicados en diarios porteños declararon "traidores" y "nefastos" a varios dirigentes políticos del peronismo del país; entre los señalados estaba el gobernador Regazzoli. Para entonces, la ortodoxia provincial, subrepticiamente, comenzó a jugar a favor de su caída luego de la liberación de los doce militantes montoneros. En esa época, hubo un pedido concreto para desplazar al gobernador o intervenir la provincia. A pesar de que el peronismo ortodoxo con el sindicalismo a la cabeza no lo pedía públicamente. En el ámbito nacional, tres gobernadores habían caído ya: Oscar Bidegain en Buenos Aires, Ricardo Obregón Cano en Córdoba y Alberto Martínez Baca de Mendoza.
En La Pampa, la embestida más importante para desestabilizar al gobernador y "depurar" sus filas sería sobre hombres del entorno del mandatario sospechados de "zurdos" por la ortodoxia y que pertenecían a su círculo áulico. Entre los nombres de la "lista negra" había dos más cuestionados: el fiscal de Estado, Héctor de la Iglesia -calificado como el "monje negro" detrás del trono- y el abogado Lassalle, propuesto ahora como juez federal. Mientras Lassalle no asumiría el cargo de juez federal, el 28 de marzo sorprendió la renuncia de De la Iglesia. El funcionario se llamó a silencio ante la prensa y Regazzoli aseguró públicamente: "no hubo ningún planteamiento, todo está en el deseo del fiscal de no provocar problemas al gobierno".

 

Las salidas.
En los pasillos de Casa de Gobierno las noticias circulaban rápidamente y los oídos estaban prestos detrás de las puertas de la oficina gubernamental. Allí, días antes de que rodara la cabeza de De la Iglesia, hubo un planteamiento "formal" a Regazzoli en el que el sindicalismo peronista cuestionó la presencia de "determinadas personas" -entre ellas el abogado- que "a juicio de una elaborada alianza de grupos sindicales y de algún sector de las altas esferas gubernativas se calificaría como elementos de izquierda", dirá La Arena.
En el encuentro con el gobernador, Del Blanco y el diputado Fermín Contreras habían hecho punta para pedir el alejamiento del fiscal de Estado y de otros ocho funcionarios. Esas exigencias cada vez más inclementes de los cegetistas no fueron sólo por no tener cargos o puestos políticos, sino desplazamientos de carácter ideológico y una depuración del entorno del gobernador para ocupar los espacios donde se tomaban las decisiones, y que reclamaban como propios.
Explicó De la Iglesia durante una entrevista del autor en el año 2003: "Cuando comenzaron los enfrentamientos preferí dejar el cargo. Estuvo muy discutida mi persona por la ortodoxia y le dije (a Regazzoli) 'me voy'. Me cuestionaron porque era de izquierda. Yo había sentido alguna admiración por Fidel Castro pero no era de izquierda. Si con eso ayudaba a Regazzoli, me iba. Hubo una confusión terrible, creían encontrar alguna manifestación mía, alguna presencia en algún lugar o algún asado compartido con cierto sector".
Por su parte, Aragonés explicará años después: "Observábamos que el gobernador estaba defendiendo a algunos personajes que, se decía, estaban haciendo otro tipo de peronismo, que eran de la izquierda del peronismo o que no coincidía con el espíritu que nosotros decíamos que eran las banderas del peronismo".
En palabras de Marín, que justificó la postura, "la CGT estaba reclamando por lo suyo. Así como la habían marginado cuando se eligieron los diputados, estaba bregando por algún tipo de espacio y no le daban ninguno. No se podía ser injustos, desde mi óptica, ni tenerlos marginados como si fueran la resaca de la actividad política".
La situación de Regazzoli frente a los embates comenzó a ser de una constante búsqueda del equilibrio interno: por un lado trató de sostenerse y respaldar a su gente, por otro empezó a hacer concesiones cada vez más amplias a los sindicalistas.
Como prenda de paz, el peronismo ortodoxo logró un lugar clave para controlar de cerca el poder gubernamental y sus decisiones. El 3 de mayo se crearon dos asesorías, la política y la gremial, que dependían directamente del Poder Ejecutivo. Sus despachos quedaban "pegados" a la oficina del gobernador. Un decreto designó como asesora política a María Elena Torales y a Oscar Montes de Oca en la gremial.

