Contra la ley migratoria de Arizona
Con unos 12 millones de mexicanos en Estados Unidos, la mitad de ellos indocumentados, México está en el primer frente de la batalla contra la nueva ley del estado fronterizo de Arizona, que, según sus críticos, criminaliza a los migrantes ilegales. El presidente de México, Felipe Calderón, aseguró ayer en un acto público que su gobierno utilizará "todos los recursos a su alcance para defender los derechos de todos los mexicanos que se vean perjudicados por esta legislación (...) que atenta contra los derechos humanos y abre la puerta a una inaceptable discriminación racial".
Preocupación.
El discurso de Calderón se sumó a las críticas vertidas en los últimos días por el Senado, la cancillería y la Comisión de Derechos Humanos de México, además de que Honduras y Guatemala también han externado su preocupación. La ley, firmada el viernes por la gobernadora republicana de Arizona (sur de EE.UU.), Jan Brewer, autoriza a la policía a detener, sin importar que se cometa delito o infracción alguna, a cualquier persona en caso de que exista una "duda razonable" sobre su estancia legal en el país.
"La estación de cacería de latinos ha comenzado", dijo con ironía Frank Sharry, de la organización America's Voice. Con ello, dicen los críticos, se institucionaliza el delito de la apariencia racial, mientras que la gobernadora Brewer argumenta que es una forma de defenderse de la violencia de los cárteles de la droga en México, que han causado más de 22.700 muertos desde diciembre de 2006. Además de esta nueva legislación, los dos senadores republicanos por Arizona demandaron el envío adicional de 3.000 elementos de la Guardia Nacional a la zona fronteriza.
Las protestas contra la ley también se hicieron escuchar dentro del mismo Arizona, en cuya capital, Phoenix, miles de personas salieron a las calles el domingo para manifestarse. Se estima que en Arizona, con 6,5 millones de habitantes, viven unos 460.000 migrantes indocumentados, la mayoría latinoamericanos.
Obama.
El gran aliado de Calderón es el mismo presidente estadounidense, Barack Obama, quien el pasado viernes tachó la ley de "irresponsable" e instruyó al Departamento de Justicia a examinar si viola los derechos civiles. "El pueblo estadounidense merece una reforma integral y judiciosa", dijo Obama, que en su campaña prometió una reforma migratoria.
Paradójicamente, la ley de Arizona podría contribuir a que Obama convenza al Congreso de avanzar en una reforma migratoria luego de que en 2006 y 2007 dos iniciativas quedaron congeladas. "El sentimiento de rechazo que inspira la ley es tal que Obama posiblemente tenga más oportunidades de conseguirlo ahora", dijo un diplomático extranjero destacado en México.
Martín Íñiguez, profesor de la Universidad Nacional estima que aún cuando Obama consiga en esta coyuntura sacar adelante una reforma migratoria, ésta "no tendrá demasiados elementos de protección a los derechos humanos de los indocumentados". (AFP)
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