Martes 06 de mayo 2025

Imperialismo y cultura

Redaccion Avances 19/12/2021 - 14.00.hs
Imagen recortada de la tapa del libro.

El libro “Visiones del pasado. Recuerdos del porvenir. Imperialismo y Cultura. Cultura e imperialismo”, editado por Nilda Redondo a través de EdUNLPam, se presentó el viernes en el Salón del Consejo Superior de la UNLPam.

 

 

Nilda Redondo *

 

 

El libro es el resultado de una investigación desarrollada en el marco del Instituto de Investigaciones Literarias y Discursivas (IILyD) y el Departamento de Letras, de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam. La investigación se planteó realizar un trabajo comparativo y contrastativo entre dos períodos históricos, Siglo XX (1955-1976), Siglo XIX (1845-1870), a partir de esta hipótesis: durante esos años del siglo XX se construyó una imagen de lo nacional que se oponía al orden vigente, en particular en los discursos políticos y literarios emergentes de la nueva izquierda marxista-guevarista y del nacionalismo popular revolucionario. Se buscaba construir una utopía pasada para dar el salto a la utopía futura socialista.

 

El libro tiene dos partes: Argentina, Nueva izquierda: visiones de la historia pasada en los 60 y 70 del siglo XX; y Cultura e imperialismo: anuncios del porvenir y recuerdos del pasado.

 

En la primera, Nilda Redondo analiza los escritos de Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña en la revista Nuevo Hombre –revista del FAS (Frente Antiimperialista por el Socialismo)– relativos a los secuestros, por parte de escuadrones de la muerte, de Marcelo Verd y Sara Palacio, Mirta Misetich y el asesinato de Juan Pablo Maestre en 1971 –todxs vinculadxs a las FAR– durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse. Se asocia la forma del asesinato político con el crimen cometido contra Angel Vicente Peñaloza durante la presidencia de Bartolomé Mitre y la gobernación en San Juan de Domingo Faustino Sarmiento, en 1863; en  alguna de las notas se recupera la lucha de Felipe Varela quien también indujo a la desobediencia contra el Estado Mitrista en oportunidad de convocar a no participar en la guerra fratricida del Paraguay o de la Triple alianza en 1866.

 

Analisa López aborda Isidro Velázquez, formas prerrevolucionarias de la violencia de Roberto Carri, de 1968. En este ensayo sociológico se vincula ideológicamente con dos textos centrales: Rebeldes Primitivos de Eric Hobwsban y Los condenados de la tierra de Franz Fanon. Por un lado se recupera la figura del gaucho perseguido expresada en el poema Martín Fierro (1872-1879) y en la novela Juan Moreira, de 1879. Se realiza, además, una reivindicación de la violencia liberadora que extroyecta la representación del opresor en el seno del oprimido y lo vuelve digno de sí mismo.

 

Sebastián Schneider estudia la resignificación de las luchas independentistas encabezadas por San Martín, Martín Miguel de Güemes y Juana Azurduy en el siglo XIX, por el PRT-ERP, en Estrella Roja (1971-1976). Con esta recuperación se da continuidad hacia el pasado a la consigna perreteana “por una segunda y definitiva independencia” y se reivindica la guerra del pueblo.

 

 

Separación cultural.

 

La segunda parte del libro se centra en el análisis de Imperialismo y Cultura de Juan José Hernández Arregui (1957). Su perspectiva de análisis respecto del para qué de la literatura y cuál debe ser el rol de los y las intelectuales en el proceso de creación de una nueva sociedad, delimitó la separación entre la cultura oficial, entendiendo como oficial a aquella que le es funcional a la clase dominante de Argentina: la oligarquía terrateniente; y la necesidad de constituir otro campo que dé batalla y rompa con la sacralización de ese tipo de cultura eurocéntrica –anglófila y francófila–, marcada por los parámetros de la llamada ‘guerra fría’, anticomunista. El faro de esta última construcción, con la que se enfrenta Hernández Arregui, fue la revista Sur, dirigida por Victoria Ocampo, que desplegó su mayor influencia en las décadas de 1930 hasta 1970, aunque su último número salió en 1992.

 

Analisa López y Micaela Gaggero realizan un análisis de algunos artículos de Sur publicados en el Nº 237 que celebra el golpe de Estado de 1955. Toman distancia de las afirmaciones de Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges y Carmen Gándara y adoptan una mirada positiva respecto de las consideraciones de H. Arregui en relación al arte y la literatura. Mariano Oliveto, por el contrario, polemiza con H. Arregui en este último sentido; realiza un ágil recorrido por los autores, las autoras descalificadxs por H. Arregui y se enfrenta con sus valoraciones. 

 

El capítulo de Nilda Redondo tiene tres partes: el primero se centra en el análisis de las categorías de imperialismo, cultura, intelectuales, nación, en el seno de un proceso de cambio. En la segunda incorpora la perspectiva de Edward Said de Cultura e Imperialismo de 1992; toma tanto su posición antiimperial como su antinacionalismo; la búsqueda de lo nacional es juzgada por Said como un esencialismo que conduce a las desgraciadas experiencias del fundamentalismo islámico. Finalmente se analiza cuál es el legado de Hernández Arregui en Rodolfo Walsh, Francisco Urondo y Haroldo Conti a quienes se toma como paradigma.

 

Hernández Arregui expresó la máxima tensión revolucionaria como intelectual en su momento histórico: convocó a dejar que los muertos entierren a los muertos, como había dicho Marx en Dieciocho de Brumario; convocó a los intelectuales a portar algo nuevo y que ello se encarnara en la clase trabajadora, pero falleció siendo presa de las generaciones muertas que como una pesadilla no sólo negaron la posibilidad del vislumbre de una sociedad diferente sino que arrasaron con su vida en un contexto de avance del proceso genocida abierto en 1974.

 

                                                                                               

* Directora del proyecto de investigación “Montoneras y Montoneros. La construcción de los discursos nacionales en Argentina. Siglo XX (1955-1976), Siglo XIX (1845-1870)” - IILyD, FCH,  UNLPam.

 

 

 

 

 

 

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