Jueves 19 de junio 2025

Dolor por la muerte del "Pampa" Jorge

Redacción 04/09/2024 - 00.21.hs

La noticia de la muerte de Alberto Mario "Pampa" Jorge causó ayer un hondo pesar en el ambiente futbolístico del país y de La Pampa en particular. Jugador de elite, entrenador laureado y formador de directores técnicos, el Pampa fue destacado por la familia del deporte que lo conoció como una gran persona.

 

Falleció este martes en Santa Rosa, ciudad que lo acogió tras su carrera profesional y en la que se convirtió en un pampeano más. Tenía 74 años y dejó un gratísimo recuerdo, tanto en quienes lo admiraron como futbolista, como entrenador o como vecino.

 

El "Pampa"

 

Alberto Jorge había nacido el 1 de enero de 1950 en Villa Maza, en el límite con La Pampa, y a esa cercanía con la provincia le debió el apodo con el que lo bautizaron a su llegada a Buenos Aires para jugar en las formativas de Racing Club de Avellaneda.

 

Había dado sus primeros pasos como futbolista en Deportivo Maza, donde debutó con 13 años en la Primera División. Tuvo una prueba en Atlanta primero (no se quedó porque al padre no le gustó el ambiente de la pensión) y luego en Racing, donde sí se quedó a vivir bajo la tutela de la recordada Tita Matiussi.

 

"Vivíamos en una pieza al fondo del vestuario visitante, así que cuando Racing jugaba de local nos teníamos que ir todo el día y volver a la noche", recordó en una nota a La Arena hace unos años.

 

Tenía 16 años cuando llegó a la Academia, donde debutó en Primera División en 1970, a los 20. Mediocampista de excelente pegada y juego vistoso, el Pampa se ganó su lugar en un Racing que no estaba en su mejor momento histórico. Y aunque no ganó títulos con la Academia, se convirtió en ídolo el día que le metió cuatro goles a Independiente en el que quizás fue el mejor clásico de Avellaneda de la historia (ver aparte).

 

Gracias a su gran nivel, tuvo partidos con la Selección y la oportunidad de ser preseleccionado por César Luis Menotti para el Mundial de 1978. Aun así, teniendo en cuenta que sus chances de ser convocado a la Copa del Mundo eran bajas, decidió irse del país y seguir su carrera en México.

 

En 1976 firmó para jugar en el León mexicano, donde estuvo cuatro temporadas. En 1980 fichó por el Atlante y terminó su carrera jugando para el Oaxtepec.

 

A Santa Rosa.

 

Una vez finalizada su carrera como futbolista profesional, el Pampa volvió a Villa Maza, donde lo fueron a buscar dirigentes de All Boys de Santa Rosa para que dirija al equipo. Fue campeón como DT del Auriazul y jugó el Torneo del Interior.

 

Después pasó por Banco Pampa, Santa Rosa y Belgrano, y por las divisiones formativas de Racing de Avellaneda (también un interinato en Primera) hasta que llegó el llamado de Ricardo Lavolpe para que sea coordinador de inferiores en el Toluca, club en el que había dejado una gran imagen como jugador y persona.

 

Poco tiempo después Lavolpe fue contratado para dirigir la selección de México y Jorge se hizo cargo del equipo de Primera del Toluca, que terminó consagrándose campeón del Torneo Apertura 2002 mexicano. "El mérito había sido de Lavolpe. Yo lo único que hice fue seguir con su trabajo, y se dio", dijo con su habitual humildad en aquella nota a La Arena. Años después, en 2009, se convirtió en DT de Xelaju de Guatemala.

 

En su regreso a Santa Rosa se convirtió en un referente a la hora de cualquier consulta futbolera, por su palabra autorizada y precisa. Fue docente en la Escuela de Capacitación N° 121 para directores técnicos dependiente de ATFA, donde compartió conocimientos y experiencias con muchos de los que hoy dirigen en las canchas pampeanas.

 

"La verdad es que nunca trabajé. Siempre jugué al fútbol. Qué querés que te diga, trabajar es otra cosa. La verdad es que lo que hice fue disfrutar al máximo con esto que me lo dio todo", resumió Jorge, que ayer, tras su fallecimiento a los 74 años, fue recordado con cariño y admiración por clubes, asociaciones, dirigentes y por el mundo del fútbol.

 

La "primavera" clásica del Pampa.

 

El Racing 5-Independiente 4 del 21 de septiembre de 1975 es uno de los más recordados en la historia del clásico de Avellaneda. En la primera fecha del Torneo Nacional, el Día de la Primavera, el Cilindro fue testigo de nueve gritos, de tres expulsiones y de una actuación descollante de Alberto Mario Jorge. El Pampa marcó cuatro goles; tres de ellos de penal Y ante un especialista en atajarlos como Perico Pérez. Nunca más un jugador festejó en cuatro ocasiones en el duelo entre los rivales del barrio.

 

"Me marcó muy fuerte; no tanto en el momento, pero sí años después, porque pasaron más de 200 clásicos y sigo teniendo el récord como el jugador que más goles ha hecho en un clásico de Avellaneda", destacó Jorge en una charla con Radio Noticias, al cumplirse 46 años de aquel particular partido.

 

La Academia, dirigida por Osvaldo Zubeldía, formó en aquel clásico con Carlos Leone; Rubén Glaría, Jorge Buzzo, Rodolfo Domínguez y Heriberto Correa; Carlos Squeo, Roberto Espósito y Alberto Jorge; Hugo Gottardi, Néstor Scotta y Roberto Díaz. Luego ingresaron Jorge Brites y Horacio Cordero.

 

El Rojo, conducido por Pedro Dellacha, salió con José Perico Pérez; José Lencina, Francisco Sa, Alejandro Semenewicz y Ricardo Pavoni; Percy Rojas, Rubén Galván y Ricardo Bochini; Agustín Balbuena, Ricardo Ruiz Moreno y Daniel Bertoni. Desde el banco ingresó Daniel Cuiña.

 

"Cuando llegué a Racing, a los 16 años, soñaba con poder hacer un gol en un clásico y ese día hice cuatro... Lo recuerdo con mucha emoción", sentenció.

 

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