Lunes 05 de mayo 2025

“Es vivir tu raíz”

Redaccion Avances 16/03/2025 - 09.38.hs

Los sonidos de su infancia despertaron una curiosidad que fue desentramando con los años. En la danza, halló salud y un despertar espiritual que dio sentido a sus búsquedas personales. Sigue aprendiendo y compartiendo el saber del cuerpo.  

 

Martín Petrucci*.

 

El gusto comenzó en su casa familiar, donde se escuchaba música folclórica y latinoamericana, pero también influyó su ascendencia paterna con orígenes en Santiago del Estero. Sin embargo, empezó a bailar cuando se fue de Santa Rosa y atravesó distintos descubrimientos personales hasta que se encontró con la escuela “Proyecto Mestizo” de la ciudad de Buenos Aires y luego decidió realizar la Tecnicatura en Danzas Folklóricas Cubanas (TAINOS).

 

Así, Mariana Mansilla se convirtió en docente e intérprete. “Me inicié con la danza folclórica. El folklore de Santiago tiene una fuerte carga rítmica y también tiene cierta devoción y misticismo. Conocía una compañía de danza santiagueña que mezclaba folklore y malambo con ritmos afro y eso me atrajo la atención en la adolescencia. Cuando me voy a estudiar a La Plata es cuando empiezo a bailar en las peñas”, recuerda.

 

Mariana viajó a la capital bonaerense a estudiar Magisterio, aunque a los pocos meses de recibirse se sumó a la compañía “Zambaigos”.

 

“La búsqueda de esta compañía era rescatar las raíces indígenas y afro de nuestro folclore”, le cuenta a Caldenia, y aclara que en esa época “es donde empieza a acercarse más a lo afrocontemporáneo”.

 

“La palabra en sí, el concepto, ya me atrajo. Me acerqué sin tener mucha idea y fue un hallazgo. Ahí empiezo con un despertar distinto a lo espiritual”, indica.

 

“Yo en ese momento lo tomé como una herramienta para formarme, para seguir bailando folklore. Me sentí muy identificada con esas raíces: con lo afro y con lo indígena”, subraya.

Religión.

 

La danza moderna es una técnica de danza contemporánea creada por Martha Graham en Estados Unidos después de la Primera Guerra Mundial, para representar lo que se sentía en ese contexto atroz, como una búsqueda existencial, por fuera de lo bello y lo virtuoso.

 

La Revolución Cubana le encargó a Ramiro Guerra, un alumno cubano de Graham, que desarrolle en su país una técnica de danza que fortalezca la nacionalidad y que ponga énfasis en la raíz africana de Cuba. Allí surge la danza moderna cubana.

 

“Las danzas afrocubanas tienen su fundamento en la religión. Nacen y son propias de un contexto religioso”, detalla Mansilla. El argumento ceremonial de estos bailes, según la entrevistada, es vital para poder practicarlos porque no es una danza superficial. Mariana lo aprendió desde la academia, en un salón y mediante una clase técnica, pero con música afro cubana, con tambor y, a veces, con percusión en vivo. Asimismo, remarca que ese espacio también contenía una energía que rozaba lo sagrado.

 

La llegada de esclavos africanos a América provocó una mezcla con el catolicismo de la que surgieron nuevas formas de tocar. Del mismo modo, los dioses Oshun, Shangó, Oya, Elegguá, por ejemplo, se sincretizaron con la Virgen de la Caridad del Cobre o con Santa Bárbara. En el contexto religioso y ceremonial, se le toca, se le canta y se le baila a las deidades. “Está muy vinculado el paso a lo que se está tocando y se baila de acuerdo a lo que se está cantando también. 

 

Por eso es una tarea para la persona que baila involucrarse con el tambor”, explica Mariana.

 

Hecho artístico.

 

“Tiene que ver con el ser humano, con lo cotidiano, con tu respiración, con tu forma de estar, con lo que invocás, con activar el cuerpo a bailar de qué manera. Entonces es un hecho artístico porque está cargado de técnica, de formas, de estereotipos, cada danza tiene sus reglas, sus modos, sus gestos, está muy ligada a la percusión y al sentido que tiene el canto, y también eso está fundamentado en el grupo religioso que practica esa música y esa danza”, define la entrevistada.

 

En la misma línea, profundiza: “Tiene mucho temperamento la danza de matriz afro. Sobre todo, el estar compenetrado con algo propio. A mí me pasa que me dan ganas como de romper cada vez un poco más el límite a partir de lo que me provoca la percusión. Cuando suena el cuero, habla, se está dando un mensaje y el bailarín está siendo eco de ese mensaje. Entonces un poco es desarrollar esa comunicación y honrar lo que te toca hacer, asumirse bailarín de esto no es simple hay que tener mucha humildad y abocarse a un estudio que es infinito”.

Compartir conocimiento.

 

Mariana, cada tanto, viaja a Santa Rosa para brindar talleres en distintos espacios. Para ella, hay una serie de componentes irrenunciables en el desarrollo de sus clases, tal como le fueron transmitidas en su genealogía de maestros de la danza moderna cubana: no busca que la copien e involucra la respiración como práctica ordenadora.

 

“La respiración lo que hace es ponerte en vos mismo, tenés que lograr calmarte y conectar con la conciencia de tu cuerpo. Tiene mucha fuerza porque si no te involucrás no podes hacer nada”, acota.

 

La bailarina otorga vital importancia a este aspecto porque considera que es una herramienta terapéutica. “En mí, fue salud cuando lo encontré. Ese es el primer obstáculo: no mentirte, poder bajar ahí adentro”, agrega.

 

Mansilla rescata el entrenamiento de la respiración como vehículo porque “el movimiento, cuando está dirigido desde tu respiración toma otra fuerza, otra proyección, es autenticidad porque sos vos bailando con todo tu interior”. En ese sentido, argumenta que la persona que baila danzas afro tiene que interesarse y apasionarse por esa cosmovisión de la vida debido a que es una investigación que aborda lo álmico. “No hay un reconocimiento, no es para afuera, es vivir tu raíz”, resume.

 

“Enseño esto en La Pampa porque creo que, compartiendo estas herramientas, las personas pueden sensibilizar otra información. En ese sentido, me parece que es muy rico. Yo creo que es un espejo con lo nativo nuestro, ¿dónde está? ¿Qué cuidados le damos a lo nuestro?”, termina Mariana con una pregunta, dando a entender que este conocimiento no finaliza nunca.

 

*Periodista. 

 

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