Martes 30 de abril 2024

Cuatro poemas y un recuerdo

Redaccion Avances 02/04/2023 - 09.00.hs

En el 2020 la poeta y militante Myriam “Muruma” Lucero dejaba este mundo en medio de una pandemia que hizo pasar casi desapercibida la noticia de su fallecimiento. oy la recordamos como una luchadora y férrea defensora de los más débiles.

 

Walter Cazenave *

 

Myriam Lucero falleció el 9 de junio de 2020, a los 84 años de edad. La suya fue una vida de lucha por los derechos y la solidaridad (ver recuadro de despedida que publicara la Asociación Pampeana de Escritores) pero sus múltiples actividades humanísticas y solidarias siempre estuvieron subrayadas por una actividad literaria sincera e intensa, manifestada en sus poemas.

 

La búsqueda en archivos amicales deparó el hallazgo de cuatro de esas composiciones que desde hace años circularan en manos de amigos pero que permanecían inéditas. En ellos aparece nítido el espíritu de Muruma a través de la evocación, de la nostalgia del humanismo. Vaya esta publicación como un homenaje a su recuerdo.

 

“Nelly Myriam Lucero, ‘Muruma’, era una mujer pequeña pero fuerte, férrea en sus pensamientos y convicciones, además su inconformismo, en el sentido positivo de ir por más, impulsaba a seguir haciendo actividades, investigaciones y publicaciones”, señalaron desde APE.
A su vez, recordaron que “no sólo escribía”, sino que “era una militante de la palabra”. Desde la entidad destacaron que “muchos de sus poemas son la memoria de los hombres y mujeres que no están, aquellos y aquellas que el terrorismo de Estado acalló, desapareció. Pero vuelven en ‘Las voces’, ‘Cuando mi patria cante’ o ‘Nunca más’”.
“Pero no sólo era una militante de la palabra, Muruma también estaba donde había que poner el cuerpo, donde había que alzar la voz. Aún así, desde donde sería posible asir una vida entregada a las acciones, a las familias”, agregaron.
También expresaron que “Muruma también era la infancia, en el jardín de infantes ‘El Principito’ que dirigió por más de 30 años, ella misma era la fundadora de muchas infancias en esos niños y niñas que concurrían a sus salas. Justamente el libro ‘Escúchenme. Lo que nos reclaman los niños (1998)’, da cuenta de ese universo: ‘Fui elaborando los cuentos a partir de observar los comportamientos y de oír las cosas que los chicos me iban diciendo. Siempre me llamó la atención como ellos elaboran los pensamientos’, había manifestado Muruma en la presentación de la segunda edición en 2010”.

 

“Muruma” fue una de las integrantes de la comisión fundadora de la Asociación Pampeana de Escritores, siendo en esa primera etapa secretaria. “La política pasaba por sus venas y también la historia de nuestros pueblos originarios, presentes en sus libros de poesía y también de investigación, como aquella obra colectiva ‘Pampas del Sud’”.
“Tampoco podemos dejar de citar su trabajo docente en la UNLPam y la persecución en la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. Tampoco escapaba a su interés la lucha de las mujeres, y eso queda retratado en su artículo ‘Letras Femeninas en La Pampa’, publicado en la revista La Aljaba (Volumen IX, 2004/2005); o la destacada charla sobre el poeta Miguel Ángel Gómez”.
Por su compromiso y trabajo constante, en 2009 el Ministerio de Cultura y Educación le otorgó el Premio Testimonio, en la disciplina literatura, por sus aportes al campo cultural.
“Para la cultura regional es una pérdida irreparable”.

 

Desde el gremio de Utelpa la reconocieron como “una inclaudicable militante que recordamos por sus ideas políticas emancipadoras y su palabra amena”. A su vez, recordaron su trayectoria como “maestra primaria, profesora de Letras e Historia en el nivel secundario, titular de la cátedra ‘Historia Americana’ en la Universidad de La Pampa”, lugar del que fue expulsada en 1976 por la dictadura cívico-militar que se impuso en el país.
“Marginada de la actividad docente oficial, no pudieron doblegarla y en 1978 fundó un jardín de infantes, ‘El Principito’, que en 2006 cumplió veintiocho años de actividad continua y que forjó una mirada de las infancias con perspectiva de derechos”, señalaron.
“Con su desaparición una congoja cruza por todo el territorio pampeano, desde nuestros pueblos originarios, pasando por les niñes, las mujeres, y los derechos humanos, esos temas, esas sensaciones que importaban y movilizaban a Muruma”.

 

* Colaborador

 

 

La mirada

 

 

En esa vieja casa alta/con cornisa de arrugado ceño/de largos vidrios que enredan/en el crochet su melancolía;/yo he visto pasar la vida/lenta y resignada,/con planchadas tragedias/de finales dramáticos y profundos,/disfrazados de cotidianos./Ella, detrás de los vidrios,/mira con obsesión, una boca que ríe/y arranca de su seco corazón/un ronco suspiro inmerso en lágrimas./Pero ella tenaz y empecinadamente,/sigue pegando plumas a sus alas.

 

Las tardes del domingo

 

¿Qué pasa en las tardes del domingo/los duendes salen en puntas de pie./El aire se aquieta y se adueña del silencio./El alma sale en busca de los ausentes,/el dolor es tangible./El parque se ha confabulado/y con mil manos verdes/tapa el pico de los pájaros,/sólo el movimiento se ve sin oírse./Una melodía, muy lejos trae el rumor/cada vez menor,/porque las alas por orden del silencio/lo llevan./Siento el ronronear de mi sangre/y subo a navegar en la barca azul del amor./Voy levantando velos, develando misterios,/pero el último el más tenaz,/quizás el de la vida y la muerte,/nos detiene, retiro de mí, la razón/y desnuda sólo con el sentimiento,/apoyo en el mis manos, mi boca,/mis senos, mi sexo.../y, recién presiento, intuyo lo sugerido.

 

La mirada de la guerra

 

¿De dónde vienen/las flechas de la muerte?/He girado y giro/sin cesar la cabeza/alerta y vigilante./Obsesivamente giro y giro./¿De dónde viene/la guerra?/¿Cuál es el disfraz/esta vez?/Se acerca la primavera/hay un despertar, pero/no lo puedo ver porque/mi cabeza gira y gira/y mi corazón latiendo/con mi mente/sólo pregunta/¿De dónde viene/la muerte?/¿De dónde viene/la guerra?/Estás allí/con tu grito del hambre/y las rayas de tus huesos/con la piel como escudo./Me miran los huecos/en los cráneos/con pupilas ausentes./Dejo el infierno./Me agobia la impotencia./Y a pesar de todo/aquí donde la esperanza/es negra/los trapos de los muertos/flamean en banderas.

 

La mirada de la guerra II

 

La he visto con cuchillos/de mármol destrenzando/símbolos./Mata como un dedo gordo/y las testas truncadas/ruedan por la arena/como insectos sin ojos./Ala diabólica pulsa/y las sienes saltan./Vago buscando/en las bocas del terror/el recuerdo de un beso./¿Dónde estarán sus sueños?/Con el alma en un puño/y el corazón ausente/voy pisando en lo blando/de la sangre caliente/...y no encuentro consuelo/para calmar mi pena.

 

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