Quetre Huitrú: un lugar emblemático
En el extenso valle Quiñe Malal se destacan múltiples espejos de agua. Entre las lagunas Quetre Huitrú Lauquen o Lafquén es una de las más representativas y también lo fue para los primeros pobladores del Valle.
Ruben Salvador Giordano *
El país del monte en la otrora Pampa Central, es quebrantado en su paisaje por valles transversales con características muy propias respecto a sus orígenes y conformaciones. Para destacar, el valle Quiñe Malal, en sus múltiples interpretaciones toponímicas: “un corral” según Guaycochea; quiñe (uno), malal (cerco, corral), del diccionario Mapuche - español de Sebastián Erize (Cuadernos del Sur); “corral de cortaderas” aporta Alberto Vúletin; “un corral” en “Viaje al país de los Araucanos” de Estanislao Zeballos, entre otras acepciones.
En ese extenso valle, se destacan múltiples espejos de agua. Entre las lagunas Quetre Huitrú Lauquen o Lafquén, es una de las más representativas y también lo fue para los primeros pobladores del Valle, que, con el transcurrir del tiempo fue nombrado como “Valle Argentino” (por invocación al poeta y músico Carlos Alberto Fourcade, achense, quien tomó de la familia Vanoli de Buenos Aires el seudónimo “Argentino Valle”).
La localización respecto del casco urbano de la ciudad, se establece al ENE; en la actualidad -2025- el cuenco se ha visto reducido por exceso de sedimentos acumulados y por drenajes artificiales, con canales a “cielo abierto”, construidos entre los años 2000 y 2004; los excedentes de agua descargan en un salitral denominado “Bajo Inares”. La familia que da nombre al sitio debió migrar en larga andanza desde las márgenes del Chadileuvú, cuando el río dejó de escurrir libremente por las obras hidráulicas construidas por las provincias ubicadas aguas arriba. Inicialmente la familia Inares se alojó en una precaria vivienda, ubicada al Oeste del damero que conforma el plano urbano.
Estación en la rastrillada.
El área palustre que incluye a la laguna, fue abrevadero de animales y asiento de múltiples grupos tribales, que transitaban aquel sendero conocido como “Camino o Rastrillada de los Chilenos”. El tamaño del espejo de agua dependió de las precipitaciones, en períodos anteriores a la circulación de los grupos originarios y de la ocupación inicial de los primeros pobladores, producto de la entrada militar y civil, a partir de 1878; en períodos de sequías, llegó a poseer agua dulce solamente en “pozones” y se podía atravesarla caminando o en vehículos livianos, caso de los años 1960 y 1970.
El extenso recorrido del valle está surcado por un irregular cauce agua, apenas observable por los cambios producidos por el hombre, quién intervino para alterar el paisaje prístino al adaptarlo a la producción y por la cultura urbanística, muy extendida desde 1880 a la actualidad. En los escritos de Zeballos ese cauce recibe el nombre de Chadi (salado, según la interpretación de los baqueanos que lo acompañaron); a lo largo de su recorrido, une múltiples espejos de agua, con diversas características, algunos de aguas salobres y otros dulce, que también son receptores de las descargas del sistema acuífero, localizado en el área medanosa, al norte del valle.
La distribución de la tierra.
El primer trazado urbano de General Acha (nombre dispuesto por el coronel Manuel Jorge Campos), ocupó un sector de la pendiente sur de la extensa planicie que delimita el valle respecto de ese punto cardinal.
Así se ocupaba un sector más elevado del relieve, evitando las posibles inundaciones provocadas por el crecimiento del área palustre. Allí se dispuso el trazado de cinco cuadrículas: una central para la construcción de una plaza y una al sur, donde se alojaría el regimiento de Infantería; otra al oeste, sede de la Comandancia; una cuarta al norte, para el cuartel de Caballería y la quinta al este, destinada a construcciones de particulares. Un 12 de agosto del año 1882, se levantó una pirámide donde se depositaría la piedra fundamental, documentación referida a la fundación y algunas pertenencias del coronel Campos.
