Viernes 06 de junio 2025

Comenzó el juicio a policías acusados de secuestrar a un menor

Redacción 27/06/2013 - 04.20.hs
Después del frustrado juicio abreviado, comenzó ayer el juicio oral y público contra Eduardo Néstor Carro (56 años), su hijo Miguel Angel Carro (28) y su yerno Alejandro Daniel Bernardo (31). Los tres están imputados de haber secuestrado a un menor de 14 años, el 21 de febrero de 2009, porque supuestamente le había robado a Bernardo, algo que nunca pudo ser demostrado. Carro trabajó 23 años en la policía y actualmente es taxista; los dos jóvenes eran policías en aquella época y no continuaron en la fuerza a raíz de esta causa. Ayer ninguno quiso hablar cuando la presidenta de la Cámara en lo Criminal 1 les dio esa posibilidad.
La víctima, Jonhatan Sergio Ganora, que hoy tiene 18 años, declaró como testigo e identificó a los tres como las personas que esa mañana lo obligaron a subirse a un Polo blanco, cerca de la rotonda de El Avión; lo llevaron varios kilómetros por la ruta 35 hasta la intersección con la 12; le dispararon dos veces a los pies en medio del campo; le robaron un gorro; y lo abandonaron a su suerte. Por eso debió volverse caminando a su casa del barrio Santa María de La Pampa a campo abierto.
"Ahora te vamos a matar hijo de puta, porque vos nos robaste", "arrodillate y no mirés, te vamos a matar" y "no me mirés, te vamos a cagar matando", fueron algunas frases que le dijeron en todo ese tiempo, según la declaración de Ganora. En la acusación fiscal se manifestó que varias veces le gatillaron en la cabeza, pero el joven en su testimonio no mencionó esa circunstancia.
De acuerdo al relato del peón de albañil, Carro hijo y Bernardo se bajaron del auto que manejaba Carro padre, cuando él iba con su hermano Darío en bicicleta por la avenida Circunvalación. Lo cargaron en el asiento trasero y lo obligaron a ir agachado mientras lo golpeaban. "Fue todo en un segundo, yo estaba asustado", acotó.
Ganora señaló a los tres acusados como los autores del hecho, aunque no pudo especificar quién disparó el arma reglamentaria en el cruce de rutas. Detalló que hace cuatro años Carro hijo estaba pelado y que en el Polo había un cuarto pasajero, una mujer. También que él pensó que eran policías aunque en ningún momento se identificaron como tales.

El hermano y la madre.
El otro testigo presencial fue su hermano Darío José Giardino (23), voluntario del Ejército. Entre ellos hubo algunas contradicciones sobre horarios, el lugar exacto del supuesto secuestro y la ida a la casa de la abuela. Por ejemplo, Ganora dijo que tomaron mate con ella y Giardino que no estaba. En cambio coincidieron en uno de los nudos de la investigación: "Cruzaron el Polo, se bajaron dos personas, lo agarraron y se fueron", expresó el último.
Giardino identificó a Bernardo como a una de esas personas, pero no recordó a Miguel Carro. ¿Por qué? Porque la noche anterior había ido en el Polo hasta su casa preguntando por Ganora, aduciendo que le había robado (durante la instrucción habló de otro vehículo). En ese momento, según sus palabras, ambos lo trataron de manera "agresiva" y Carro habría exhibido su pistola policial nueve milímetros.
El hermano mayor de Jonhatan también reconoció a "un hombre mayor y una mujer" en los asientos delanteros del Polo y alcanzó a ver cuando a la víctima "la metieron atrás con la cabeza gacha". Ratificó que aunque él sabía que eran policías, no mencionaron esa condición.
Giardino se fue rápido a avisarle a su madre, Marcela Adelina Escudero (38), quien inmediatamente se comunicó con la policía. La mujer, que actúa como querellante particular, declaró que su hijo Darío le contó que habían sido los mismos que la noche previa y que vio al auto irse en dirección a la ruta 35.
"Jonhatan apareció en casa después del mediodía, cuando aún estaba la policía -dijo Escudero-. Llegó llorando, golpeado, con los pelos parados y lleno de espinas. La policía le explicó que debía hacer la denuncia, pero él no quería porque decía que lo habían amenazado, que si denunciaba lo matarían. Pero al final lo convencieron".
Después de ese trámite, la policía trasladó al menor y a su madre al lugar donde había sido abandonado. Allí, de acuerdo a Escudero, habían quedado marcadas las huellas de su hijo y también se hallaron las cápsulas servidas. La madre dijo que Jonhatan conocía a sus captores; él lo había negado.

