Miércoles 24 de abril 2024

Forrajes: La Pampa es la cuarta provincia menos castigada

Redacción 06/05/2023 - 00.16.hs

Debido a las alteraciones en el régimen de precipitaciones en La Pampa muchos lotes se vieron afectados de manera desigual en la producción de las pasturas fuertemente degradadas, y se perdieron solo cuatro millones de toneladas de forrajes.

 

JUAN JOSE REYES

 

La ganadería bovina de carne y leche y la producción ovina y caprina se realizan sobre pastizales y pasturas naturales y la falta de agua generó un daño colateral por los costos para producirlas.

 

Datos oficiales dieron cuenta que, aún con el 8% del total de las pasturas del país (250 mill/ton), la declinación de la línea de lluvias fue tremenda. En la provincia cayó 16% y fue la cuarta provincia menos castigada en extensión de la superficie forrajera de acuerdo al mapa regional de la Bolsa de Comercio de Rosario.

 

Aquí el territorio es cubierto con pastizales y pasturas para abastecer rodeos ganaderos que transitan 3,1 mill/ha con aptitud productiva sobre 16 forrajes (3 de vegetación espontánea y 13 cultivadas). Desde hace más de dos décadas que no se registraba un evento de tal magnitud. El daño a la base forrajera fue tan profundo que se espera que en 2024 la cantidad de terneros por nacer caiga en un rango de 40.000 a 80.000 ejemplares, como consecuencia de la sequía.

 

Afortunadamente las preñeces no caerían significativamente porque los chacareros locales tomaron sus recaudos para anticiparse al escenario pasado y el destete al natural funciono muy bien. Entre las medidas se incluye la liberación del campo con ventas de hacienda orientadas a ajustar la carga animal en función de la oferta forrajera disponible (lo que implicó una descapitalización porque gran parte de las ventas se hicieron con precios deprimidos).

 

El menor volumen de materia seca que aportaron los forrajes, obligó a utilizar más superficie para su confección. Un destacado trabajo interdisciplinario de la Facultad de Agronomía de la UBA; Asociación de empresarios agropecuarios (Aacrea) y la BCR dan cuenta que La Pampa es quinta (séptima en 2014 y la cuarta en 2021) en producción forrajera, cifra que disminuyó en la medida que la seca se extendió a mayoría de los lotes del cuadrángulo noreste. En general, las gramíneas o pasturas consociadas tuvieron producción muy baja o nula en todas las zonas, y fueron las alfalfas puras las que proveyeron el forraje fresco en los tambos.

 

Cadena forrajera.

 

La ganadería local, de base pastoril, demanda optimizar la producción y mejorar la utilización de los recursos forrajeros en tiempos de sequía. Las características heterogéneas de estos recursos y los objetivos del sistema de producción, requieren una planificación ajustada a cada departamento provincial, sea aquel de cría, recría invernada o engorde.

 

El accionar de los animales en pastoreo produce cambios estructurales en las comunidades vegetales que afectan diversos procesos ecológicos y son determinantes en la producción animal. Buen parte del aprendizaje para optimizar la producción y la utilización de forrajes se deben en parte a nuestra Facultad de Agronomía. Aquella dota a sus estudiantes de conocimientos teóricos sobre la relación genotipo-ambiente, crecimiento y dinámica de las comunidades vegetales, la interacción animal-pastura y su integración en el diseño de tecnologías de producción y utilización del sistema ganadero bajo sequía.

 

En el país hay 250 millones de toneladas de forrajes. En porcentaje La Pampa detenta el 8% del total de la producción forrajera nacional, elemento estratégico pues brinda a los ganados las proteínas que los proveen de aminoácidos para el mantenimiento de las funciones esenciales como el crecimiento, producción, reproducción y lactancia. La ganancia de peso en los animales jóvenes es en gran parte en forma de proteínas y agua conformando el tejido muscular muy deteriorado en el ciclo pasado.

 

Los cereales de invierno, en particular los cultivos de avena, cebada, centeno y trigo, representan una de las alternativas más promisorias destinadas a conservar forrajes y granos de alto valor nutricional para los más exigentes planteos intensivos de producción de leche y carne en la provincia. Aquí los ensilajes clásicos provienen de cultivos de verano como maíces y sorgos. No obstante, el abanico de opciones forrajeras para conservar nutrientes es más amplio aún.

 

Estrés hídrico.

 

Según los agrónomos todos los forrajes son potencialmente "conservables" como fuentes de nutrientes, con más o menos proteínas; carbohidratos solubles o fibra digestible, de acuerdo a su tipo. El rendimiento de materia seca y el valor nutricional del producto final ensilado son factores críticos para modelos de alta carga y alta producción individual.

 

El INTA considera los diferentes tipos fisonómicos de vegetación naturales presentes (incluye áreas boscosas y pajonales), en la provincia se identifican 10 zonas geográficas que en mayor o menor medida fueron afectadas por el fenómeno. Dejando de lado los forrajes cultivables que más sufrieron, otros forrajes herbáceos nativos soportaron mejor el estrés hídrico.

 

Fue el caso de la Flechilla fina y negra negra, el Unquillo (poa); Pasto hilo y fino; Cebadilla pampeana; Centenillo; Trébol de carretilla; Alfilerillo; Cortadera; Flechilla crespa; Pasto colorado y de plateado; Plumerito; Penacho blanco; Sorgo de monte; Cola de zorro; Pasto salado; Pelo de chancho y el Tupe (ajo macho).

 

En arbustos (ramoneo) el Palo azul; el Solupe; Llaollín y Zampa y finalmente las que casi no sintieron el fenómeno meteorológico fueron las chauchas del Caldén, Algarrobo y Alpataco aunque en menor medida la jarilla, piquillín y la chilladora. La producción eficiente de pasturas y forrajes conservados (máxima producción de forraje de alta calidad con el mínimo de recursos necesarios) mejoran la competitividad de los sistemas ganaderos en la seca.

 

La superficie con suelos de aptitud agrícola, sobre los cuales se dejó la actividad ganadera, no volverán a pasturas bajo pastoreo directo y esto implica nuevos desafíos para la investigación, básicamente referidos a aumentar la producción de carne y leche en ambientes edafoclimáticos más desfavorables.

 

Si bien hace décadas, tanto en el INTA como la UNLPam se cuantifica la productividad de los recursos forrajeros naturales e implantados, hasta ahora ningún estudio sintetiza tanto esa información a escala regional de forma integrada que permita considerar la heterogeneidad espacial de aquellos recursos para la producción cárnica.

 

De acuerdo con el mapa forrajero, Argentina posee una productividad anual de recursos naturales y cultivados de 250 millones de toneladas por año, una cifra que permite dibujar futuros escenarios de producción ganadera en sistemas pastoriles.

 

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