La familia Sabarots, del campo a la ciudad
En estas páginas conocemos el recorrido de la familia achense Sabarots. Sus comienzos laborales en los campos y la creación de la recordada empresa de autobuses de transporte El Zorzal.
Rubén Giordano *
El diálogo fluido con el vecino Abel Sabarots, lleva a rastrear sus orígenes y, así surge que: por parte de su madre Sara Larrañaga (con sus padres oriundos de Logroño, Comunidad de La Rioja, España), el abuelo materno José Larrañaga y su mujer, Sara Álvarez; respecto de sus lazos paternos, los Sabarots (inmigrantes europeos), fueron dos hermanos: Bautista Martín y Martín Bautista (sonrisas y anécdota “como serían de porfiados estos vascos” - expresa Abel), su lugar de asentamiento original en Argentina, fue la localidad de Ayacucho, provincia de Buenos Aires; posteriormente, Martín Bautista migró a la zona de Tres Arroyos y, Bautista Martín a la Pampa, como trabajador rural en la Estancia “Santa Clara”; su abuelo paterno, nació en Bayona (otrora perteneciente a la comunidad vasca, la que después de las largas disputas en el proceso histórico, se incorpora a Francia, al NE de los Pirineos). Bautista Martín Sabarots, se casa con una de las mujeres de la familia Miquelarena, de allí nacieron sus dos hijos Pedro Bautista (su padre) y Dionisio Martín (su tío). Pedro y Sara (ya en matrimonio) se radican en una quinta ubicada en el “Valle Argentino”, de unas 40 hectáreas (pertenecían a Miguel Beola) en condición de arrendamiento. Allí sembraron y cosecharon alfalfa en la zona de valle y, en un sector, cultivaron verduras de todo tipo. Para avanzar con el proceso al presente, Fermín (uno de los hijos de Dionisio Martín), conservó el área productiva colindante, perteneciente a sus ancestros.
El trabajo formal.
Buscando en su memoria, resume la trayectoria de su padre trabajador: sus comienzos estuvieron en la empresa Bacigalupi como capataz del personal en las tosqueras, rocas que servirían de base para el pavimentado de las Rutas: Nacional Nº 152 y un tramo de la Nacional Nº 35; posteriormente (en la década del ‘50) ingresó como encargado en la empresa SACOAR (con sus talleres en la calle San Martín, donde funcionó parte de la Escuela Nº 145 -calle San Martín, entre Fraga y Roca-); esta empresa vial, se dedicó a asfaltar la traza de las rutas Nacionales Nº 35 y Nº 152.
Como caso de la migración del sector quintas al radio urbano, Abel cita el de Antonio Olite, quién tenía un negocio frente a la Estación del Ferrocarril; Apolonia (su madre), le ayudaba mucho, debido a que Antonio sufría de cruentos ataques de epilepsia. Surge la anécdota del ex fotógrafo Felipe Levoniuc (hijo de uno de los últimos quinteros, reconocido por la elaboración de miel “Olga”), quién venía de la chacra a comprar al negocio y se asustaba con los ataques de epilepsia del señor Olite, tomaba la famosa yapa y disparaba para su casa.
También rescata un apellido de vecinos conocidos, como lo es una señora de apellido Hersey; pues, su padre, Nicolás Hersey (de profesión herrero) tenía su taller en la intersección de Lavalle y España; en ese tiempo, eran muchas las herrerías debido a la cantidad de carruajes que circulaban y necesitaban de esta profesión; agrega que otro herrero muy conocido era Juan Aranzadi, su taller estaba ubicado donde actualmente se construyó la sede del Club Campos (Victoriano Rodríguez y San Martín), había un gran galpón de chapas de zinc.
Una historia familiar, la que trasciende en relato, permitiendo reconstruir los cambios y las permanencias del lugar, una especie de “juego de encastre”, con piezas de un potente valor histórico -geográfico-sociológico-cultural. Su casa en el radio urbano, situada en la calle San Martín 954, fue recientemente demolida y, seguramente surgirá en el vasto terreno nuevas viviendas o algún proyecto más ambicioso de acuerdo con el constante progreso de la ciudad.
