“Caída histórica” del ingreso
Los últimos datos disponibles para este año sobre los salarios efectivos (SIPA) que perciben los trabajadores reflejaron “una caída histórica”, que contrarrestó una parte importante de la recuperación de los ingresos de fines de 2024 y los ubica por debajo del nivel salarial de noviembre de 2023, cuando asumió la administración de Javier Milei.
El salario de bolsillo cayó 5,5% en apenas 4 meses y en la última medición se situó 1,4% por debajo de noviembre de 2023 después de haber llegado a estar 4 puntos arriba hacia el cierre del año pasado, según un análisis de C-P Consultores que dirigen Pablo Moldovan y Federico Pastrana.
“Las bondades de la desinflación explotadas el año pasado se encuentran ausentes en la actualidad. El salario efectivo no se recupera sino que cae, dado que la recuperación económica parece haber llegado a su fin; los dólares escasean; la desinflación es más limitada, y el Gobierno impone una pauta salarial demasiado exigente”, fue la evaluación de la consultora.
Variación salarial.
Según informó El Destape, el SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino) permite medir el nivel de variación salarial según los aportes al sistema previsional y se diferencia de la estadística que lleva adelante el Indec, que informa el Coeficiente de Variación Salarial como un promedio que surge de una encuesta.
Los salarios registrados del sector público y privado que mide el Indec anotaron en mayo un alza de 2,4% frente a una inflación de 1,5%, después de registrar dos caídas consecutivas en marzo y abril, cuando llegaron a perder 6,3% del poder adquisitivo desde noviembre de 2023. El sector no registrado o informal mejoró 5,6% el ingreso en mayo, pero ese valor está influído por un cambio metodológico que introdujo el Indec y que fue el que influyó sobre la baja de la inflación.
Según C-P Consultores, “el programa económico actual pone a la desinflación por encima de cualquier otro objetivo” por lo que “la elección del tipo de política de estabilización no es trivial” ya que “no hay un único camino para bajar la inflación”. Ante el evidente debilitamiento del ancla cambiaria, el esquema desinflacionario con dos patas (cambiaria y salarial) quedó rengo y como solo sobrevive el ancla salarial, le impone un sesgo recesivo al programa.
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