Domingo 21 de abril 2024

Poesía que enriquece

Redaccion Avances 05/02/2023 - 12.00.hs

Poesía que conserva el amor en un poemario donde confluyen tres tópicos: afecto, comunicación y temor.

 

María Evangelina Vázquez *

 

Una conversación sobre “Besos, palabras y miedos” (Halley Ediciones 2022), el último poemario de Julián Alvarez Sansone nos abre a su mundo de símbolos y metáforas, de miedos y deseos que se consolidan en la hoja de papel para hacernos pensar sobre la fugacidad y los arrepentimientos del amor, el deseo de conservar por siempre al ser amado, la insistencia en cierto lenguaje amoroso que nos ayuda a dar un nombre a los sentimientos con la esperanza de que se conserven.

 

- ¿Creés que los mejores poemas se escriben en soledad, en la añoranza del amor?

 

En mi humilde opinión, considero que sí. A la hora de sentarme a escribir necesito estar tranquilo. Me resulta imprescindible estar solo y con la casa en silencio. En la mayoría de los casos, también necesito estar acompañado de una taza de café y algo dulce. No debe ser casual, hay estudios que plantean que el consumo de café y la ingesta de glucosa aumentan la función cerebral. El hecho de estar solo, en mi caso, me permite mayor concentración y menos distracciones.

 

- En este poemario, ¿qué papel juega el miedo de perder o de herir al otro?

 

El miedo es uno de los tres pilares que sostienen a este poemario. Los otros dos son los “besos” (que representan el amor) y las palabras (que representan a la comunicación). A lo largo de los distintos poemas (como “Siento miedo” o “Miedo a perderte”) se plantean distintas emociones y sensaciones que se transitan a lo largo de una relación amorosa.

 

- ¿Cómo puede el poema combatir de algún modo la desilusión que generan la rutina y el tedio de lo cotidiano en una relación amorosa?

 

No sé hasta qué punto los poemas combaten la rutina o el tedio de lo cotidiano, pero sí pienso que la poesía en general sirve para acompañar (nos) y hacernos más llevadera la rutina y los momentos tediosos. Para mí, la poesía enriquece las relaciones amorosas.

 

- ¿Hay poemas que surgen del arrepentimiento?

 

En líneas generales, creo que sí. En lo que respecta al poemario, no lo puedo precisar con detenimiento. Sí puedo confesar que los poemas surgen de la introspección y la reflexión. Creo que estas actividades mentales son claves en mi escritura.

 

- ¿Hay huellas de un amor casi adolescente, que lo entrega todo, que es capaz de perderlo todo por amor?

 

Sí, podría pensarse que sí. Creo que hay en los poemas de este libro una mezcla de un amor romántico surrealista e idealizado, con otro más real: que incluye el miedo, la cotidianeidad de las charlas, las discusiones, y el afecto en sus distintas variantes (caricias, actitudes, gestos, palabras).

 

- ¿Cómo surge “Bichito de luz” y esa reflexión en torno al lenguaje en su relación con el amor?

 

A través del tiempo evidencié en varias relaciones cercanas que con el correr de los últimos años muchas parejas iban disolviéndose. Al disolverse, dejaban de nombrarse algunas palabras que cuando estaban en pareja, o cuando había un vínculo amoroso que oficiaba de puente entre dos personas, tenían un sentido o significado particular.

 

Para ejemplificar, he conocido gente que trataba a su pareja de forma afectuosa diciéndole “gorda”, cariñosamente. Con el correr de los años ese “gorda” fue mutando a un adjetivo calificativo netamente ofensivo. A su vez, he evidenciado en mi familia cómo luego de una separación dejan de nombrarse frases afectuosas y nunca más vuelven a escucharse. Por caso, durante casi toda mi infancia mi papá le dijo “Bichito de luz” a mi mamá. Luego de separarse, esa frase nunca más fue nombrada.

 

A partir de eso, escribí un poema planteando estas cuestiones. De alguna forma, cuando muere el amor, muere también el lenguaje. Al mismo tiempo, construir un vínculo es también construir un lenguaje propio de la pareja, es crear un campo semántico comprensible sólo para los integrantes de esa entidad. Ese poema surge, a su vez, inspirado en una frase de Manuel Vilas que habla del dolor que ocasiona el “desmoronamiento de la ternura”.

