Repartidor de diarios transformado en herrero
Jorge Falkenstein conoce de cerca el lema de iniciarse laboralmente "de abajo". Durante su infancia, fue repartidor de diarios y, con el transcurso del tiempo, se convirtió en un solicitado industrial del mercado interno santarroseño. El entrevistado nació el 26 de febrero de 1954 en la capital pampeana. Su padre fue un productor agropecuario que trabajó en la zona cercana a la localidad de Doblas mientras que su madre se dedicó a las tareas de la casa. "Viví parte de mi infancia en Doblas y, cuando tenía 9 años, junto a mi familia, nos mudamos a Santa Rosa", recordó.
Falkenstein sostuvo que realizó sus estudios primarios sin inconvenientes aunque comenzó a trabajar de chico. Su hermano Mario, quien trabajó en la imprenta del diario LA ARENA, le encomendó a Jorge, que tenía 12 años, repartir este diario en la vecina localidad de Toay. "Ese fue mi primer trabajo y tengo un gran recuerdo de eso", sintetizó el trabajador.
Realizó esta labor, para el diario santarroseño, hasta que, en la ciudad mencionada, comenzó a dar sus primeros pasos en la herrería en una de las fábricas locales. En tanto, a los 18 años, volvió a Santa Rosa donde se empleó en una firma, de este rubro, hasta que la empresa cerró.
A partir de ese momento, su otro hermano, Roberto, le informó que existía un puesto laboral en otra fábrica de similares características por lo que se presentó y empezó a trabajar allí. "Sin embargo, años después, volví a Toay donde trabajé en otra oportunidad con mi primer jefe", resumió el entrevistado.
Carpintería.
No obstante, y durante la década del '80, Falkenstein iniciaría lo que posteriormente sería su modo de vida y sustento económico. "Volví, otra vez, a Santa Rosa, donde tenía un terreno que compré con anterioridad, con la idea de seguir creciendo por lo que, en ese momento, fabriqué el galpón y en el '83 comencé a trabajar", dijo. Y amplió que siempre estuvo ligado a las labores de herrería y que sus "maestros" fueron los primeros jefes, quienes les enseñaron los conceptos básicos para desarrollarse laboralmente. "Más allá de todo, uno siempre tiene cosas para aprender", reconoció.
Desde hace más de 25 años, hasta la actualidad, su empresa, denominada Falmetal, realiza todo tipo de balcones, rejas, portones levadizos, escaleras metálicas y distintos elementos de carpintería de obra, cuya materia primera es el hierro y los caños adquiridos en comercios de esta ciudad.
"El proceso de fabricación es simple: comenzamos tomando las medidas y luego se trazan los diseños de acuerdo con lo el cliente interesado vaya pidiendo", sintetizó el industrial. Y añadió que las máquinas que utiliza son cortadoras sensitivas, pulidoras, soldadoras y una diversa gama de herramientas manuales.
Esfuerzo.
En tanto, Falkenstein afirmó que trabaja solo aunque, para determinadas labores, cuenta con colaboradores. Dijo que sus clientes son, en su mayoría, particulares santarroseños como así también autoridades de escuelas y, en diversas oportunidades, el Estado pampeano."Por suerte, la fábrica vende todos los productos que realiza, en general no existen problemas en ese sentido, por lo que es un orgullo saber que lo que uno fabrica tiene su respuesta por parte de los clientes", especificó el entrevistado, mientras se apoya en una de las máquinas de su fábrica ubicada en Delfin Gallo al 1.600.
Durante el final de la entrevista, el industrial santarroseño reconoció que trabajando fue cumpliendo todo lo que se propuso, y que eso le demandó tiempo y esfuerzo. En todo momento, expresó que hay muchas cosas que todavía debe aprender pero nunca deja de pensar en los proyectos que le quedan por terminar. "Tuve la suerte de vender las fabricaciones a distintos lugares de esta provincia, como por ejemplo Catriló y General Acha, pero mi intención siempre fue vender mis productos a los clientes de Santa Rosa", completó Falkenstein.
"Siempre hubo trabajo".
En relación a la cantidad de trabajo, existente en Falmetal, su propietario sostuvo que, en todo momento, tuvo elementos que fabricar para distintos clientes. "Hoy, por suerte, todo está normalizado, aunque en épocas invernales decae un poco el trabajo en la fábrica", afirmó
Falkenstein. Y amplió: "La firma siempre se caracterizó por el boca a boca debido a que, muy pocas veces, hicimos publicidad". Su horario de trabajo es de lunes a viernes, en horario de comercio, y los sábados a la mañana. Reconoció que, en ningún momento, lo afectó la paralización de la obra pública en esta provincia.
Artículos relacionados