Domingo 07 de septiembre 2025

“Lo que me entusiasma es poder trabajar”

PROYECTOS DE ARTE Y DE PRÁCTICA LABORAL

Redaccion Avances 12/06/2024 - 10.42.hs

En la Escuela de Apoyo a la Inclusión Nº 2 de Santa Rosa abren las puertas a estudiantes de distintas edades y niveles educativos y con diferentes necesidades o demandas. En las aulas conviven las ideas artísticas con los trayectos al inicio del camino laboral.

REDACCION
“No me da mucha emoción estudiar”, dice con total franqueza Maxi y enseguida aclara: “lo que me entusiasma es poder trabajar. Por mí, me quedaría más tiempo”. Sentado en un aula taller en donde estallan los colores, y las manchas con pinturas inundan manos y pinceles, Maxi quiere hablar sobre ese proyecto que tan entusiasmado lo tiene cada mañana cuando suena el despertador, el momento en que se prepara para ir a un café bar en el marco de las prácticas laborales de estudiantes que lleva adelante la Escuela de Apoyo a la Inclusión N° 2 Wengan de Santa Rosa y que impulsa el Ministerio de Educación de La Pampa.

Maxi tiene 17 años, cursa sexto año del colegio secundario Ciudad de Santa Rosa y en la Escuela de Apoyo a la Inclusión N° 2 encontró la posibilidad de dar sus primeros pasos en el mercado del trabajo ya que el Café Bar “Moka” -al igual que otras empresas privadas y organismos públicos de la provincia- brinda espacios para que jóvenes con discapacidad realicen prácticas educativas laborales.


“Para mí fue un desafío cuando nos pusimos a hablar en casa de esta posibilidad porque de alguna manera una sale de su espacio de confort. Maxi y nosotros como familia siempre hemos estado en lugares donde nos sentimos cómodos y contenidos, entonces salir de ahí hacia un mundo nuevo no es fácil pero claramente es positivo. Él no tiene muchas intenciones de seguir estudiando y con esto aprende a manejarse, a tener su autonomía, a encontrarse con dificultades que tiene que superar y también a tener una responsabilidad que va incorporando junto al entusiasmo que le genera poder trabajar”, resalta Carina y enumera las tareas que su hijo realiza rodeado de un grupo de trabajo.

“Le enseñan a doblar las servilletas, a cómo ordenar las mesas, a cómo tomar la bandeja, lo acompañan. Maxi está aprendiendo el oficio y es muy lindo ver el tiempo que le dedican”, agrega la madre de un adolescente que estará entre seis y ocho meses en esa práctica laboral. Esa es una de entre las 10 o 12 propuestas que realiza cada año la Escuela de Apoyo a la Inclusión.


“Es trabajar sobre el proyecto de vida personal de cada estudiante, visibilizar a la persona en esa situación y ver los desafíos que representa para un estudiante de sexto porque en ese punto se analiza qué herramientas tiene. Se comprueba si puede manejarse solo, si es responsable, si puede convivir con un grupo de trabajo, si puede moverse en un transporte, si puede llamar por teléfono ante una emergencia. Un montón de cosas que el ámbito laboral pone en juego”, explica a LA ARENA Claudia Molleker, directora de la Escuela N° 2.

“El proyecto tiene una doble función porque trabaja con la sensibilización de quienes comparten ese espacio laboral ya que tienen que tener en cuenta los modos, que los tiempos no son los mismos, poder ajustarse a las necesidades del practicante y que ellos tengan una linda experiencia. Y el otro costado de la iniciativa es que al estar en lugares públicos se visibiliza a personas con discapacidad en ámbitos laborales, porque en realidad es una ilusión social que todos tenemos pero que pasa muy poquito en la realidad”, agrega Molleker al poner énfasis en que es necesario, sobre todo, que sean empresas del ámbito privado las que brinden ese espacio y esa posibilidad tan necesaria para tantos chicos y chicas.

“Es importante que el alumno descubra la tarea con la que se siente más habilidoso, lo que le gusta; entonces va eligiendo las tareas que puede o quiere hacer y con esa autodeterminación nos acercamos al mundo del trabajo. El proyecto busca sensibilizar a la sociedad porque con el ámbito privado nos cuesta. Tenemos chicos como ayudantes en secretarías de escuelas, en fotocopiadoras, en portería. Siempre el espacio público es más sensible a estas prácticas”, grafica la directora de la institución de la calle 9 de Julio.


Abierta a todos.
La Escuela de Apoyo a la Inclusión N° 2 tiene distintos talleres y propuestas y si hay un punto para resaltar es que se abre a la comunidad: a alumnos y alumnas de otras instituciones educativas, a personas que no tengan discapacidad y que sí tengan inquietudes o ganas de sumarse a los espacios de arte, de cocina, de robótica, de expresión corporal.

“El proyecto educativo tiene varios talleres y se atraviesan todos los niveles, nosotros los acompañamos en el nivel inicial, en el primario, en el secundario y en el nivel de adultos también porque hay distintas propuestas.Todos los proyectos están de lunes a jueves y los viernes salen a las escuelas de nivel para hacer sus prácticas porque si uno realmente practica la inclusión, es dentro de la educación de nivel. Acá vienen estudiantes que no los conocemos, que se interesaron en algún taller y se anotaron, la Escuela se abrió mucho a la comunidad en general y abrir estas prácticas educativas que son en otro formato, más de movimiento y con otras formas de aprender, impulsa la posibilidad de estar dentro de las escuelas de nivel”, remarca Molleker.
 

 

Arte.
Pía Delfino es docente de la Escuela y la charla se realiza en el espacio donde funciona Arte Propio, el taller con distintas propuestas artísticas pero con la pintura como eje. Es la creadora de esa iniciativa y también participa del proyecto de prácticas laborales.

“La actividad comenzó en 2018, se cortó con la pandemia y desde hace tres años se realizan entre 10 y 12 de esas prácticas. Uno de los lugares es el Poder Judicial y lo que se busca es el interés, el perfil y las habilidades que tienen los estudiantes. A las familias también les viene bien la iniciativa para darse cuenta que cuando los chicos terminan la escuela aprenden a estar solos en la casa, a prender una hornalla, a poder resolver, pone en juego la autonomía de cada chico”, resalta la docente mientras atiende las preguntas y las demandas de quienes están en su clase. No es el caso de Maxi que se levantó temprano y se acercó especialmente para una entrevista que se extendió hasta ocupar el espacio de su siesta. Por eso junto a su mamá se despide sonriente para tomar un descanso y recargar energías porque en breve tendrá que ordenar mesas, acomodar la vajilla o portar una bandeja. Tiene una rutina laboral ya armada pero por sobre todo un incentivo, una oportunidad. Esa oportunidad que siempre es imprescindible para iniciar el camino propio.

 

'
'