Martes 30 de abril 2024

Los beneficios de la música

Redaccion Avances 05/03/2023 - 12.00.hs

Diferentes estudios científicos ratifican que la musicalidad cognitiva es un elemento esencial para la capacidad de comunicación intersubjetiva. Escuchar música, hace bien.

 

Ignacio Brusco *

 

El cerebro humano está constituido por dos hemisferios, izquierdo y derecho, y cada uno de ellos realiza actividades diferentes. La capacidad musical se encuentra fundamentalmente en el hemisferio derecho, mientras que en el hemisferio izquierdo se halla el sector encargado del lenguaje gramatical, tanto en el aspecto de su comprensión como en el de su expresión. Es decir, se sostiene la idea de que, en general, lo matemático y lo gramatical funcionan del lado izquierdo y lo espacial y lo musical del lado derecho. Así, cuando le hacemos escuchar una melodía desconocida a una persona que no estudió música, se van “encendiendo” las cortezas auditivas del lado derecho (solo musicales), mientras que cuando se le hace escuchar música a alguien que estudió armonía se encienden ambas cortezas: la musical y la gramatical.

 

De este modo, la musicalidad cognitiva es un elemento esencial para la capacidad de comunicación intersubjetiva. Si bien es una función del pensamiento a veces ignorada, la música enmarca nuestra gramática y pensamiento, ya que sin ella no somos ni decimos lo mismo.

 

Investigación.

 

A través de un trabajo de investigación sobre el impacto sobre la generación de la enfermedad de Alzheimer, confeccionado en plena pandemia, se observó que a ciertos factores, como la presión arterial, diabetes y antecedentes genéticos, se le agrega uno muy importante donde se detalla la hipoacusia como un factor de riesgo que aumenta en un 8% el riesgo de padecer esta enfermedad.

 

Así es que ciertas personas que padecen trastornos neurológicos del habla (afasia) pueden recuperar cierta parte del lenguaje cantando. También sabemos que, para recordar la letra de una canción, es muy difícil decirla sin su musicalidad.

 

Cantar y ejercitar.

 

Otra variable muy importante es, por ejemplo, cantar mientras se realiza un ejercicio para hacerlo menos agotador. En un trabajo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences USA mostró que la música hace que el esfuerzo sea menos fatigoso, pudiendo aliviarse el ejercicio a través de la activación del control motor emotivo.

 

La música genera muchos efectos beneficiosos destacables mediante la liberación de endorfinas, que son sustancias que alivian el dolor mejorando también el estado de ánimo en forma fisiológica. Un estudio realizado por Ulrica Nilsson, de Universidad de Orebro, reveló que los pacientes que escuchaban música tras una cirugía presentaban menos dolores o necesitaban menos analgésicos.

 

Tanto ejecutar música (o cantar) como escucharla tienen un gran impacto en nuestro sistema de recompensa, aumentando la liberación de dopamina, llamada “sustancia de la felicidad”, algo que también ocurre con el sexo y la comida. El hipotálamo, que se activa con la música, está asociado a la secreción hormonal, regulando las hormonas del estrés (cortisol oxitocina) y mejorando tanto el ánimo como las situaciones de angustia, que activan sistemas de envejecimiento. Se sabe que el estrés afecta al hipocampo (zona de la memoria que se atrofia con la vejez), siendo protegido al disminuir el cortisol y otras sustancias relacionada con los procesos depresivos.

 

Otro estudio del Journal of Neurolinguistics de 2013 realizó evaluaciones cognitivas con música conocida en personas ancianas e intelectualmente sanas y también en individuos con trastornos de sus funciones superiores, mostrando que mejoraron la memoria y el lenguaje, lo cual sugiere que la música optimiza la funcionalidad.

 

Al movernos a través de la música utilizamos diferentes funciones, como la motivación, la atención, el centro motor de planificación y ejecución motora y la sensopercepción (en particular la “propiocepción”, que es la percepción consciente e inconsciente de dónde estamos ubicados en el espacio). Así, entonces, casi todas las funciones del cerebro y el cerebelo están activas durante la realización de la danza. Gracias a eso, nuestro cuerpo puede expresarse a través de la música y relacionar la sonoridad con la función y el arte del movimiento.

 

Por otro lado, también se genera una acumulación de memoria que nos permite recordar el movimiento realizado y así generar mensajes tanto en nuestra conciencia como en la memoria de aprendizaje motor inconsciente, que a su vez nos habilita para aprender un determinado movimiento complejo y luego llevarlo a cabo. Es así que, una vez aprendido, es posible darle rienda suelta a la memoria emocional en un proceso creativo y asociarla a una música en especial para luego darnos cuenta de que mejoramos nuestra expresión y de que pudimos darle un contexto artístico.

 

Es sabido que cantar, más que escuchar cantar, mejora la musculatura corporal, la fonatoria y la respiratoria, aconsejándose en pacientes sanos o en pacientes con problemas respiratorios como el EPOC. También se vio que, por ejemplo, las personas que cantan en coros mejoran su inmunidad.

 

Se conocen varios estudios que permiten observar que la música desarrolla una clara actividad tanto intelectual como social, considerándose que la función hace al órgano. Pero que el contexto emocional y corporal que procede del trabajo con música genera fuertes componentes protectivos corporales, con una mejoría del estrés pero además con una gran estimulación del cerebro, fundamentalmente de las áreas silenciosas.

 

Cada vez se plantean más tratamientos que integran la música y el canto a las actividades terapéuticas preventivas de las enfermedades y el envejecimiento. Una actividad aeróbica placentera mejora la síntesis de dopamina, optimizando la actividad tanto motora como de recompensa, así como también la de serotonina, activando la emoción positiva, disminuyendo el cortisol, decreciendo el estrés crónico y aumentando la oxitocina, la hormona de la empatía.

 

* Médico Especialista en Neurología y Psiquiatría (UBA). Doctor en Medicina (UBA). Doctor en Filosofía

 

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