Martes 23 de abril 2024

Adiós al papel

Redaccion Avances 11/12/2022 - 09.00.hs

Docentes de Comunicación Social de la UNLPam participan del libro Mutaciones. Hábitos de información y estudio en jóvenes de universidades argentinas. Un estudio del consumo informativo de los estudiantes argentinos. Ahora la información llega a través de las redes sociales.

 

Silvina Martínez *

 

Investigar en Red nuclea investigadores del país para estudiar un fenómeno transversal, con una mirada federal. El equipo dirigido por el doctor Francisco Albarello - de la Universidad Austral - indagó sobre las características de consumo informativo y de estudio en jóvenes universitarios de carreras de comunicación y afines.
El trabajo colaborativo se llevo a cabo entre universidades públicas y privadas de diferentes puntos del país: Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam (La Pampa), Facultad de Comunicación de la Universidad Austral (Pilar, Bs. As.), carreras de Comunicación de la Universidad Blas Pascal (Córdoba), Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social de la USAL (CABA), Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN (Olavarría, Bs. As.), Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue (General Roca, Río Negro), Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJU (Jujuy), Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP (Buenos Aires), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral (Santa Fe), Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ (Buenos Aires) y la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UNR (Santa Fe).
La investigación se basó en una fase cualitativa en la cual se realizaron 165 entrevistas y en una fase cuantitativa, con un total de 1941 encuestas.
La pandemia aceleró y profundizó las relaciones con la tecnología. En especial, el grupo de jóvenes mostró mutaciones que hoy exigen nuevas prácticas de información y estudio.
Los resultados muestran que el 73% de las y los estudiantes tiene un celular de menos de 3 años de antigüedad y que el inicio de la carrera marca un momento clave para la compra o renovación del smartphone.
El tiempo de conexión se incrementó durante la pandemia, y mostró la dependencia de Internet para sentir el contacto con el mundo externo. El 33% afirma estar “todo el tiempo” usando Internet, y un 26%, entre 6 y 9 horas por día.

 

Conectar/desconectarse.
Para “descansar” de las conexiones online del estudio, se busca jugar con videojuegos, mirar series, participar de streamings, etc.
Estudiantes de Comunicación y Periodismo muestran un alto nivel de reflexión sobre el nivel de exposición a Internet. Y así lo expresan: “Estoy re traumado; me marca el celular 8 hs, e intento reducirlo; capaz arrancás con un ratito y después te das cuenta de que estuviste un montón, se te pasó el tiempo”, declara Martín de la UNICEN.
Mientras que Facundo, de la Universidad de Jujuy resalta: “Instagram te marca los tiempos que estas conectado, creo que una vez me marcó como ocho horas en un día, digamos, en total es muchísimo”.

 

Rutinas.
Según los resultados obtenidos, el 53% se conecta individualmente, desde su habitación para tener mejor concentración y privacidad y los consumos mediáticos marcan las rutinas.
La mañana es el tiempo de la reconexión con lo que pasa “afuera”. Parece haber un temor a perderse algo importante durante la desconexión. “Me levanto, ingreso a las redes, miro el historial de Twitter y veo de qué se está hablando” describe Manuel, 24 años, 4to. año de Comunicación de la UNLPam.
El mediodía es el momento de la pausa para recargar energías, coincidiendo con el almuerzo. “Estoy un par de horas sin usar nada mientras almuerzo y descanso un poco”, dice Martina de Lomas de Zamora.
Y Belén, de La Pampa describe este momento del día: “A las 13 paro para comer. A esa hora por ahí agarro el celular y me pongo en YouTube para ver el video que me interese sobre algo, no sé, más de recreación o de ocio para dispersarme un poco la cabeza”.
La tarde muestra un menor tiempo de conexión, y también disminuye el consumo de información. El final del día muestra el límite del agotamiento y las secuelas del encierro. La continuidad comienza a padecerse. Pero también se observa la necesidad de informarse, y durante la cena es frecuente que las y los jóvenes miren el noticiero.
La continuidad del día y del tiempo que les lleva su rutina con Internet se puede simplificar en la frase expresada por Manuel, de 24 años, que cursa el 4to. año de Comunicación en la UNLPam: “Un día no termina, sigue todo el tiempo, salvo cuando salgo de las aplicaciones”.

 