 

En el partido.
La ofensiva de los ortodoxos en La Pampa tuvo un gran triunfo cuando lograron copar la estructura partidaria del PJ. El 3 de mayo asumió el Consejo Asesor del justicialismo nombrado por el interventor Quindimil. El cuerpo estaba conformado por delegados de las ramas sindical, política y femenina; mientras que el sector juvenil había quedado excluido hasta que completase su organización. La gente del CdeO se había reunido con Quindimil en su bunker del céntrico hotel Calfucurá buscando su inclusión en la conducción del partido. Llegados los nombramientos lo defenestraron por dejarse llevar por la ortodoxia. "No es la primera vez que un porteño provoca situaciones irritantes, violentas y sospechosas en la vida del peronismo pampeano", concluían.
Con la presencia del gobernador, Quindimil puso en funciones a los integrantes del organismo: por la rama gremial estaban el diputado nacional Aragonés, el lucifuercista piquense Aníbal Campo y los santarroseños Luis Alberto Arano y Del Blanco; por el sector político Alberto Conchéz, Miguel Serralta, Rodolfo de Diego, y Eduardo Plac; y María Elena Torales, Olga de Turnes, la diputada Marta Turín de Llanos y Emma Besada de Rolando por la femenina. Regazzoli, si bien había perdido la hegemonía partidaria, había logrado colocar a dos de sus hombres en las filas del Consejo.

 

Acusaciones cruzadas.
La JP Regionales acató a regañadientes la decisión que terminó de expulsarla de la estructura. Pero el CdeO daría batalla al ver malograda su cuota de poder conseguida a los codazos por una decisión de un interventor extraño a los intereses pampeanos. A través de una solicitada publicada en los diarios pampeanos, las autoridades del peronismo piquense repudiaron la presencia de Serralta como miembro del Consejo. Firmaban la publicación el presidente de la UB y concejal, Omar Thompsen, y el secretario político, el diputado Gil. Lo acusaban de "traición partidaria" por "no creer en el regreso de Perón" y de participacionismo con la Revolución Argentina. "Ninguna culpa le cabe al Consejo Superior ya que éste toma resoluciones en base a las conclusiones de sus delegados y en este caso, ha sido engañado por Quindimil", afirmaban.
La CGT y 62 Organizaciones pampeanas, aliadas en la embestida de ese momento, replicaron a los piquenses. "Es una falta grave partidaria que conserven los puestos Gil y Thompsen al no acatar la verticalidad del movimiento ya que en el último Congreso Nacional partidario realizado en la Capital Federal se dispuso la caducidad de todas las autoridades que ocuparan cargos en el partido", precisaban. Y, por su parte, el Consejo Asesor peronista repudió las solicitadas y avaló la actuación de Quindimil.
Según uno de los referentes del CdeO, cuando quiso asumir Serralta en la Unidad Básica los de la corriente comandada por Rolando y Accátoli no dejaron que ingresara.
En medio de la violencia política que azotaba al país, comenzaron a notarse algunas muestras de que la realidad política también se estaba enrareciendo en La Pampa. El 28 de junio, tres jóvenes de la Federación Juvenil Comunista fueron detenidos en la localidad de Winifreda por el comisario local. Estaban vendiendo revistas, bonos y objetos para juntar fondos. Poco después fueron dejados en libertad. Algunos no prestaron atención, pero los aires apacibles de provincia habían cambiado imperceptiblemente.
*Licenciado en Ciencias Sociales

 


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