La Serie del Siglo y Medio
Se cumplen 65 años del lanzamiento de la colección bibliográfica Serie del Siglo y Medio. Su origen fue en la Universidad Nacional de Buenos Aires a través de la Editorial Universitaria.
Faustino Rucaneu *
El 150 aniversario de la Revolución de Mayo aportó cantidad de ideas y proyectos de distinta índole, pero todos destinados a celebrar esos ciento cincuenta años de existencia, de esperanzas y fe en sí misma que tenía la República Argentina. Muy posiblemente la más significativa de todas ellas fue el lanzamiento de la colección bibliográfica Serie del Siglo y Medio, de cuya aparición se cumplen en el presente 65 años.
Aquel acontecimiento -porque lo fue- tuvo su origen en la Universidad Nacional de Buenos Aires que a través de la Editorial Universitaria retomó su antigua condición de generadora de libros, ahora con otros criterios más amplios y acordes con la época que se vivía por entonces. Con esas ideas lanzó al mercado editorial la Serie del siglo y Medio, que desde su mismo nombre evidenciaba un homenaje a la gesta de mayo de 1810.
Quizás la expresión usada -lanzó al mercado- no sea correcta porque lo principal que hizo EUDEBA fue transgredir algunas reglas comerciales a las que también se atenían las editoriales y poner a disposición del gran público libros de contenidos notablemente significativos, de autores poco recordados u olvidados, esencialmente de índole popular y nacional pero nada chabacanos. Y, por sobre todos los demás aspectos, baratos…
¿Cuánto de baratos? Las comparaciones hablan más claramente que las cifras; durante los años que la empresa universitaria estuvo libre de presiones políticas “un libro costó menos que un kilo de pan, menos que un atado de cigarrillos, menos que una botella de vino común.
Durante ocho años miles de ojos vieron por primera vez pinturas y dibujos que los maravillaron. Durante ocho años el pueblo argentino se sintió orgulloso de sus escritores, de sus artistas, de sus pensadores, del prestigio de una empresa que con un capital pequeño en relación con su obra, sin subsidios, sin grandes alharacas representaba como ninguna en el exterior a su propia patria.
Entre muchísimos títulos es de destacar una memorable edición del Martín Fierro (esa epopeya nacional hoy tan olvidada) en un tamaño inusual e ilustrada por Carlos Castagnino, pero también volvieron a la luz los relatos de Juana Manuela Gorriti y Mateo Booz, el teatro de Samuel Eicheilbaum, las sorprendentes ideas de Bernardo de Monteagudo, la literatura de Eduarda Mansilla -acaso la primera mujer novelista en el país- los clásicos cuentos de la selva de Horacio Quiroga, las narraciones de Juan Carlos Dávalos, las singularidades de Macedonio Fernández…
Las ediciones, que llegaron a traspasar los límites del país, también incluyeron a clásicos argentinos como Recuerdos de provincia; Una excursión a los indios ranqueles; Juvenilia; Juan Moreira, Facundo…
Con la lectura de estas líneas los memoriosos acaso recuerden todavía aquellos pequeños paquetes de cuatro libros cada uno, llamativos en su diseño, distribuidos en librerías, kioscos callejeros, facultades universitarias, concesionarios… siempre con colores que identificaban la orientación literaria en que se incluían.
En su pública renuncia, tras el nefasto golpe militar de 1966 que preludiaba la posterior decadencia, los integrantes del directorio de EUDEBA consignaron que el equipo directivo y sus colaboradores habían logrado en tan breve lapso que se publicara “un libro por día y once millones de libros en 2920 días” (96 meses). Para todo el mundo fue un fenómeno cultural sin precedentes.
Diez años después volvía a caer un gobierno democrático, esta vez acompañado de un baño de sangre que todavía nos duele a los argentinos; además con toda una orientación ideológica y económica que nos hizo retroceder enormemente. Esta vez el golpe a EUDEBA fue mucho más duro y, además de cesantías y desaparecidos, le fueron incautados algo así como 80.000 ejemplares que, de acuerdo a fotos de la época, terminaron en hogueras al estilo nazi…
Cierto que aquel espíritu cultural tan emprendedor no desapareció y a su sombra creció el Centro Editor de América Latina, dirigido por Boris Spivacow quien había sido “alma mater” de la EUDEBA de años anteriores.
El CEAL reasumió la tarea de editar libros buenos y baratos, que hicieran al interés y la historia popular. Pero en recuerdo de mucha gente quedaron aquellos libros baratos y buenos que hablaban y explicaban de distintos modos la forja de un país que, por esos días, celebraba su siglo y medio de vida.
* Colaborador de Caldenia
Reiterativo
Es de presumir que se trata de un error pero en la información que ofrece Internet relativa a EUDEBA aparece que, tanto en el golpe de Estado de 1966 como el ocurrido diez años después, figura como interventor de la editorial el capitán de navío Francisco Suárez Battán. Esta persona ordenó al gerente administrativo-financiero de la editorial que destruyera toda la documentación anterior a 1966, por lo que desaparecieron las actas de la entidad.
Propósitos
Las metas que se propuso EUDEBA con la Serie del siglo y medio quedaron claramente expresadas en la contratapa de las primeras obras editadas: “Es una colección popular concebida y ejecutada con la finalidad de llevar al gran público en ediciones cuidadas, de agradable presentación y bajo precio, obras de autores argentinos que, en su conjunto, ofrezcan un panorama vasto y diverso de la producción literaria nacional en todos los géneros.
Los volúmenes que la integran se seleccionan y preparan con miras a ofrecer a maestros, profesores y estudiantes los textos requeridos para su trabajo, y al lector común, libros de lectura amena e instructiva que contribuyan a su formación integral y lo ayuden a conocer mejor la vida del país, su historia, su arte, sus problemas, sus costumbres”.
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