 

La guarda y las marchas
En 2008, los Carro se hicieron conocidos públicamente por su participación en un sonado caso de familia sustituta de una niña de 4 años. En ese entonces, la jueza del Menor y la Familia, María Cristina Baladrón, les quitó la guarda de la menor, Carro se atrincheró en su casa y hubo marchas en su apoyo. Luego, cuando ocurrió el supuesto secuestro, la justicia les quitó definitivamente la guarda. El y su esposa, Mirta Maidana, recibieron una condena en primera instancia por los escraches al ex ministro de Gobierno, Mauricio Gazia, y de la asesora de Menores, María Cristina Funes.

 

Propuesta y desmentida
Escudero, la madre de Jonhatan, declaró bajo juramento que los Carro "me ofrecieron plata y una moto para levantar la denuncia". Maidana, la mujer de Eduardo Carro, lo negó. "Nunca le pedí que levantara la denuncia", respondió también bajo juramento, aunque con la obligación de no decir nada que pudiera afectar a su marido y a su hijo Miguel, quien hoy se desempeña en el sector de la construcción.
Cuando le preguntaron si no había actuado de la misma manera con la pareja de Escudero, Mauricio Mora, quien recarga agua en el hospital Lucio Molas, volvió a decir que no.
Esta es la primera vez que Maidana declaró como testigo en el expediente, ya que no lo había hecho en un primer momento ante la policía y tampoco durante la instrucción. Para ubicar a su esposo y al Polo blanco fuera de la escena (ver aparte) aseguró que recién a su casa, proveniente de Santa Rosa de Calamuchita, a las 10, supuestamente una hora y media después del hecho.
El juicio proseguirá el lunes a las 16 cuando el tribunal oirá al resto de los testigos.

 

Volviendo de Calamuchita
Los Carro y Bernardo, hace un mes, estuvieron a punto de evitar el juicio oral y público porque su abogado, Gastón Gómez, había negociado con el fiscal Jorge Amado el cambio de carátula y penas mínimas a cambio de la confesión de los imputados. Sin embargo, la Cámara 1 rechazó el acuerdo de juicio abreviado porque adujo que necesita tener "un mejor conocimiento de los hechos".
Por ese acuerdo, ninguno iría a prisión. Carro hijo recibiría tres años en suspenso; Bernardo dos y medio; y Carro padre dos. Pero como no prosperó, ahora los tres afrontan el juicio oral y público por el delito de secuestro agravado que prevé una sanción mínima de 10 años. Además a Miguel Carro se le imputan otros dos delitos, hurto simple y abuso de armas; y a Bernardo, robo simple.
La estrategia defensiva -por eso Gómez intentó ser muy preciso con los horarios- apunta a demostrar que el Polo blanco que se usó en el supuesto secuestro no estaba a primera hora del sábado 21 de febrero de 2009 en Santa Rosa -el hecho está denunciado como que ocurrió a los 8.30-, ya que según la esposa de Eduardo Carro, Mirta Maidana (58), y una mujer a la que ella considera como una madre, Elba Azucena Cotignola (78), a esa hora estaban volviendo de las vacaciones en Santa Rosa de Calamuchita.
Ambas sostuvieron en el juicio que adelantaron un día la partida porque Natalia Noemí Carro (31), esposa de Bernardo, había llamado a su madre a Córdoba para decirle que le habían robado. Ellas también incurrieron en cierta contradicción ya que una aseveró que regresaron un domingo y otra, un sábado.
El informe de una empresa telefónica demostraría, de acuerdo a la acusación fiscal, que el celular de Carro estuvo en el cruce de las rutas 35 y 12 en el momento en que Jonhatan Ganora fue trasladado hasta allí. Según Maidana, ella lo activó cerca de Castex cuando regresaban de Córdoba.
Maidana también afirmó que ella poseía un celular, pero su marido no. Sin embargo, su hija Natalia -la última testigo de la jornada de ayer- declaró bajo juramento que cuando llamó a Córdoba lo hizo al teléfono de su padre.
Carro hija, llorando frente a los jueces, adujo que "viví un calvario" a partir de la detención de su esposo, su padre y su hermano, quienes por esta causa estuvieron dos meses presos. Contó que la noche del 20 llegó a su casa y que los ladrones le habían revuelto los dos dormitorios y se habían llevado ropas y un equipo de música. "Los vecinos empezaron a decirme que había sido el 'Pelado' Ganora, pero después no quisieron salir de testigos porque el chico tenía amenazado a todo el barrio", remarcó. Y agregó que "no pudieron cotejar sus huellas digitales porque era menor".
Cuando Gómez le preguntó a Ganora si lo apodaban 'Pelado', el joven de unos 55 kilos y alrededor de 1,60 de altura, lo negó.

 


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