Los sector vulnerables viven once años menos
Un estudio del Centro para la Integración Sociourbana (Cisur) revela que las personas que residen en barrios populares mueren, en promedio, 11 años antes que el resto de la población argentina. Las condiciones habitacionales, el acceso a la salud y la precariedad laboral son elementos centrales para medir esta triste brecha en la igualdad de ciudadanos argenbtinos.
Según un artículo publicado ayer en Tiempo Argentino, el alarmante dato surgió “al analizar la información demográfica de la población residente en barrios populares”, combinando datos oficiales del Censo Nacional 2022, registros de defunciones del Ministerio de Salud y relevamientos realizados por el Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBap).
Este análisis identificó enormes diferencias en la composición de la población y la edad promedio de fallecimiento en barrios populares, comparado con las estadísticas de la población general del país.
La comparación histórica ofrece un resultado dramático: la pirámide de los barrios populares en 2022 se parece más a la del Censo Nacional de 1914, cuando Buenos Aires crecía desde conventillos hacinados, viviendas precarias sin cloacas ni agua corriente y una urbanización marcada por la desigualdad. Más de un siglo después, esas condiciones se replican en los barrios populares donde la vejez sigue siendo un privilegio al que pocos acceden.
Mortalidad.
En cuanto a la mortalidad de la población, los análisis comparativos desnudaron un dato que expresa de forma dramática la desigualdad: mientras la población general muere en promedio a los 71 años, la vida se acorta once años en los barrios populares, donde el promedio de edad de fallecimiento es apenas 60 años.
Aunque el estudio no determina una causa única, identifica un triángulo de desigualdad entre condiciones habitacionales, acceso a la salud y precariedad laboral, condiciones que afectan la trayectoria de vida y muerte de las personas residentes en esos barrios. Entre sus conclusiones, asegura que “en el actual contexto de ajuste presupuestario, los hallazgos son un llamado para comprometerse y transformar esta situación, para que no se convierta en una sentencia de muerte para millones de argentinos y argentinas. Con inversión sostenida, planificación estatal y acceso a derechos básicos, la brecha de años de vida podría reducirse”.
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