Redes informativas.
El smartphone es el dispositivo principal para acceder a las noticias para el 74% de las y los estudiantes. Para estudiar y trabajar, el 84% elige la computadora. La legibilidad y usabilidad de la interfaz es un factor que define niveles de engagement.
Aunque el 70% usa medios digitales para informarse, la puerta de entrada a las noticias son las redes sociales siguiendo las cuentas de medios y de periodistas. A medida que avanzan en las carreras, se suma el consumo de podcast y newsletters.
Hay marcada preferencia por las redes sociales en todos los grupos etarios, aunque con 10 puntos de diferencia entre el público más joven, de 17 años (36,56%) y el mayor, de 24 años (26,98%).
Valoran las redes sociales por la instantaneidad de la información, la presencia de múltiples enfoques y el formato breve y simple. Pero las critican por el predominio de lo atractivo sobre lo importante, la mezcla de contenidos y el filtro generado por los algoritmos que puede hacerlos habitar una burbuja informativa propia.
Twitter es la mejor posicionada para conocer qué pasa en la realidad. Valoran en ella las Tendencias que les permite monitorear la agenda temática.
Instagram gana terreno en el sector de la información y muchos la consideran su principal fuente de información.
Facebook sigue siendo usada para obtener noticias, y las y los estudiantes mencionan la importante presencia de medios locales en esa red.
TikTok comienza a asomar como una plataforma utilizada para informarse, pero quienes la emplean para conocer la realidad, no dependen exclusivamente de ella.
YouTube no es considerada una plataforma para buscar información general. Su uso está ligado a la profundización de la información y al seguimiento de noticias especializadas.
Las cuentas de los medios son las más elegidas, con un 32% (Clarín, La Nación, Página/12, Perfil y otros). En segundo orden, las cuentas de periodistas (21%).
Cambió el canal para acceder a la información, pero el sistema de medios y los periodistas continúan siendo los intermediarios con la realidad informativa; otorgan importancia al tono y estilo de las cuentas a las que siguen, algo que varía según la edad. El grupo más joven tiene preferencia por los influencers (28% frente a un 10% entre quienes tienen 24 años). A medida que se avanza en la carrera, crece el interés por cuentas informativas que representan medios tradicionales: 49% en primer año y 54% en quinto año. La dieta informativa se combina con sitios de noticias locales e hiperlocales, que ofrecen el contacto con sus lugares de referencia.
En las entrevistas se observó un factor común: La noticia “aparece”, no suele ser buscada. Aparecen al navegar en redes, con el móvil como principal dispositivo de acceso. Sin embargo, hay, entre la población analizada, quienes rastrean información más allá, buscando temas y tratamientos alternativos. Esto sucede con una clara preferencia por medios exclusivamente digitales, sumando muchas cuentas de medios locales. Estos sitios revelan una agenda diferente a la de los medios grandes, con tratamientos más profundos y miradas más sociales. Son todos medios nativos digitales, en general consumidos por personas con marcado interés informativo.

 

Consumos emergentes.
Un rasgo de los nuevos consumos es la libertad. Cada usuario puede ser activo o pasivo, según el deseo y el momento. La posibilidad de elegir qué, cuándo, cómo y hasta dónde es un factor clave. Viejos medios –como radio y TV- se transmutan en la red. El consumo emergente que tiene lugar en el ecosistema digital sigue una doble tendencia: por un lado, “remedia” a los medios tradicionales al replicar sus contenidos -en vivo o en diferido- en canales digitales; y por otro, da lugar a nuevos medios, en muchos casos, híbridos, que mezclan a los viejos con los nuevos creadores de contenido.
Buscar, elegir y ser “encontrado” por el contenido es parte de la navegación. Una dimensión lúdica que tiene algo de azar. Ante un universo gigante de contenidos, emergen formatos y modos de consumo novedosos, como los que prevén la personalización autodirigida. En muchos casos, se delega la selección del contenido en marcas o personas expertas o que generan confianza: Newsletter y los Podcast. Se resalta la importancia de lo espontáneo. En Internet, se multiplican opciones en vivo a través del streaming de viejas y nuevas figuras. ¿El rasgo saliente? La espontaneidad que habla de relaciones horizontales e interacciones instantáneas.
En el ecosistema digital, es posible llegar a la información a través del vínculo directo, y también es posible desarrollar o expandir cualquier contenido. Esta desintermediación participativa, propia de la etapa post-broadcasting de los medios, es un rasgo clave del consumo emergente.

 

Estudio transmedia.
La pandemia mostró las posibilidades ampliadas del acceso al conocimiento, a través de múltiples canales y estrategias. Podemos hablar de un “transestudio”, una experiencia de aprendizaje nueva que conectó pantallas y prácticas de distinto tipo. El 97% de las y los estudiantes afirma que la pandemia cambió su forma de estudiar y, definitivamente, el ambiente fue la pantalla. Para estudiar, las herramientas de Google, llevan la delantera (Drive y Meet), seguidas por Whatsapp, como vía de contacto e intercambio. En el proceso de adaptación al nuevo ecosistema, se vieron aceleradas las mutaciones no solo en los hábitos y rutinas, sino en las estrategias para aprender.
En ese proceso, se encontraron dos variables para destacar: en general la preferencia por el papel corresponde a mujeres; y la preferencia por la pantalla aumenta con la edad estudiantil. La preferencia por el papel está connotada negativamente, frente a lo “moderno” de lo digital: “Soy muy chapado a la antigua en ese sentido: si tengo la posibilidad de tener la cartilla me gusta tener el formato físico y poder leer de ahí” dijo Julio de Jujuy y similar opinión reflejó Paula de La Pampa: “Soy bastante antigua porque no me acostumbro a leer por pantalla”.

 

Descarga.
El libro Mutaciones. Hábitos de información y estudio en jóvenes de universidades argentinas, bajo el sello de la UNR, se puede descargar de manera libre y gratuita a través del siguiente enlace: https://tiendavirtual.unr.edu.ar/producto/mutaciones/
Allí se podrán encontrar gráficos con resultados generales y con desagregados por edad, año de estudio de la carrera y ubicación geográfica.

 

* Docente del Departamento de Comunicación de la FCH, UNLPam

 

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