Jueves 18 de abril 2024

Con un nuevo paradigma

Redaccion Avances 05/03/2022 - 08.27.hs

Silvia Fernández puso en marcha su propio espacio donde combina su enorme preparación científica con distintas terapias alternativas.

 

Uno de los mayores desafíos era el modo de ensamblar lo científico con lo holístico, reunir en un solo lugar esas alternativas que aunque parezcan opuestas pueden convivir y lograr los mejores resultados. Y esa búsqueda finalmente pudo plasmarse en la práctica porque eso es lo que se percibe apenas se ingresa a ese lugar donde predomina el blanco pero sobre todo una calma y una energía que Silvia, como principal impulsora, sabe transmitir con palabras, gestos y sobre todo formación profesional y humana.

 

“Un día de semana, en el 2019, volvíamos en el auto con mi compañero hacia casa, estábamos agotados del trabajo y no aguanté y me puse a llorar. ‘Yo no puedo seguir viviendo así’, le dije y esa frase fue el inicio de todo. Nos dimos cuenta de que habíamos luchado por tener una casa, una familia, y resulta que trabajábamos de 7 de la mañana a 7 de la tarde, no veíamos a nuestros hijos, no compartíamos, no hacíamos cosas para nosotros, estábamos agotadísimos al final del día. El cambio se nos impuso en la cara prácticamente. Y empezamos de a poco a vivir de otra manera, pero sobre todo empezamos a hacer cosas en nuestro espacio interno”, relata Silvia Fernández (42) al recordar ese momento bisagra en el que los movimientos comienzan a ejecutarse y a producir efectos.

 

“Justo vino la pandemia y en la familia nos propusimos aprovechar ese tiempo, hacíamos nuestros trabajos pero con otra mirada y comenzamos con la meditación, que la fui incorporando a todos mis pacientes. Comprobé que podíamos trabajar de manera integrada y así me fui perfeccionando en otras terapias holísticas. Por eso el año pasado el otro gran desafío fue contarles a las familias esa fusión y la nueva manera de trabajar. Y la verdad que me sorprendió mucho la respuesta, lo aceptaron súper bien y creo que yo subestimé la situación pero la realidad me marcó algo muy distinto”.

 

Autismo.

 

Silvia es fonoaudióloga y trabaja -sobre todo- con pacientes con Trastornos del Espectro Autista (TEA). Tiene una formación de excelencia y antecedentes laborales como el Insituto Fleni de Buenos Aires, una institución médica de prestigio internacional que atiende a niños y adultos en todo lo relacionado a las neurociencias.

 

“Cuando empiezo a pensar en un lugar como Akasha, interiormente tenía una revolución increíble. Cuando hablaba con gente de Córdoba y San Luis por ejemplo me decían que todos los centros terapeúticos tienen terapias alternativas, pero acá en La Pampa no, en absoluto. Entonces el desafío era cómo fusionar las dos cosas y después explicarlas, porque no puedo dejar de ser fonoaudióloga para dedicarme a lo holístico porque amo lo que hago, me sale por los poros. Y tengo una conexión increíble con mis pacientes autistas y sus familias. Y aparte es mi sustento económico, así que fue una crisis impresionante”, admite Silvia.

 

Pero “Akasha” fue germinando. Con Silvia, con su compañero Cristian y también con el aporte clave de Francisco (13) y Sofía (10), que se plegaron de inmediato a ese cambio interior que, hacia afuera,  se tradujo en el espacio de la calle Médici 549 (consultas al 2954 518803 o 358823)

 

“En Akasha se hacen terapias holísticas como frecuencia madre, tarot, registros akashicos, reiki, mindfulness con madres e hijos, con adultos, biomagnetismo.  Eso es lo que hacemos y a su vez trabajo habilidades sociales basado sobre todo en el mindfulness que es una terapia alternativa que hoy está en expansión. Se trabaja desde la fonoaudiología pero con una mirada muy holística, hace diez años que trabajo las habilidades sociales y cuando empecé en modalidad grupal para personas con Asperger no tenía a nadie, me encantaba pero empecé sin nadie y de a poco se fueron sumando. Las habilidades sociales no se enseñan, las aprendemos viviendo en comunidad, el tema es que hay personas como en el espectro autista a las que hay que enseñarles, por ejemplo, cómo saludar, cómo estar en grupo, cómo reaccionar a algo. En realidad no se busca cambiar la condición sino brindar herramientas para una mejor calidad de vida”, explica Silvia.

 

Mujeres.

 

A lo largo de su carrera Silvia profundizó su formación en adolescencia y adultez. Y hasta hace unos años casi no había información disponible sobre autismo en adolescentes. Y un dato muy poco abordado en la actualidad es que prácticamente no se habla de mujeres autistas.

 

“A nivel mundial hay muy poca información sobre el autismo en las mujeres así que en este último tiempo me capacité con una especialista de España. Es cierto que la mayoría de los autistas diagnosticados son varones, porque la mujer se camufla, imita y copia y entonces no se diagnostica tempranamente. Y sin dudas eso tiene que ver con el patriarcado, con las condiciones impuestas y por eso es tan notorio y movilizador el cambio de paradigma que estamos viviendo. Imaginate lo que es maternar con autismo… y nadie visualiza eso. Lamentablemente hay un alto porcentaje de mujeres que se quitan la vida por esta  falta de comprensión social, porque además se hacen otros diagnósticos distintos como bipolaridad o depresión y a nadie se le ocurre que esa persona en realidad tiene autismo”.

 

Talleres.

 

En la nueva modalidad de trabajo Silvia agregó los talleres para padres y madres que son obligatorios, una decisión amparada en la necesidad de no dejar solo al chico o chica una vez que se traspasa el consultorio.

 

“Los talleres son para que dejemos de poner a un chico en una terapia y después no tener las herramientas para trabajar en casa, ¿Por qué si no, de qué sirve si la familia no usa la misma herramienta? Entonces los padres se empiezan a cuestionar, a hacerse preguntas, es algo que ni yo pensé que se iba a dar y que realmente es muy positivo”.

 

En la charla que fluye y se dispara hacia lugares siempre atractivos y escasamente inexplorados, Silvia menciona una palabra que se adivina clave en su transformación espiritual y emprendedora.

 

“Con Cristian sentimos que se puede vivir de otra manera, se puede trabajar de otra manera, se pueden simplificar las cosas. No quiere decir que el despertar espiritual no te hace una crisis y un proceso que es tremendo de movilizador, pero creo que la clave es ser coherente entre el sentir, el pensar y el hacer. Lo importante en todo es la coherencia, y a mí me pasó que sentí que estaba todo desconectado: me quería ir de la ‘matrix’ pero no tanto, fue un proceso de muchos años y hoy nos preguntamos, ‘¿por qué no lo hicimos antes’?”, sonríe Silvia antes de abrir la puerta y que en la entrada a Akasha se lea el eslogan escrito en la pared: “Nos vas a encontrar cuando te quieras buscar”.

 

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