El sector del valle fue ocupado por inmigrantes de distintas procedencias y se destinó a la producción frutihortícola, animales de granja y, posteriormente, al cultivo intensivo de alfalfa. La producción en los primeros tiempos fue destinada para alimentar a más de 1200 soldados radicados en el área urbanizada. Estos productores, originalmente tenían sus viviendas en las áreas cultivadas y, como consecuencia de la escasa existencia de caminos, cruzaban la laguna en una especie de balsa, construida de madera; su recorrido (fundamentalmente por el tamaño de la laguna, ocupando su cuenco original) comprendía desde lo que es hoy la avenida Maipú (entonces Circunvalación Este) y la actual Ruta Nacional 152, construida entre las décadas del ’40 y del ’50 y asfaltada en 1951). Como dato de los últimos años todo el sector oeste de la laguna ha sido loteado y ocupado con viviendas que radican a nuevos pobladores de la zona.
Paoli, el precursor.
Se puede citar entre los primeros chacareros o quinteros, a Cirilo Paoli, un inmigrante procedente de la región Trento -Alto Adigio (territorios ocupados a fines del siglo XIX por los austríacos, indicando en la cédula de inmigrante como de ese origen. El espacio productivo fue bautizado con el nombre de “Quinta Trentina”. El área ocupada por estos labriegos, en gran parte quedaba aislada del precario radio urbano, por el sistema de lagunas de las cuales la más representativa, fue Quetre Huitrú.
Cabe destacar entre los múltiples emprendimientos de Cirilo Paoli, que se lo considera como el precursor en promover la siembra de peces en dicha laguna. Para ello realizó gestiones directas con el gobierno nacional, rescatándose de sus esquelas lo interesante de sus iniciativas.
Decidió hacer la gestión, con nota expresa del 14 de mayo de 1906, al área del Ministerio de Agricultura de la Nación, aduciendo al fomento que hacía el área de Ganadería, Zoología y Policía Veterinaria y citando Nota del 6 de diciembre de 1905, con la firma del secretario Pedro Ezcurra, donde explica la difusión que se está haciendo en el país, para el desarrollo de fomentar esas siembras en lugares adecuados, ejemplares de trucha y de pejerrey.
Características de la laguna.
La planilla, en el caso de pedido de alevinos de pejerrey, tiene 15 puntos con detalles de mucha precisión, entre otros: … “la laguna, ocupando unas 120 hectáreas de superficie, con profundidades superiores a cinco metros; con una vertiente activa al Norte y agua de precipitaciones, procedente del sector OSO; no hay turbiedad y el fondo tiene algo de tosca u otros tipos de rocas; hay un sector de árboles y arbustos de la zona y, además la introducción de: álamos criollos, mimbres, sauces, tamariscos. El espejo de agua es propiedad del Municipio de General Acha; la estación Ferroviaria (donde arribarán los contenedores con los ejemplares de alevinos de pejerrey), se encuentra a unos 300 metros del lugar”.
En corto tiempo, se envía un giro telegráfico, dirigido a Paoli, fechado el 24 de octubre de 1906, anunciando el próximo arribo de los alevinos de pejerrey solicitados y se expresa, muy especialmente, llevar los elementos de traslado en condiciones para realizar las siembras respectivas. En otro registro telegráfico se anuncia la llegada de nuevos ejemplares para siembra.
Resultados diversos.
Luego de la primera experiencia de siembra de alevinos de pejerrey, con la supervisión del piscicultor Luciano Valette, Paoli escribe a la División de Ganadería, Zoología y Policía Veterinaria de la Nación, en mayo de 1907. En uno de sus párrafos informa: … “con sentimiento debo manifestarle al Sr Director que, el resultado ha sido negativo debido (sin duda) a la época avanzada de la siembra, no a la calidad del agua que existen en zanjas que existen en mi quinta; no obstante esto quiero hacer las indicaciones siguientes emanadas de mi observación: como sabe el Sr Valette tenía formadas unas especies de zanjas con agua dulce y un criadero de pececillos traídos de Buenos Aires, los que estaban aclimatados de tal manera, que la procreación se hizo asombrosa y, en una de las lluvias que produjo una creciente, se desbordó la laguna Quetre Huitrú Lafquen). El agua de esta laguna invadió las zanjas con mucha potasa (hidróxido de potasio); los pececillos ingresaron por laszanjas a la laguna y allí habitaron con tan buena suerte como si estuvieran en su propio elemento. Saqué entonces 113 pececillos y los alojé en una de las primitivas zanjas provistas de agua dulce y, al día siguiente de este cambio, todos perecieron, lo que prueba que la alimentación se puede hacer en la citada laguna”. Por esta razón, Cirilo, solicita nuevos ejemplares de alevinos de pejerrey y algunos de salmón para iniciar la prueba. Siempre acompañado por Valette como guía.