El transporte como empresa.
Para dar testimonio de uno de los tramos más potentes en la historia reciente y de una geografía tan irregular en su relieve (afianzando el equívoco en la denominación de pampa al lugar), se promueve hacer un recorrido por lo que fuera la conformación del transporte de colectivos: “El Zorzal”, en primera instancia con el nombre de “El Expreso”.
“El Expreso”, con una unidad de transporte Rugby (6 cilindros con motor naftero, con un costo de 150 $ m/n), inició su recorrido un 29 de agosto del año 1933.
Los señores Ruggeri y Fonseca, fueron fundadores de la empresa. La primera unidad antes mencionada fue utilizada durante seis meses, con serios problemas para su mantenimiento, debido al estado de los polvorientos e irregulares caminos que unían a ambas poblaciones. A partir de esta situación los empresarios deciden viajar a Capital Federal y, allí, adquieren una nueva unidad marca Studebaker, con capacidad para diez pasajeros (como lo describen en sus notas al periodismo de la época: “hermoso coche Sedan que venía a llenar, en parte, la necesidad pública”. Pasado 8 meses de actividad, los empresarios resuelven adquirir un préstamo en la Sucursal del Banco de La Nación Argentina, en General Acha, para adquirir una nueva unidad con capacidad para 15 pasajeros; desde ese momento, fueron tres las unidades de transporte disponibles asegurando cumplir con la demanda de los transportados.
La empresa Ruggeri - Fonseca tuvo la satisfacción de ser la iniciadora del gesto y la primera que bautizó, diremos, la huella y puso entre las dos ciudades el primer jalón de otro progreso, como lo era la implantación de este rápido y seguro medio de comunicación: el servicio de colectivos.
Referido al transporte en La Pampa, también se puede citar que, en año 1935, con una unidad Chevrolet (seis cilindros, naftero, importado de Estados Unidos), Don Francisco Miguel Juan Cortada (entonces dueño de un comercio en la localidad de Conesa, ubicada entre Pergamino y San Nicolás, provincia de Buenos Aires), migra a La Pampa para iniciar la línea de transporte colectivo, la que uniría Santa Rosa con Catriló. Años más tarde, extiende la línea Catriló - General Pico.
“El Expreso”, de los señores Ruggeri - Fonseca, uniendo General Acha con Santa Rosa, fue adquirido por la viuda de Pordoy, ya con el nombre de “El Zorzal” (deduce en honor a Carlos Gardel, por esto de “El Zorzal Criollo”); pasados unos años, la compra la firma Domínguez - Frías y Cía. de General Acha; en el año 1962 la adquiere la firma “Sabarots Hermanos”, constituida por Omar, Abel y Carlos. Las primeras unidades fueron “el frontalito” (un Mercedes Benz, 312) y un Chevrolet 1957 (el negocio se hizo por un lote de novillos adquiridos en la zona de Bahía Blanca, con “Pancho” Domínguez del Bajo Hondo. Frías acompañó a la nueva firma).
La firma continuó durante 38 años… en los ‘90, Omar Sabarots decide salir de la empresa y compra Dumas (propiedad de Cerrato y Sabaidini); Abel y Carlos, continúan en sociedad hasta el año 2000 con “El Zorzal”. Si bien funcionó muy bien, la crisis y cuestiones de administración, causan el cese de la empresa. Finalmente, Abel, consultando con gente del ambiente, decide adquirir (con ayuda de su padre) un vehículo para iniciar un servicio “puerta a puerta”, para transportar entre General Acha y Santa Rosa, encomiendas, documentación de empresas y otros (actualmente lo tiene Roberto Stefanazzi, quién se desempeñó durante un largo tiempo en la empresa “El Zorzal”).
Una historia de vida que, no sólo trata del trabajo mancomunado de una familia (los tres radicados con sus familias en General Acha), sino con el valor agregado del desempeño de este hombre con sus muy bien llevados 89 años de vida. Un digno reconocimiento por su actitud humana y endereza para sobrellevar una vida muy activa, de avances y detenimientos, de alegrías y sinsabores.
* Profesor de Historia y Geografía
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