 

- ¿Cómo ves la imagen del fuego y de la luz como metáfora o símbolo en tus poemas?

 

En mis poemas, el fuego representa el amor. Este vínculo ya viene planteado y está más desarrollado en mi anterior poemario, llamado “El Fuego Indicado” (Rangún, 2019). Allí se plantea que el afecto, el goce, los besos y demás componentes amorosos ofician como carbón, madera y papel alimentando un fuego que, como dije, representa al amor. Por el contrario, las discusiones, las desilusiones, las mentiras y las emociones negativas son como vasos de agua que apagan ese fuego.

 

Con respecto a la luz, representa la felicidad. La tristeza y el miedo representan la oscuridad, lo negro, lo turbio. La alegría está más vinculada a lo claro, lo blanco y lo puro. Con menor desarrollo y profundidad, es una utilización de simbolismos como los de García Lorca en el Romancero Gitano. Allí el rojo simboliza la sangre, el negro la muerte, el agua la vida, etc. En mis poemas se utiliza una lógica similar, pero con otros elementos y otros significados.

 

- “Vivir es sonreír pese al dolor, considerando a la muerte un hecho esquivo” escribís en Vivir y sonreír. ¿Pensás que esto es así? ¿Siempre se puede sonreír?

 

No siempre se puede sonreír. De hecho, creo que estamos viviendo tiempos de mucha tristeza y dolor. Ese poema, que es el que cierra el libro, lo escribí en tiempos de pandemia y confinamiento. Era un contexto de miles de muertes diarias que salen en las noticias a toda hora.

 

En ese marco, toman mayor comprensión los versos que plantean “Vivir es estar alegre y orgulloso de estar vivo”, “Vivir es hacer lo necesario para que tu pareja y tu mamá sonrían”, “una sonrisa es un gesto propio del cielo”, o “el cielo es el hogar de quienes supieron vivir sin miedo”.

 

- En Mientras estés con ella escribís: “sentís que no existe nada/ que separe tu corazón del de ella”. ¿Se podría decir que en tus poemas el amor aparece como pura unidad y se pierde la alteridad esencial de cada uno?

 

Es una apreciación válida. En lo personal, no diría “pura unidad”, pero sí reconozco que el amor se plantea como unidad, aunque no necesariamente pura. Tampoco diría que “se pierde la alteridad esencial de cada uno”, aunque sí pienso que para congeniar hay que sacrificar algo de cada parte. El amor de pareja para mí es un pacto con concesiones. De alguna forma, hay cosas que consensuar y, al consensuar, hay que ceder o perder algo. Creo que, en parte, algunos de mis poemas buscan reflejar eso. Por esta razón, también, se habla del miedo a perder.

 

- Ante el amor parecería que el tiempo se vuelve eterno… ¿Es lo mismo que nos sucede ante la buena poesía? ¿Qué papel juega el tiempo en tus textos?

 

El tiempo juega un papel importante, no lo dudo. Sobre esto caben señalar algunas cuestiones. En primer lugar, diría que los poemas reflejan una etapa de mi vida, no necesariamente pretenden volverse eternos (aunque ojalá lo fueran). En segundo lugar, considero que el enfoque temporal es una forma de abordar este poemario. Si se lo analiza con detalle, hay poemas que están enmarcados en el presente, otros que se escribieron con nostalgia de un pasado reciente y feliz, y otros que hacen alusión a un futuro incierto que me atemoriza y tarda en llegar.

 

 

Julián Álvarez Sansone nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 1994. Es politólogo y Magister en Políticas Públicas (UNSAM). Trabaja de periodista escribiendo sobre política y literatura, sus dos grandes pasiones.

 

Es autor del libro “Estudio sobre la transición a la democracia de Angola y Mozambique” (Editorial Académica Española, 2017) y del poemario “El fuego indicado” (Rangún, 2019). “Besos, palabras y miedos” (Halley Ediciones, 2022) es su tercer libro.

 

* Escritora

 

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