Más interesados.
En octubre de 1907, el propio Valette, le escribe desde Castelli (Buenos Aires) y le pide envíe a alguien con las condiciones requeridas, para transportar ejemplares de huevos de pejerrey para la siembra.
En noviembre del mismo año, el propio director de Ganadería de La Nación, envía una misiva aclarando que, la única manera de enviar ejemplares que soporten el proceso de transporte, es si son recién nacidos, que sufrirán menos las inclemencias del viaje. Recomienda sembrarlos rápidamente en la laguna y, además, propone que, entrado el período invernal, se mida la temperatura del agua para analizar la posibilidad de sembrar ejemplares de trucha.
Con buenos resultados, no solo se desarrolló el proyecto de piscicultura, sino que, además, comienza a enviarse a la zona cercana a General Acha, por la vía del ferrocarril. Así se puede observar que, por nota expresa, a José Gonzáles de la localidad de Hucal, el envío 30 ejemplares para experimentar con la cría en el vivero de su propiedad.
A fines del año 1908 Cirilo había desarrollado la producción de peces, de los llamados “de colores”, “de estanque” o “de pecera” y, con otro nivel de desarrollo, la producción de pejerrey en la laguna. En el primer caso, inicia un proceso de comercialización activa en la zona, y, con su gran vocación de movilizar al ambiente agrario, con donativos de ejemplares a muchos de sus vecinos y amigos. Para afianzar lo expresado, se manifiesta en contenido de remitos y cartas de recepción de los compradores y de quienes recibían pequeños cardúmenes como obsequio.
Algunos de esos documentos explicitaban; un 13 de febrero de 1909, la señora Eulogia de Muñoz, da cuenta de haber recibido 36 peces de colores destinados a los vecinos Leopoldo Rodríguez (Toay), a Máximo Fernández (Sarandí) y los doce restantes para la que suscribe. En la misma fecha, remite a Cirilo Veralli tres docenas de peces, destinados a estanques de agua semisurgentes de la zona. En carta del 6 de marzo de 1909, los señores Franco y Serafín Culla, informan del gran desarrollo de peces en un estanque que contiene unos 310.000 litros de agua y en abril del mismo año, los hermanos Conti de la Estancia “Pichi Utracán”, dan cuenta de la ubicación de un grupo importante de peces, en una laguna llamada “De los Patos”; en tiempos de seca, reduce su volumen de agua y trasladan lo rescatado a un estanque que se alimenta de un pozo semisurgente. Pasados unos meses se observa una gran proporción de crías en desarrollo.
Cunde la idea.
A partir de allí, la expansión de la especie, se hace masiva. Revisando cartas y notas de vecinos quinteros, de establecimientos rurales de la región, se puede apreciar en notas de Arturo Forteza, de Ricardo Cabrera, Marcos Roldán, Lucía Langoff, Bernardo Valdés Uriburu, Martín Larraburu (quién fuese posteriormente, Comisionado Municipal de General Acha), el 3/1/1910; de Quilmes, provincia de Buenos Aires, carta del 21/02/1910, de la Asociación de criadores de peces Argentina.
A todo esto y, a pesar de la voluntad y la vocación de progreso del productor Cirilo Paoli, el envío de ejemplares de alevinos de pejerrey para repoblar la laguna Quetre Huitrú Lafquen, comenzó a espaciarse en el tiempo. Por ende, escribe el 2 de enero de 1910 al señor Valetti (el especialista en piscicultura que apoyaba nivel nacional su programa de desarrollo pesquero), reclamando por la no recepción de sus pedidos a la Dirección de Agricultura de la Nación.
Estas experiencias que se instalaron en la memoria de los pobladores de la zona, movilizaron a miembros de la Institución reconocida como “Club de Caza y Pesca”, a reactivar la siembra en el período 1998 - 2004; la experiencia arrojó resultados interesantes. A partir de esta etapa, el área palustre, sufrió modificaciones respecto de la cantidad y las condiciones del agua; a esto se sumaron los sistemas de desagües artificiales, localizados en sentido SO-NE y los producidos en la primera década del 2000, con orientación similar.
En relevamientos realizados en 2013, no se encontraron especies de pejerrey de los alevinos sembrados a fines del pasado siglo XX.
* Profesor de Historia y Geografía
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