Martes 10 de junio 2025

Jorge tuvo 13.000 votos menos que hace cuatro años

Redacción 25/10/2011 - 04.28.hs

El gobernador Oscar Mario Jorge tocó el domingo en las generales el piso histórico del Partido Justicialista en una votación para mandatario provincial desde la recuperación de la democracia en 1983. En la votación, Jorge obtuvo 77.467 votos, el 39,46 por ciento de los votos escrutados (la sumatoria de los positivos más los blancos y nulos). Si bien en los votos positivos, el PJ logró el 46 por ciento gracias al récord del voto en blanco que no contabilizan en esta sumatoria.
Pero la peor elección del PJ para gobernador se observa en otras cifras: Jorge obtuvo 13.060 votos menos que en su primera elección para el cargo en 2007, un 14,4 por ciento menos de los votos. Y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que logró finalmente 102.096 votos (el 58,25 por ciento de los votos positivos), le sacó 24.629 sufragios a su "representante" en La Pampa.
También el radicalismo, aunque en la alianza Frepam, tuvo una de sus más bajas performances desde el 83, pero no llegó a su peor elección, que fue la del 95 cuando tocó su piso con el 21 por ciento. Esta vez, la UCR junto al socialismo obtuvieron el 26,81 por ciento de los sufragios, contabilizando hasta ayer 52.641 votos para la fórmula Juan Carlos Marino y Adrián Peppino.
La baja cantidad de votos que logró Jorge (y también Marino) se debió a varios factores, entre ellos el alto porcentaje de votos en blanco, el corte de boleta con respecto a la boleta presidencial y la aparición de una tercera fuerza.
En 1983, de los sufragios emitidos en total, la primera elección que ganó Rubén Marín logró 50.088 votos, el 39,13 por ciento. Detrás quedaron la UCR con 39.299 votos (30,7 por ciento) y el Mofepa. En 1987, cuando se presentó Néstor Rufino Ahuad, el PJ sacó el 52,2 por ciento, 74.874 votos; y la UCR quedó segunda con 59.019 votos, el 41.16 por ciento.
Con el regreso de Marín a la gobernación en 1991, el justicialismo se impuso por el 46,34 por ciento de los votos emitidos, un total de 70.225 sufragios. Allí no hubo tercera fuerza y la UCR logró 40.229 votos, el 26,55 por ciento. En 1995 con la primera reelección de Marín obtuvo el 51,06 por ciento (84.778 sufragios) y la UCR 34.920 votos (21 por ciento), cuando apareció en la escena electoral el Frente de la Gente (Fregen). En la segunda reelección marinista del 99 el PJ logró 97.937 votos (el 53,7 por ciento), mientras que la Alianza (la UCR y el Fregen) consiguió 68.736 votos (36,69 por ciento).
En 2003, cuando fue electo Carlos Verna, el PJ alcanzó los 77.910 votos, el 43 por ciento de los votos emitidos; y la UCR, que iba con Francisco Torroba, el 22,5 por ciento, en otro de sus peores comicios, con 40.771 votos. Allí estuvo por encima del Frente para la Victoria como tercera fuerza.
En 2007 en la elección que consagró a Jorge por primera vez como mandatario provincial, el candidato del PJ llegó a los 90.527 votos, el 47,1 por ciento; mientras que Marino obtuvo 61.956 sufragios, el 32,25 por ciento.

 

El voto en blanco tuvo niveles records
Salvo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que tuvo una adhesión del 58 por ciento de los votos emitidos, todas las candidaturas tuvieron una alta proporción de voto en blanco en la provincia, convirtiendo a estos electores en la "tercera fuerza" y con porcentajes records.
CFK le ganó en su reeleción en La Pampa a todos los presidentes desde la restauración democrática en el 83. Apenas se le acercó Fernando de la Rúa, que en 1999 con el impulso de la Alianza tuvo el 52,2 por ciento, ni siquiera Carlos Menem en el 89 con el Frejupo que logró el 51,5 por ciento o en su reelección en el 95 con el 50,4 por ciento. Apenas fue superada por Juan Domingo Perón en su vuelta a la Argentina, cuando en septiembre de 1973 logró el 59,7 por ciento de los sufragios positivos en la provincia. La mandataria superó su elección de 2007, cuando logró el 45,98 por ciento de las adhesiones.
Pero el voto en blanco fue uno de los datos excluyentes de estas votaciones. Ya sea como "castigo", por "comodidad" ante un boleta de corte difícil, por falta de compromiso o por desencanto, sólo se salvó de las altas tasas que tuvo en la provincia la presidenta, en cuya categoría apenas hubo el 11,01 por ciento de los sufragios en blanco (21.918 votos). El más alto fue el de diputados nacionales, que alcanzó el 21,87 por ciento (42.918 votos). Esto en contraposición a la alta participación que hubo, y que estuvo en la media histórica, con el 80,98 por ciento del padrón de más de 250.000 electores.
El voto en blanco fue también alto para gobernador, ubicándose en el 13,40 por ciento (26.315 sufragios), y fue el mayor en esa categoría central desde la vuelta de la democracia en 1983. En 2003, por ejemplo, fue del 11,36 por ciento, y en 2007, en la primera elección de Oscar Mario Jorge, del 10,84 por ciento. Los que estuvieron muy por encima de otras votaciones para gobernador: en el 83 fue del 3,4 por ciento; en el 87 del 1,7 por ciento; en el 91 del 4 por ciento; en el 95 del 5,4 por ciento; y en el 99 del 4,6 por ciento.
El voto en blanco fue alto para las boletas de diputados provinciales que estuvo por encima de la de gobernador con el 16,23 por ciento (31.871 sufragios). Las candidaturas legislativas fueron las que más lo sufrieron a este voto que implica un corte directo.
En Santa Rosa, para intendente fue del 15,32 por ciento (9.284 votos), para concejales del 17,13 por ciento y para juez de Paz del 18,37 por ciento. En General Pico, que estuvo menos reñida, para intendente fue del 16,32 por ciento (5.688 votos), para concejales del 20,08 por ciento y para juez de Paz del 20,73 por ciento.
Mientras que para gobernador en Santa Rosa el corte fue del 12,03 por ciento (7.293 votos) y en General Pico del 17,28 por ciento (6.021 votos).
En las elecciones realizadas en los últimos años en la Argentina se verifica una tendencia al aumento del voto en blanco y de la abstención electoral. Es decir que una parte creciente de los ciudadanos decide no optar por ninguno de los partidos políticos que participan de la lucha electoral.
En cuanto a las interpretaciones que se hacen de esta tendencia, suele prevalecer la que señala que el voto en blanco constituiría un "voto antisistema" y estaría poniendo de manifiesto una crisis de representación política, que llevaría a un explícito rechazo a la oferta política electoral

 


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